Capítulo 40.

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Me detuve frente al salón de música y me asomé para ver si Gabriel seguía dentro, lo ví con Soledad, besándose y riendo muy contentos, no quise interrumpir el momento y mejor me di la vuelta secándome las lágrimas, volví a correr por el pasillo hasta llegar a mi cuarto, al estar dentro me tiré en mi cama, intenté no recordar lo que pasó con Christian en el salón, pero me fue imposible. Escuché las voces de mis compañeras cerca y me tapé con las sábanas, haciéndome la dormida.

Shh, creo que _____ ya está dormida —escuché la voz de Jessica.

—¿Estás dormida, _____? —preguntó Tony y no respondí.

—Sí, está dormida.

Ellas siguieron hablando en voz baja sobre algo, pero no las escuché, mi mente siguió repitiendo la escena con Christian.

Ese jodido...

En toda la noche no pude dormir, Christian me atormentó en pesadillas una vez más. Al amanecer fui la primera en levantarse, me di un baño, me arreglé con el uniforme, y traté de peinar mi cabello.

Después salí.

Mientras desayunaba me escribí con mis compañeros y amigos.

Pablo: Oigan el señor Bernardo va venir en un rato

León: Tiene junta con Victoria, no?

Pablo: Sí, hay que juntarnos afuera de la dirección y hacer protesta con cartulinas y todo eso

Tony: sii, hay que hacerlo

Todos apoyamos lo que dijo Pablo, unos quince minutos después me detuve fuera de la dirección junto con Ulises y un par de cartulinas. Los siguientes en llegar fueron León y Silverio, este traía una panza falsa de embarazada.

—Estoy embarazado.

Una sonrisa se dibujó en mis labios al escucharlo, negué con la cabeza y me distraje escribiendo mensajes en la cartulina. Cuando terminé le puse cinta adhesiva y Ulises me ayudó a pegarla en la pared.

—Silverio, pásame esa por fa —pidió León señalando otra cartulina.

—León me duele.

—¿Qué te duele? Dejáte de chingaderas y pásame esa cartulina —León rodó los ojos.

Ulises y yo reímos. En ese momento llegaron los demás, me acerqué a Emilia y tomé una de las manitas de Martina, no pudimos decir nada porque llegó Claudio con Gabriel, Soledad y él.

Christian.

Y detrás de ellos, el señor Bernardo.

—¡Señor Bernardo! Queremos hablar con usted —habló Emilia a lado mío.

—Perdón pero tengo una cita con Victoria —respondió con una cara seria.

—Ya sabemos, por eso queremos hablar con usted antes de que entre —dije jugando con mis manos.

Sentí la mirada de él sobre mí.

Victoria salió de la dirección y todos alzaron la voz y las cartulinas.

Emilia. ¡Emilia, Emilia, Emilia!

—Señor Bernardo, queremos pedirle que antes de que tome una decisión sobre Emilia piense realmente cual es el motivo —hablé cuando todos se callaron.

—Mintió, y eso me queda muy claro.

—Sí pero es de mentiras o mentiras —dijo Tony parando a nuestro costado.

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora