Capítulo 46.

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¿Dónde estoy?

Me bajé de aquella vieja cama y sentí como me fui para un lado, sintiéndome mareada y desorientada, pasé mi mirada por todo el lugar: un cuarto desconocido con las paredes de piedra y una ventana con barrotes. Di unos cuantos pasos y volví a sentir que todo me daba vueltas, me agarré de la cama para no caerme, después de unos minutos, logré recuperarme y recordé todo lo que pasó antes de que Christian me durmiera.

Me acerqué a la puerta y esta no tenía seguro ni nada, cuando quise salir escuché unas voces en el pasillo y tuve que cerrar con el corazón latiéndome como loco.

Retrocedí hasta la ventana, puse mis manos sobre los viejos barrotes y me asomé dándome cuenta que me encontraba en un segundo piso, y la casa frente a una carretera desconocida.

Antes de apartarme de ahí, ví a Christian salir de la casa con un hombre al que reconocí de inmediato.

—El conductor de hace rato —susurré recordando.

El hombre se despidió de Christian subiendo a una camioneta roja, desapareció por la carretera mientras que Christian se encaminó de nuevo a la casa.

¿Qué hago?

¿Qué hago?

¿Qué hago?

Me quedé paralizada junto a la ventana, Christian abrió la puerta y entró.

—Que bueno que ya despertaste —sonrió acercándose.

Se detuvo frente a mí y evité su mirada.

—Te ves tan hermosa con ese vestido.

Acarició uno de mis brazos y apreté los puños sintiendo mucho enojo hacia él.

—¿Sabes? ya estoy alistando todo para que nos vayamos de aquí... a un lugar donde nunca nadie nos encuentre —dijo apartando unos cabellos de mi cara.

—No quiero ir a ningún lado contigo.

—Pues no me importa, no tienes opción, vendrás conmigo —se apartó y salió del cuarto cerrando la puerta con llave.

Me deslicé por la pared llevándome las manos a la cara.

No puedo seguir así.

Tengo que hacer algo.



Claudio.

—¡Tengo que ir a buscarla! —grité una vez más intentando salir de la dirección, y una vez más Tony y Ulises me detuvieron.

—¿A dónde vas a ir a buscarla?

—Claudio, tienes que calmarte.

Me dijeron ambos, me pasé las manos por el cabello, desesperado. Después de que ese maldito imbécil se la llevó lo único que hice fue empezar a gritarles a todos como un demente, me subí a mi auto e intenté perseguirlos, pero no me dejaron, unos hombres armados salieron de la nada y todos nos enteramos que trabajan para Abel, este les explicó lo que estaba sucediendo y los mandó a perseguir el auto del maldito enfermo.

No lograron alcanzarlo, Gabriel, Soledad, Machu, León, Keiko y yo fuimos a avisar todo a los oficiales que estaban buscando a Christian.

Luego llamé a los demás y llegaron rápido pero solamente Ulises, Antonia y Emilia, ellos me dijeron que Silverio tuvo un accidente con Romi, pero que no me preocupara, ya estaban fuera de peligro en el hospital.

Los 7 empezamos a hacer revuelo con los oficiales, ninguno hacía las cosas rápido, no salieron a buscarla y eso me enojó y me desesperó mucho. Estuve apunto de agarrarme a golpes con uno de los policías, y por mi culpa  terminaron llevándonos de vuelta a Like para que "los dejaramos hacer su trabajo" los únicos que se quedaron allá fueron Gabriel y Soledad.

Para que no fuéramos de nuevo y saliéramos a hacer otra cosa, nos encerraron en la dirección con un policía cuidando la puerta.

—Pura mierda en la cabeza tienen estos policías —dijo una Machu muy enojada dando golpes en la puerta— ¿Como se atreven a encerrarnos aquí? ¿Como no nos dejan ayudar? ¡idiotas! Espero que los demás estén haciendo algo.

Me llevé las manos a la cara y Tony palmeó mi hombro.

—Siento que me vuelvo loco, Tony, ya pasaron más de tres horas y...

¡No puedo seguir aquí!

Ese imbécil puede estar...

—¡SHH! Está hablando con alguien por teléfono —nos calló Machu pegándose a la puerta. Rápidamente me pegué a su lado para poder escuchar.

—¿Al cómplice, dices? ... ¿Y soltó todo? ¿dijo en dónde están? ¿en la García? García... —dijo, como intentando hacer memoria—¿Esa dónde encontramos al hombre decapitado? ¿Qué hago con los chiquillos? Entendido, voy para allá.

Escuchamos unos pasos alejándose, Machu intentó abrir la puerta mientras el resto hablamos sobre lo que acababamos de escuchar.

—Encontraron al cómplice.

—Sí, y dijo algo de García wey... ¿lo escucharon? —preguntó León.

—¡Sáquenos de aquí! —gritó Machu golpeando la puerta—¡Me estoy meando! ¡¿Hola?! ¡Chelita! ¿ya llegaste? ¡sácame!

—Yo sí escuché —Tony respondió a León.

—Yo también, —dije y Emilia e Ulises asintieron.

—También mencionó a un hombre ¿decapitado? —Ulises nos miró confundido.

—Hombre decapitado, lo encontraron, García, —susurró Emilia pensando—¡Ya sé! Esto lo ví en las noticias con mamá, hace algunos años la policía encontró a un hombre decapitado en una casa abandonada en las afueras, esta tiene un nombre, la "casa García"

—Entonces ahí, ahí está.

—¡Tenemos que ir!

—¡¿Hola?! La puerta sigue cerrada —señaló Machu.

Solo pasaron unos segundos, la puerta se abrió y nos encontramos con Chela del otro lado. No la dejamos decir nada, Machu le besó la mejilla y todos salimos dándole las gracias por abrir la puerta.

—¡No, espérense, no se pueden ir!

Chela corrió detrás de nosotros intentando detenernos. Salimos de Like con ella persiguiéndonos.

—¡Paren a esos chamacos! —gritó Chela a todos los guardias que se encontraban cerca.

—¡Chela!

—¡Lo siento, pero no pueden irse!

Esquivé a Fausto y otro par de guardias, los demás hicieron lo mismo pero al final los agarraron, menos a Emilia, la tomé de la mano y corrimos buscando mi auto.

—¡Vayan por _____! —gritó Tony forcejeando con uno de los guardias.

Justo cuando llegamos al auto, Chuy nos alcanzó, me jaló del brazo y me disculpé con él antes de empujarlo.

—Lo siento, Chuy —volví a disculparme.

Emilia subió conmigo y aceleré saliendo de Like.

Like || Claudio Meyer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora