Capítulo 9

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-¿Qué hacemos aquí? - pregunto pasando saliva nerviosa.

No responde nada, sólo está de espaldas a mí y puedo sentir su respiración calmada.

Me doy cuenta de que estoy tomándolo por el torso de nuevo y lo suelto apenas me doy cuenta.

Él se gira divertido para verme y dice.

-¿No piensas bajarte nunca? Es un poco tarde para que una niñita ande por ahí en la calle.

¿Está hablando en serio?

-¿Qué dices?, ¿Planeas dejarme aquí? - cuestiono ofendida y achicando los ojos.

-¿Qué esperabas? ¿Qué yo mismo te lleve de la mano hasta tu cama, te arrope y te de cuente un cuento? - dice soltando una carcajada.

-Esperaba que no fueras un imbécil. - respondo y bajo de su estúpida motocicleta.

No lo miré ni un segundo, caminé hacia mí casa directamente.

No había dado ni 6 pasos y escuché el motor arrancando de nuevo, al cruzar la calle se pone enfrente mío y dice.

-Es de mala educación dejar a alguien así nada más, no te parece? - Me mira completamente serio y continúa - Sube, te llevaré a casa.

Pero yo no sabía qué hacer, una parte de mi se dejaba guiar por el orgullo y la otra por mi sentido común.

-Puedo llegar sola. - Mi maldito orgullo habla por mí.

Lo rodeo y sigo en mi dirección, pero él no tarda en llegar a mi lado, parece un abuelo a esa velocidad y en semejante vehículo.

-Deja de ser tan necia, sólo trataba de darte una lección. - habla mirándome a mi y a la calle simultáneamente.

Me ruborizo al recordar mi acción y la reacción que tuve después, evito a toda costa su mirada y acelero el paso, pero eso no fue impedimento para que me alcanzara nuevamente.

-¿Por qué me sigues? - cuestiono sin dejar de caminar por las calles iluminadas artificialmente.

-Alguien podría destriparte. - responde divertido.

Pero yo sólo ruedo los ojos y vuelvo a hablar.

-Ese podrías ser tu, aún no conozco tu nombre.

-Si fuera un asesino no estaría acompañandote a casa, no crees? - contesta

-Uno nunca sabe, tal vez eres alguna clase de psicótico y estás planeando tu ataque, después de todo, eres el "Demonio".

Pero no contesta y me doy cuenta de que él no está a mi lado, se queda unos pasos atrás y está mirándome anonadado, lo miro frunciendo el seño y se acerca boquiabierto hacia mi.

-¿Cómo me llamaste? - pregunta.

-Demonio. - respondo restándole importancia y continuo mi caminar.

-¿De verdad no sabes cuál es mi nombre? - vuelve a cuestionar igual de sorprendido.

-No, jamás me lo dijiste. - digo mirándolo cuando me sigue la velocidad en su motocicleta.

Tras escuchar eso solo sonríe, niega con la cabeza y continuamos el camino en silencio.

Al llegar a la reja de mi hogar me doy media vuelta para agradecerle su compañía o para mandarlo al infierno por hacerme caminar, pero su mueca de asco detiene mis intenciones.

-¿Vives aquí? - pregunta claramente incómodo.

-Si... - contesto sin entender el por qué de la pregunta.

-Ahora entiendo por qué estás loca. - susurra levantando las cejas.

-¿A qué te refieres? - cuestiono cruzando los brazos y claramente ofendida.

-Me compadezco de tu situación, una niña malcriada en una jaula de oro, pobre de ti. - responde poniéndose de pie junto a mi.

-Eres un imbécil. - digo molesta.

-¿No tendrías que estar agradeciendome? - responde agachándose ligeramente para estar a la misma altura.

-No, no te pedí que me acompañaras.

-Que orgullosa eres Emma.

Cuando escuché mi nombre siendo pronunciado por sus labios, un escalofrío recorrió mi espalda.

-Y tu eres un imbécil engreído, Demonio. - Apenas contesto el se suelta a reír y me dice.

-Se escucha tan sexy cuando lo dices. - Y acercándose lentamente queda frente a mí.

Mi respiración se acelera y me pongo nerviosa, recuerdo aquél día que lo dejé plantado en la calle y doy unos pasos atrás.

Él me mira extrañado, sonríe de lado y niega con la cabeza, se da la vuelta hacia su motocicleta.

-Espera - le pido tomándolo del brazo.

Se gira de nuevo hacia mi, confundido.

-Gracias - digo sincera - Y perdón por aquél día que... Tú sabes.

Y el pone esa sonrisa perfecta.

Nos quedamos viéndo un momento, hasta que escucho el rugido de un motor y los faros nos iluminan tanto que no podemos ver el procedente.

Entonces bajan del auto y se acercan a nosotros.

-¿Qué haces aquí afuera? - Pregunta Todd poniendo los brazos en jarras. - ¿Y quién es este?.

-Eso no te incumbe. - respondo.

-¿Terminaste con Elliot? - pregunta sorprendido.

Y escucho que el Demonio suelta una risita.

-Todd, yo no diré nada si tú no dices nada. - propongo enojada, plantandole cara a mí hermano.

-¿A qué te refieres con que no dirás nada?

-A la chica que tienes en el asiento de copiloto que claramente se ve que no planeas llevarla a su casa. - digo señalando su Bentley.

Sus mejillas se ponen rojas y asiente.

-Ni una palabra hermanita. - acepta acercándose a mí y poniendo el indice en sus labios.

Yo hago como si cerrara una cremallera en mis labios y sonrío.

Entonces Todd sube a su convertible y la reja abre para darle paso a mí hermano y a su conquista de la noche.

Me giro para buscar al Demonio pero no lo veo por ningún lado, bajo a la calle y no hay rastro del imbécil egocéntrico.

Así que enojada entro a la propiedad y tras de mí se cierra la reja.

Cruzo velozmente el camino hasta la casa y al llegar abro la puerta, subo las escaleras hecha una furia, entro a mi habitación y cierro la puerta de un golpe.

No entiendo por qué me enojo tanto, sólo sé se estoy molesta porque no se despidió, o no?

Me tiro a la cama y suspiro profundamente, cierro los ojos y me pongo a pensar en lo que sucedió.

Pero me siento de golpe al recordar lo que debería haber estado pensando toda la noche, pero que olvidé por completo por culpa del boxeador.

El auto de Grace.

-¿Qué voy a hacer? - digo para mi misma y busco mi celular para hablar con ella.

Después de tres tonos escucho su voz y suelto el aire que inconscientemente había reteniendo.

-Hola? - dice nuevamente.

-Grace! ¿Llegaste ya a casa? - pregunto nerviosa, planeando el cómo decirle lo de su auto.

-Si... Pero.... - responde distraída, puedo escuchar que está con alguien.

-Grace...? Sigues allí? - cuestiono.

-Me iré a dormir, hablamos mañana. - dice cortando la llamada.

-¿Qué ocurre? - pregunto a mi misma -Tal vez eran sus padres, después de todo, ellos se preocupan mucho por Grace. - digo auto convenciéndome y dejando pasar el tema.

Solo Llámame Adam [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora