Capítulo 34.

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La fiesta comenzó.

Keiko se puso súper contenta, nosotros también, apenas comenzó todo bailé con Claudio y los demás, pero no pude tomar nada, no quería perder el control. Me separé un momento de los chicos y entré al baño respondiéndole los mensajes a Gabriel, dejé el celular a un costado para poder lavarme la cara, mientras lo hacía escuché que vibró varias veces. Me sequé con un pedazo de papel y revisé el celular, ese sentimiento de angustia volvió a mí cuando lo ví.

Número desconocido.

¡Sí, otro número desconocido!

Pero esa misma persona.

Esta vez, solamente era un mensaje.

Un mensaje que me asustó y me dejó más preocupada de lo que ya estaba.

Como siempre, bloqueé el maldito número y salí del baño aún pensando en el mensaje. Volví con mis amigos, Claudio bailaba en medio de Silverio y Romina.

—¡Mira wey ya regresó tu amada, ve con ella! —Silverio tomó a Claudio de los brazos y lo empujó hacia mí.

Romi rió.

—Linda mi amada —Claudio sonrió tocando mi mejilla.

—¿Estás tomando?

—Poquito.

—¡León, falta mi hermanita! —gritó Machu casi arrastrando las palabras.

—¡Esperate, borracha! —León caminó detrás de ella.

—¡Toma preciosa! —la castaña puso una botella de alcohol en mi mano.

—Machu ella no quiere...

—Si quiero —interrumpí a Claudio.

—Hace un rato me dijiste que no querías.

—Ahora digo que sí quiero.

—Pero...

—¡Flaudio, Flaudio déjala que tome, tú estás tomando! —siguió gritando Machu abrazándose de su botella.

—¡Es Claudio no Flaudio, y solo estoy...

—¡Bye! —Machu tomó la mano de León y empezó a jalonearlo lejos de nosotros.

Quiero olvidar.

Me llevé la botella que me dejó a la boca y le di un gran trago, seguido de otro, otro, otro y otro más.

No pude parar.

Seguí tomando y animé a Claudio a hacerlo también, después nos fuimos a bailar un rato. Me hizo dar una vuelta y me acercó a él, ambos sonreímos y cuando estaba por besarlo Kevin apareció frente a nosotros con una sonrisa.

—¿Se están divirtiendo los noviecitos?

—¿Que haces acá?

—Pues nada, decidí venir un ratito.

—Si bueno, ¿sabes qué pasa? que nadie te invitó, así que...

—Ah, pues qué crees, que yo me invité solito. ¿Problema?

—Sí, solito como te invitaste, solito te vas a ir —Claudio dió un paso hacia él y traté de intervenir.

No se vayan a pelear aquí...

Entonces quiero que me saques —dijo Kevin abriendo los brazos.

—¡Hey, aquí no! —traté de alejar a Claudio de Kevin, quien solo nos miró con enojo.

Y le dió el primer empujón.

Claudio se lo devolvió, entonces Daniel y Silverio llegaron.

—¡Es la fiesta de Keiko, aquí no! —gritó Daniel.

La japonesa apareció en el momento.

—En Japón, pedir perdón es arte, si pides perdón por venir sin ser invitado te quedas, deber hacerlo así como en japón —Keiko le mostró, arrodillándose.

Kevin lo hizo.

Se arrodilló pidiendo perdón y Claudio se rió de él.

—Que educado.

Keiko sonrió y le dió la bienvenida a la fiesta, llevándoselo.

—No lo soporto.

—Ya, tranquilo, que siga la fiesta.

CLAUDIO.

Regresé del baño y observé a _____ bailando con Tony y Romina, sonreí al verla tan animada, empecé a acercarme pero paré cuando sacó su celular, y al parecer vió algo que no le gustó, ignoró a las chicas y caminó hacia la salida.

—¡Hey bro, está súper bueno todo! ¿O no? —Silverio se acercó abrazándome por los hombros.

—Sí, sí, Silverio... —lo aparté de mí y me alejé pasando entre los demás—Disculpen.

Salí de la casa y volteé para todos lados.

—Estúpido enfermo idiota tarado imbécil infeliz desgraciado —escuché su voz al otro lado.

Caminé hasta encontrarla, estaba sentada en una esquina de la casa, con su celular y botella en las manos.

—Pedazo de mierda —dijo para después darle un trago a la botella.

—______ —la llamé, acercándome—¿Qué haces acá?

Ella se puso de pie al verme, se tambaleó un poco y lo que hice fue sostenerla.

—¿Que pasa?

—Pasa que este desgraciado no me deja en paz, está loco, está... enfermo, estoy harta de él, lo odio tanto —habló rápido.

—No tan rápido, espera, ¿de quién estas hablando?

—¡De mi padrastro! de mi padrastro, de mi ex novio...

¿Que fue lo que dijo?

—¿Qué?

—¡No me deja en paz!

______ me sacó la vuelta dejándome confundido.

—¡Espera!

Regresé a la casa y la ví hablando con Emilia.

—¡Ay! ¿Puedo picarle aquí?

Ella se distrajo subiéndole a la música, mientras Emilia miraba su teléfono.

—¡_____! Apaga la música, por fa.

Me acerqué viendo como _____ quitaba la música, Emilia se llevó su teléfono a la oreja.

—______ tenemos que...

—¿Bueno, mamá?

¿Dónde estás, Emilia? Tengo horas llamándote, ¡tú hija está en el hospital!

Todos.

Todos lo escuchamos.

Emilia es mamá.

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora