Capítulo 23

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Salimos de la ducha envueltos en toallas, abrimos la puerta hacia la habitación y comenzamos a secar nuestros cuerpos. Adam entra en la cama, entre las sábanas deja descansar su adolorido cuerpo, mientras tanto me dedico a quitar el exceso de agua en mi cabello, para después hacerme la pregunta del millón, "qué usaré para dormir?" No es precisamente una de las noches más cálidas en Boston, y el hecho de que esté totalmente desnuda no ayuda mucho que digamos.

Presionando la toalla en mi pelirrojo cuero cabelludo me acerco a Adam, quién en todo éste tiempo no ha quitado sus ojos de encima mío.

-¿Puedes prestarme algo de ropa?

Me mira divertido y asiente, señalando con su mentón dice.

-Puedes tomar lo que quieras de esos cajones.

Aliviada me apresuro a tomar algo y usarlo sin reparar mucho en lo que se trata y cuando lo tengo encima escucho que una carcajada sale del boxeador, entonces me miro y comprendo la gracia que le causa.
La camiseta me llega casi a las rodillas y me veo como un pequeño rapero del Bronx, cortesía de 50 cent estampado en la prenda.

-50 nunca se había visto mejor. - habla Adam sin poder dejar de reír.

Le tiro la toalla a la cara y ésto hace que ría aún más fuerte, me cruzo de brazos divertida y espero a que acabe de reír.

-Si ya terminaste, ¿podrías darme un par de sábanas para dormir?

Al decir esto Adam borra cualquier rastro de diversión en su cara, ahora me mira confundido.

-¿Para qué quieres sábanas? ¿Tienes frío por las noches?.

-Para dormir en tu sofá - contesto echando un vistazo rápido a la sala de estar.

Frunce el entrecejo y habla serio.

-No digas ridiculeces, ven a la cama conmigo.

Siento mi cara arder poco a poco, entonces él sonríe y habla nuevamente.

-¿Podrías darte prisa? Tal vez no lo has notado, pero estoy bastante cansado, puedes estar tranquila, no intentaré hacer nada mientras duermes, la necrofilia no me va.

Ríe y se acomoda del lado izquierdo de la cama, recorriendo su cuerpo para dejarme espacio en la cama individual, sin titubear entro a la cama dándole la espalda a Adam, quien, en cuanto mi cuerpo se hundió en el colchón sus brazos rodearon mi cintura, únicamente me soltó para presionar el interruptor de la luz.

Nos quedamos completamente a oscuras, un cuerpo pegado al otro cuál cucharas en un cajón, puedo sentir su respiración en mi oído, cálida y acompasada.

-No deberíamos vernos más. - dice repentinamente en medio del mágico momento.

La sorpresa rige mi consciente y me giro para mirarlo cara a cara.

-¿De qué hablas?. - pregunto genuinamente preocupada.

No veo al cien porciento sus expresiones, la tenue luz que entra por la ventana tras de mí deja al descubierto apenas un 50% de su rostro.

Sus labios apretados me dan la sensación de que habla completamente en serio, de repente un vacío comienza a crearse en mi interior, es ínfimo, pero estoy segura que será mucho peor.

-No soy alguien bueno para ti... - dice sin mirarme.
Tiene la mirada perdida, pero sus brazos no están de acuerdo con lo que predica su boca, me tiene completamente aprisionada.

-¿Quién te crees tú para decirme qué es bueno en mi vida y qué no?.

Respondo mordaz, él me mira por fin y en sus ojos se reflejan diferentes sentimientos, pero todos están conectados con uno solo; miedo.

-No quiero hacerte daño Emma, no soy una buena persona, no puedo prometer que todos los días van a ser felices, no sé qué ocurrirá mañana, no tengo nada que ofrecerte, sé que te doy demasiado miedo cuando peleo, no puedo vivir con mi conciencia mirando esos ojos aterrorizados.

En cada palabra que sale de su garganta puedo escuchar el triste matiz que las decora, me atrevería a decir que incluso su voz está quebradiza, como aquel que aguanta las lágrimas.

No encuentro argumento alguno para responder a todo, me dejó muda con lo último dicho, en lugar de hablar pongo mi mano sobre su mejilla, allá donde yace un rastro de barba floreciendo en los definidos pómulos.

-No estoy pidiéndote nada Adam, no quiero nada más que a ti.

Siento que bajo mi palma su cara se relaja, al mismo tiempo suelto un suspiro lleno de alivio, dentro de mí espero que las pocas palabras pronunciadas sean suficientes para hacerle comprender que no importa cuanto esté en nuestra contra, no pienso darme por vencida.

Pasamos la noche hablando de temas triviales, desde color favorito hasta cuándo fue la última vez que salimos con alguien.

-Debiste tener algún tipo de problema en tu infancia si crees que Pulp Fiction es mejor que El Resplandor. - dice Adam sin poder creer mi gusto por la cinematografica de Tarantino.

Ambos reímos pero mi respuesta hace que lo dejemos.

-Tal vez tenga que ver con mi verdadera madre.

-¿Verdadera madre? - pregunta Adam.

-En realidad no la recuerdo mucho, sólo tengo flashbacks pequeños, pero uno de los más nítidos es un día de verano, donde estoy sentada frente a un viejo televisor junto a alguien más y mi madre sobre un sofá bastante feo.

-¿Qué estabas mirando?

-Estoy contándote que soy adoptada, y tu pregunta es acerca de lo que transmitían esa noche en la televisión abierta?.

Rio y el me imita, pero responde seguro de sí.

-Lo siento, pero necesito que me lo digas antes de que continúes la historia.

Suspiro intentando recordar aquellos días grises, donde nada tenía color, sólo altibajos de mismo matiz.

-Te dije que no recuerdo mucho, sólo fragmentos de un recuerdo lejano, y justo ahora sólo sé que era algo de Tarantino.

Asiente y mirándome fijamente dice.

-Así que adoptada eh... Debió ser duro.

-No tanto, después de que te acostumbras al cariño se vuelve bastante fácil encajar.

-Encajar con los Ricky Ricón de sociedad.

En medio de las risas que ese apodo me provoca llega a mi mente la sensación de qué ésto lo había escuchado anteriormente, mucho antes de que me rescataran de mi antiguo hogar.

Estoy completamente muda e inexpresiva, intentando hacer memoria de lo que viví, pero los escasos recuerdos entre la niebla no están completos, maldigo internamente a mi yo adolescente que decidió eliminar todo lo vivido en una crisis de identidad puberta.

-¿Qué estás haciendo? Parece que haces tanto esfuerzo que podrías enfermarte. - dice Adam soltando una pequeña risita.

-Eso de Ricky Ricón... Lo he escuchado antes. - contesto para compartir mis pensamientos.

Ante ésto Adam pasa saliva y me besa, un beso que reclama algo más, un beso que me hace sentir segura y con esperanzas de un mejor mañana, un beso que hace sentirme en casa.

Solo Llámame Adam [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora