Capítulo 42.

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En la mañana cuando desperté lo primero que hice fue vomitar todo lo que tomé la noche anterior, bueno, me sentí mucho mejor. Me di un baño, me arreglé, y después salí a limpiar todo el desastre de la fiesta con los demás. Cuando terminamos, me despedí de Claudio y me reuní con Gabriel, queríamos pasar un rato juntos antes de que empezara la primera clase.

Me contó lo que vivió en el karaoke con sus amigos.

—Pero confirmé algo, Humberto odia tanto a Richie porque Victoria lo prefiere, está enamorado de ella, en todo el rato que estuvimos sentados no dejó de hablar de ella —dijo Gabriel.

Me quedé con la boca abierta. Humberto, el amargado Humberto, está enamorado.

Ambos reímos y seguimos hablando sobre más cosas, no pude decirle a Gabriel sobre la fiesta, tuve que mentirle con que sí pasé la noche en casa de mis compañeras.

—Bueno, hay algo que quiero decirte, hija.

—Ah, pues dime.

—Son dos cosas en realidad, la primera es que... ya se arregló todo este tema del apellido, amor, ya lo tienes... eres _____ Rey.

—¡¿Sí?! —Gabriel asintió y sonreí ampliamente.

Ya tengo su apellido.

Ya soy una Rey.

Sonreí contenta y lo abracé.

—¡Es genial!

Muy...

—Bueno, y la segunda cosa es que como estuve ayudando a Sole a buscar un departamento para ella y para Machu, me dieron ganas de buscar uno también para que tú y yo vivamos juntos.

¡¿Qué?!

Solo... si tú quieres, ¿sí quieres... vivir conmigo? Si no quieres pues está bien, yo lo voy a...

Asentí repetidas veces.

—Sí quiero, sí quiero vivir contigo papá —sonreí abrazándolo de nuevo.

Gabriel se separó de mí y me miró ¿sorprendido? No lo sé.

—¿Cómo me dijiste?

—¿Papá?

Entonces me di cuenta.

Le dije...

—Papá.

Gabriel sonrió y esta vez fue él quien me abrazó, feliz, correspondí a su abrazo y nos quedamos así por un buen rato.

Papá, es mi papá.

La puerta se abrió y entró Soledad con Luca, los saludé y decidí dejarlos solos, salí del lugar y comencé a caminar buscando a Claudio. Lo encontré con Silverio en una sala.

—¿Pero sí se acostaron o no? —preguntó Silverio y Claudio rodó los ojos, fastidiado.

La expresión de Claudio cambió cuando me vió, ambos nos sonreímos y comencé a acercarme.

—¿Esa sonrisa es un sí?

Antes de llegar a él, Christian se atravesó frente a mí, me dió una mala mirada y siguió su camino.

Claudio hizo a un lado a Silverio y llegó conmigo, abrazándome.

—¿Nos vamos a clase?

Asintió, tomé su mano y caminamos juntos hacia el salón con Silverio detrás diciendo tonterías. Entramos y nos sentamos en nuestros lugares de siempre, entrelacé mi brazo con el suyo y apoyé mi cabeza sobre su hombro.

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora