Capítulo 15

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-¿El te golpeó? ¿Jason te hizo esto?. - pregunto asqueada.

Mi amiga asiente y baja la mirada al suelo, entonces entiendo que estando en este lugar jamás podrá sentirse lo suficientemente segura para hablar, así que le propongo ir a mi casa para que pueda descansar.

Pedimos un taxi y no tarda más de 5 minutos en llegar, al subir se recuesta en mi regazo mientras acaricio su largo cabello trenzado.

Tras unos minutos de viaje llegamos a casa, cruzando la reja subimos por el camino iluminado y llegamos a la puerta, al abrir el silencio nos recibe y es entonces cuando Grace habla por primera vez.

-¿Podría quedarme a dormir está noche? - pregunta un poco más relajada.

-Eso ya lo había dado por hecho amiga - respondo sonriendo.

Ella asiente y me devuelve una triste y vacía sonrisa.

-¿Quieres beber algo? - cuestiono guiandola de la mano a la cocina.

Duda un momento y después me mira preguntando.

-¿Podría tomar un poco de leche?

Le asiento con la cabeza y abro la nevera para sacar el cartón de leche chocolatada, cuando éramos niñas a Grace le encantaba venir a mi casa por esta, su madre jamás le compraba leche con chocolate, le decía que si bebía demasiada podría hacerse alérgica.

Le sirvo un vaso y lo pongo frente a ella, que ahora está sentada en la barra de la cocina, lo toma entre sus manos y lentamente se bebe el frío líquido, lo coloca de nuevo en la mesa sin levantar la mirada.

-¿Estás lista para contarme lo que ocurrió? - hablo cuidadosamente, no quiero que vuelva a sentirse tensa.

Me observa y asiente, pero de repente abre los ojos y se acerca hacia mí por encima de la mesa .

-¿Y tus padres?

-Están fuera de la ciudad, fueron a New York por una convención de medicina, no estarán aquí hasta el lunes por la mañana. - respondo para tranquilizarla.

Ella vuelve a relajarse y endereza la espalda, respira hondo y comienza a hablar.

-Yo estaba charlando con los compañeros de Jason en la pista, entonces llegó él y me pidió que habláramos un momento, lo seguí hasta la cocina del lugar y salimos por la puerta trasera. Me contó que Elliot había tenido problemas con el barman y que de seguro era culpa mía por hacer una fiesta en ese bar de quinta. De un momento a otro se comenzó a descontrolar, primero peleamos por lo de Elliot, después por mi atuendo, hasta terminar con el verdadero motivo de su enojo.

A cada palabra su rostro se contrae lentamente, haciendo que su voz recupere el matiz quebradizo y se le dificulte tomar aire.

-¿Y cuál es ese motivo? - pregunto tomándola de la mano para darle fuerza a seguir.

-Sabe lo de Christian, no sé cómo se enteró de lo que pasó, pero lo hizo. Sabe que estuvimos saliendo, sabe que estuvimos con él el miércoles por la noche incluso sabe que estuvimos apunto de tener sexo.

Las lágrimas empiezan a caer por sus mejillas, descontroladas y llenas de miedo una tras otra inundan su semblante.

-Dijo que era una cualquiera - sigue entre sollozos -Que tengo suerte de que estuviéramos en un evento en su honor, porque si no, hubiera sido mucho peor. Me dió con el puño tendido Emma, un solo golpe bastó para hacerme caer al suelo y aún así dice que corrí con suerte.

No noté cuándo empecé a llorar con ella, sólo sentí de un momento a otro mis mejillas húmedas y el calor en mis pómulos.

Me es difícil encontrar las palabras para consolarla, no puedo hacer más que ponerme de pie y abrazarla fuertemente contra mi cuerpo.

Quedamos en silencio, dejando que su dolor fluya con cada lágrima hasta que nos separamos y vuelvo a mirar el daño que le hizo el cobarde de su novio.

-Deja que te cure la herida - digo encaminandome a la sala de la casa, donde mamá guarda bajo el televisor un kit de primeros auxilios, consecuencia de los años adolescentes de mi hermano.

Lo tomo y lo llevo donde mi amiga, al colocarlo sobre la encimera Grace niega rápidamente.

-Lo haré yo misma - dice quitando de mis manos el alcohol y el algodón.

Hago una mueca pero no la contra digo, dejo que lo haga para mantenerla ocupada mientras pienso qué hacer con este asunto.

Al pasar unas horas y una vez que ambas estamos en pijamas recostadas en mi habitación, saco una vez más el tema.

-Tenemos que hacer algo con Jason.

-No creo que sea lo mejor... Estuve pensando, y creo que en cierta parte es mi culpa. - contesta tomando asiento en la mullida king-size.

-Por supuesto que no! No puedo creer que pienses que lo que te hizo sea culpa tuya. - respondo sentándome de golpe y tomándola por los hombros. -¿Cómo sería posible eso?.

-Emma, él se enojó porque estaba celoso, es comprensible, sólo se le fue de las manos. Si yo jamás hubiera hecho lo que hice con Christian esto no habría ocurrido.

-No vuelvas a decir eso Grace, él te golpeó, no hay excusas para esto. - digo achinando los ojos e intentando hacerle ver la realidad.

Ella simplemente vuelve a recostarse sobre la cama, cerrando sus ojos y entregándose a los brazos de Morfeo.

La imito pero no consigo el sueño, doy vueltas por la cama, inquieta por los pensamientos erróneos de mi amiga, una cosa son las palabras amenazantes de Elliot y sus estúpidas escenas de celos, pero algo que sobre pasa los límites son los golpes.

Al no poder encontrar una solución al problema y gracias a eso no conciliar sueño alguno, bajo de la cama y voy a la cocina en busca de hacerme una infusión para relajarme los nervios, no sin antes revisar que Grace sigue plácidamente dormida.

Agua, té y la tetera.
No me había dado cuenta de lo tardado que es esperar a que el agua hierva.

Mientras tanto enciendo la televisión y me pongo a ver un programa para niños, me llama la atención de inmediato porque son las 3 de la mañana y aún así hay un programa infantil en emisión, no imagino a tantas madres en esta misma hora de la madrugada agradeciendo a la televisora por emitir algo que entretenga a sus pequeños.
Debe ser horrible no poder dormir como dios manda por cuidar de tus hijos.

Con esto en mente centro mi atención en el capítulo de Sesame Street donde nos están enseñando a contar hasta el 10 con el Conde Contar.

"1 manzana... Jajaja, 2 manzanas... Jajaja, 3 manzanas... Jajaja"

-¿De verdad ésto puede entretener a los niños? - pregunto para mí misma y apago el televisor para ir a la cocina.

Preparo el té y lo sirvo en una taza, cuando la tomo entre mis manos y bebo un poco siento cómo el calor me inunda desde dentro, dejando esa sensación de relajación tras de sí.

Pero mi tranquilidad dura poco, escucho que llaman a la puerta y mis nervios se ponen en punta.

¿Quién querría venir a éstas horas? Pero sobre todo, ¿Para qué?

Al no moverme un centímetro llaman nuevamente pero de una forma un poco agresiva.
Ésto me hace dudar todavía más, me debato entre ir o no para abrir.

-Wallace no dejaría entrar a cualquier persona, él conoce a mis amigos.- Digo para tranquilizarme.

Cálmate Emma, estás exagerado, debe ser alguien de la familia, o tal vez alguna emergencia, nadie más sería tan descortés para venir a llamar a la puerta a estas horas.

Más preocupada que enojada dejo la taza en la isla de la cocina y me encamino a la puerta para encontrarme con quién sea que está detrás.

Solo Llámame Adam [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora