Capítulo 27.

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Me senté en un sofá con Antonia e Ulises frente a mí, ella empezó a hablar pero realmente no escuché nada de lo que me dijo, porque mi mente estaba en otra persona. Ella, que acaba de enterarse que nuestro profesor de música es su verdadero papá. Suspiré e interrumpí a Tony.

—No, mejor... dejemos esta plática para más tarde o otro día, ¿sí? Ahora quiero...

—¡Hey chicos! ¿Vieron a _____ por aquí? —Gabriel llegó con Soledad y los dos nos miraron.

—¿A _____? No la he visto desde hace rato —respondió Ulises.

—Tampoco yo, ¿para qué la buscan?

Gabriel y Sole se miraron y después a mí.

—Por favor, chicos ... ¿pueden ayudarnos a buscarla? —habló Sole.

—Sí, claro, pero...

—¡Gracias!

Gabriel salió corriendo al ver pasar a Victoria con Richie, pasaron unos diez minutos y nos reunieron a todos en la entrada principal. Victoria nos dijo que sí veíamos a ______ le avisaramos a ella, a Gabriel o a Sole inmediatamente.

Todos nos unimos para buscarla.

Y la noche cayó, empezamos a creer que _____ escapó de Like así como hicieron Machu y León, pero revisaron las cámaras y en ningún momento se le vió salir.

Salí a los jardines de Like y comencé a caminar alumbrando a los lugares oscuros con una linterna que me prestó Fausto, el guardia.

—¡_____! —grité llamándola.

Me quedé en silencio, sin dejar de alumbrar con la linterna, volví a llamarla varias veces sin dejar de caminar y mirar a mis alrededores.

Hasta que pude escuchar unos arbustos.

Me acerqué y entonces la ví, ______ estaba sentada detrás de esos arbustos con la manta de Emilia cubriéndole los hombros.

Sabía que la manta pertenecía a Emilia porque una hora antes me la crucé en el pasillo y me lo dijo.

Así que sabía donde estaba y no me dijo nada.

—______ —la llamé nuevamente.

______ levantó la cabeza y nuestras miradas se encontraron, sentí un duro golpe en el pecho al notar que seguía llorando. Me incliné frente a ella y acaricié sus mejillas, limpié sus lágrimas y sin decir nada más la abracé con fuerza. Correspondió a mi abrazo y la apreté contra mí, sintiendo su corazón latir contra el mío.

Luego de... no sé cuantos minutos, ella se separó de mí y me miró con los ojos hinchados y una pequeña sonrisa.

—Estoy aquí —susurré acariciando nuevamente una de sus mejillas—, siempre estaré aquí para vos.

Ella.

Cuando me calmé, Claudio se sentó a mi lado abrazándome por los hombros, ambos nos quedamos así, en silencio, mirando el cielo lleno de estrellas, en mi mente solamente tenía la imagen de Gabriel, y todos esos momentos que pasamos juntos, cuando me contó que no había dejado de buscar a su hija.

No dejó de buscarme.

¿Cómo estás? —la voz de Claudio me sacó de mis pensamientos.

—Mejor —contesté llevando mi mirada hacia él—Quiero hablar con Gabriel.

Necesito hablar con Gabriel.

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora