Capítulo 15.

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Me inscribí con Emilia y Romi en el intercolegial de baile y después de eso fui a buscar algo de comer, al entrar a la cafetería ví a Jessica besándose con el imbécil ese de Pepe Toledo.

No puedo creer que cayó...

Negué con la cabeza y me acerqué a la barra para pedir de comer.

—¡Hola Lalita! —saludé a la cocinera, ella volteó y se acercó con una sonrisa.

—¡Hola _____! ¿Qué vas a querer?

Me quedé viendo los postres del "menú" pegado en la pared, ya nadie comía de eso, maldito Humberto. 

Suspiré.

—¿No tienes pastel de chocolate?

Lala miró hacia todos lados y me hizo una seña para que la siguiera dentro de la cocina.

La amo.

La seguí y en la cocina sacó un pedazo de pastel de chocolate.

—Ten, pero no le digas a nadie que yo te lo di... y que no te vea Humberto.

—¡Gracias, Lalita! —le agradecí dándole un abrazo rápido.

Lala me ayudó a salir de la cocina sin que nadie me viera, a mitad de pasillo me di cuenta que no me dió un tenedor o cuchara, regresé pero la ví ocupada con un montón de estudiantes en la barra, suspiré y me di la vuelta volviendo a correr por los pasillos, llegué al playroom y me escondí detrás de un mueble rojo, ahí no me alcanzaba a ver la tonta cámara.

Ahora sí, puedo comer mi pastel agus...

—¡¿Qué estás haciendo?! —Claudio salió de la nada gritando y asustándome.

—¡Idiota! —grité llevándome una mano al pecho.

Claudio rió y se escondió junto a mí.

—¿Qué? ¿ya estás de buenas o tengo que seguir aguantándote? —pregunté dándole una mordida al pastel.

Claudio suspiró.

—Perdón, perdón ¿sí? No debí gritarte ni tratarte así hace rato —se disculpó y solo asentí.

—Está bien —volví a darle una mordida al pastel y Claudio sonrió mirándome—No te voy a dar.

—¿Por qué? Dale, dame, yo también quiero.

—Sigue queriendo —susurré riendo—está bien, prúebalo, está buenísimo.

Claudio se llevó el pastel a la boca y se lo empiné haciendo que se manchara hasta la nariz.

—¡Oye!

No dije nada, solamente me reí.

—Sí está muy bueno —dijo después de probarlo.

Me lo devolvió y me lo acerqué para darle una mordida, cuando iba hacerlo, Claudio hizo lo mismo que yo le hice y me manché la nariz.

No me molestó para nada, los dos reímos.

—¿No tienes una servilleta o...

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora