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Ellos saben que me gustan, mucho antes de yo saberlo.


-Llego por quien lloraban, mis amores –Con el ego por las nubes Steven se hizo presente en el auditorio interrumpiendo la catedra, logrando que varios fijaran su mirada en la puerta por donde el entraba, con un bufido el profesor lo mando a callar apuntando un puesto disponible con el apuntador –hola Mack –grito con emoción desde tres o cuatro filas a tras de mí, trágame tierra- O entendí, ignoremos a Steven porque me ridiculiza.

Metí los apuntes en la cartera tirando los lapiceros en algún lado de esta, miré la hora en el teléfono. Espere mientras el bululú de personas se mataba por salir de primeros, no estaba muy apurada en salir.

Muy discretamente una chica bajo las escalares del auditorio mirando a los lados tratando de aparentar normalidad, se acercó al orador inclinándose sobre el pequeño escritorio de madera que se encontraba en el centro, estos intercambiaron palabras y él una que otra mirada a su escote.

Alguien ya tenía la materia pasada.

- Fluch Steven.

-me siento ofendido de que me llames por el nombre de otro, pero lo superare como estoy superando el hecho de que aún estoy en la Friendzone.

- Es tut mir leid, ich dachte, es war Steven, weil ...

-Espera –me recorrió con los dedos por toda la cara, me aparte mirándolo extraña- aun no consigo el botón de traducir de alemán a español –arrugue el ceño sin entender, y luego comprendí que aún estaba hablando en alemán.

-Hola ty –bese su mejilla haciéndome poner de puntillas, me rodeo por la cintura y me levanto uno centímetros del suelo, así que ignore lo que antes había dicho, no me gustaba repetir.

Toda la mañana fue ajetreado para todos nosotros, era uno de los días más fuertes debido a que tenemos más de 4 clases en el día. Correr de un lado a otro como locos por toda la universidad tras diferentes materias en diferentes pisos y con profesores que se levantaban con el pie izquierdo, era lo normal.

Exhale tras el último escalón de la torre, apoyándome en la rodilla y el barandal, podía entrenar todos los días, pero cinco pisos con este trote no lo aguantaban nadie.

-Hola Mack –el sonido de una voz me tomo desprevenida cayendo de golpe al suelo, elevé la vista y pude ver el rostro sonriente en una pequeña cara feliz.

-Joder Kattie, eso no se le hace a nadie –no me levante, tome un descanso de igual forma ya no entraría a la clase.

No se disculpó, solo sonrió como solía hacerlo y siguió su camino, esa mujer no puede ser tan feliz toda su vida, algo tiene que enojarla.

Recosté mi espalda en la pared de la escalera.

La presión en el pecho me lastimaba, varias lagrimas salieron de mi pecho no solía llorar en ningún momento, pero la soledad hace que pienses en muchas cosas. Cada día y cada noche solía pensar a solas en la discusión que tuve con mi padre y en cómo no dudo ni dos segundos en regresar a Grecia.

- ¿Por qué una niña tan tierna como tu está llorando? –limpie las lágrimas bruscamente cuando la presencia de alguien y su voz atrajo toda mi atención a su anatomía.

-yo no estoy llorando –sonreí forzadamente.

-a mí no me engañas –sus dedos rozaron mi cara en la zona donde las lágrimas habían dejado su camino. - sé que no me lo dirás, solo nos conocemos de una semana o más, pero no está mal llorar –sentí los ojos calientes y nuevamente la presión para dejar correr mi llanto, pero no lo haría.

RAWRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora