Capítulo 17.

3.5K 273 26
                                    

Un desastre.

Nuestra presentación fue un desastre porque Emilia y Romina no dejaron de empujarse en ningún momento. La canción se terminó y Keiko y yo fuimos las primeras en bajar, los chicos nos felicitaron mientras que a nuestras amigas las abuchearon.

—¡Muy bonito, a mí me gustó! —exclamó Manuela y chocamos los puños.

Volví con mi tía y platicamos hasta que Humberto regresó a anunciar a las ganadoras.

Estas fueron Antonia, Machu y Jessica.

Uy... amor ya tengo que regresar al trabajo —dijo Elena guardándose su celular en la bolsa.

—Está bien, tía.

Ella miró detrás mío y se despidió de mí con un abrazo y un beso en la mejilla.

—Cuídate mucho, ¿sí? Veré si el domingo puedo pasar por ti.

Asentí abrazándola de nuevo.

Se despidió con la mano y salió corriendo, unos dos minutos después Gabriel se me acercó.

—Te quería felicitar por el baile, lo hiciste muy bien, de verdad.

—Muchas gracias —agradecí con una sonrisa.

DIA SIGUIENTE.

Y ahora también teníamos clases en sábado, después de la clase de Govinda me junté con Ulises y entramos a la cafetería viendo como todos estaban alrededor de la mesa de Antonia. No le tomamos más importancia y nos sentamos en una mesa vacía, Ulises está un poco triste y decaído porque recibió una llamada de su padre, al parecer su mamá no está bien y le preocupa bastante, encima Humberto lo descubrió con un celular (que en realidad es de Silverio) y le dijo que no podía salir a ver a su mamá, tampoco podía llamarla ni usar el teléfono de la recepción.

Demasiado injusto.

—De verdad necesito ir a verla —murmuró y puse mi mano sobre la suya.

—¡Ulises!

Chela apareció corriendo y se apoyó en la mesa.

—Acaba de llamar tu papá, tu mamá está mal, dice que si puedes ir a verlos al hospital.

Ulises se levantó rápidamente al escucharla, y salió corriendo.

Ulises...

Chela y yo corrimos detrás de él, llegamos hasta la dirección y lo escuchamos hablar con el director, Chela entró y yo me quedé afuera caminando de un lado a otro.

Tiene que dejarlo ir.

—Por favor, necesito ver a mi mamá —pidió una vez más Ulises.

—¡Dije que no! —escuché a Humberto y ganas de entrar a darle un puñetazo no me faltaron.

Ulises abrió la puerta y salió soltando un sin fin de maldiciones, caminé detrás de él hasta que llegamos a la sala donde encontramos a Keiko.

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora