Capítulo 24.

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Cuando anocheció fui a darme un baño y después me peleé con Kevin en el pasillo porque lo escuché que dijo que Antonia me cachó a mí y a Claudio en los vestidores "haciendo cositas".

Imbécil.

Tarado.

Estúpido —susurré entrando al salón de música.

Me senté frente al piano y dejé escapar un suspiro pesado, traía muchas cosas en la cabeza.

Dios mío.


Gabriel / HORAS ANTES.

No puedo dejarla ir así...

En cuanto la mujer salió casi corriendo de las instalaciones corrí detrás de ella sin siquiera dudarlo, llamándola y pidiéndole que se detuviera.

—¡Estefanía! —y al llamarla así finalmente se detuvo.

Ella suspiró dándose la vuelta lentamente, me acerqué hasta que quedamos frente a frente.

—Eres tú...

Después de tantos años.

Finalmente estaba frente a ella.

Elena Estefanía,

Mi mejor amiga,

y la tía de mi hija.

—Eres tú —repetí, con los ojos llenos de lágrimas.

Ella asintió y antes de que pudiera hacer algo la abracé sintiendo las primeras lágrimas caer.

—¿Por qué desapareciste así? ¿Por qué dejaste de hablarme? Todos estos años yo... te he estado buscando, a tu hermana, a mi hija —dije aún en el abrazo.

Mi hija...

Despacio me separé del abrazo, Estefanía se limpió sus lágrimas y me miró.

—_____ —comencé a decir— Ella es... ¿es mi hija?

—Sí, Gabriel, mi _____ es tu hija.

Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas y me llevé las manos a la boca, después de tantos años al fin pude ponerle un rostro a mi hija, al fin la encontré, al fin sé su nombre, sé quien es.

Estos meses ha estado tan cerca de mí.

No lo sabe.

—No, Gabriel, ha crecido creyendo que... la abandonaste el día que nació.

Ella.

No quiero extrañarte, esto se vuelve un castigo, sueño con amarte... tú eres todo lo que pido —empecé a cantar mientras movía mis dedos sobre las teclas del piano.

De reojo pude ver a Gabriel en la puerta, mirándome con una sonrisa.

No quiero extrañarte, dejar de pensarte, a tu lado yo quiero vivir.

Gabriel entró al salón y lentamente se acercó.

Te quiero tan cerca, que el tiempo no pase en mis brazos te quiero sentir, te pido vuelve... que me vuelvas a abrazar sin detenerte, que te pierdas en mis labios lentamente, que no te olvides de este amor que es tan diferente.

Él se sentó a mi lado mirándome algo... no sé, ¿conmovido?

Te pido vuelve, que me vuelvas abrazar sin detenerte, que te pierdas en mis labios lentamente, que no te olvides de este amor que es tan diferente —paré de tocar y me sorprendí al verlo llorar—Ay profe, ¿que tienes? ¿estás bien?

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora