Capítulo 10.

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Al final logramos ponernos de acuerdo con Claudio y me pidió que buscara a Gabriel, eso hice, cuando lo encontré lo tomé de la mano y comencé a jalarlo por todo Like hasta que llegamos a la sala.

—Es que no entiendo _____ ¿qué me quieres...

Llegamos por fin a donde estaba Claudio con Antonia, Silverio y la maestra Isadora.

—Te queríamos mostrar algo.

Gabriel se sentó y yo me puse a su lado.

—Gabriel nosotros no conocimos a Luca, pero él igual que tú nos inspiraron para hacer música —comencé a decir.

—Así que creímos que se merecía un homenaje —terminó Claudio.

Y yo... yo no hago más que pensar —empezó a cantar Tony y Silverio mostró unas imagenes en el proyector.

Y a veces quiero llorar, porque me acuerdo de todo lo que hemos vivido y ahora no estás... —continúe yo mirando aquellas imágenes.

Estaba Gabriel con Luca y la hermana de Machu, Soledad, y recordé a su otra amiga, Estefanía, ella no estaba en esas fotos.

Y es que no puedo olvidarme ni un solo instante de ti.

En ese momento Soledad apareció y se quedó cerca mirándonos con una sonrisa y lágrimas en los ojos.

Cuando terminamos de cantar, Gabriel se puso de pie y se quedó frente al proyector.

Muchas gracias.

Sonreí y todos lo abrazamos fuerte.

<>

En la clase de Gabriel Victoria fue a decir los nombres de los alumnos que irían a Israel.

Antonia, Machu, Romina, Manuela, Claudio, León y Daniel.

Después de eso intenté hablar con Claudio pero se fue siguiendo a Antonia, Ulises se me acercó y me preguntó que sí quería ir a estudiar un rato y le dije que sí, no tenía nada más que hacer.

Nos sentamos en una mesa en la sala y empezamos a platicar.

—Oye que padre lo de Israel, ¿no? hubiera estado súper cool poder ir —cambié el tema y apoyé mis codos sobre la mesa— ¿Tú ya haz viajado en avión?

—No, me vine de Perú en Llama, y sí —contestó haciéndome reír. —¿Y tú?

—Sí, un par de veces... pero no estuvo nada padre.

—¿Por?

—Después te cuento.

—¡Chicos! —cierta pelinegra llegó corriendo y se sentó a nuestro lado.

—Hola Emi —la saludamos.

—Oigan estaba pensando... ¿Por qué no le hacemos una fiesta de bienvenida a los que vienen de Israel?

—No puede ser, osea ni siquiera llegan y ya te enamoraste de ellos —dijo Ulises.

—¡Ay cállate! Andenle... ¿sí?

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora