No pareció inmutarse por mi indignación y mucho menos mi desconcierto. Estaba que echaba chispas y en cualquier momento mi mano volaría hacía su cara, y no para acariciarsela, precisamente.
-¿Por qué no habría de hacerlo?
-¡Porque no soy una jodida puta!- grité.
-¿De he dicho yo acaso que lo seas?- contraatacó él de forma tranquila. La suavidad de su voz hacía que me pusiera de peor humor. ¿Cómo podía estar tan tranquilo?
-Me lo has dado a entender con esto- señalé la hoja y después le miré- No quiero un diez, quiero mi nota.
-Eres la primera que se queja de tener un diez.
Abri los ojos sorprendida, casi asqueada de lo que había dicho.
-¿Te has acostado con más alumnas?
Él me miró como si la preguntaba hubiese sido una tontería pero cuando no contestó y agachó la mirada, me sentí el doblemente de asqueada.
-¿Te pensabas que serías la primera chica joven con la que estaba?- preguntó de forma sobrada. Mi cara en aquel momento era un poema- Sólo fue con otras dos antes de que tú aparecieras.
-¡Pero aún así!¡Es asqueroso!¿Cómo pudiste?- volví ha hablar chillando. Le miré con pánico pensando cosas inimaginables- ¿Las obligaste?
Louis dió un golpe en la mesa y se pusó de pie, a un metro de distancia de mi. Su rostro, contraido, era de color rojo, y algunas pequeñas arrugas se marcaban en el contorno de sus ojos.
-¡Ni se te ocurra recriminarme nada cuando tú accediste a estar conmigo por voluntad propia!- me gritó- ¡No soy un puto violador, yo no las obligue a nada! Ellas solitas decidieron estar conmigo y punto, al igual que tú. Además- comenzó ha hablar de nuevo- tú misma digiste el sábado que entre nosotros no había nada.
Aquello fue como si un puñal se clavara en mi corazón. Un golpe bajo. Sí. Yo lo había dicho pero porqué él me lo había dado a entender de aquella forma el viernes. Louis me miraba fulminandome con la mirada, su mirada llena de rabia no se suavizaba.
Por más que yo quisiera, no podría tener nada con Louis, la edad era un número, eso siempre me lo había dicho mi madre pero el maldito problema era que él era mi profesor y no sería ético.
La puerta de la habitación se abrió y ambos miramos a ver quien era, suspire aliviada al ver a Nina en la puerta. Aunque si hubiera entrado unos segundos antes se hubiese enterado de todo.
-Eh... Yo quería hablar con usted, profesor Tomlinson- comenzó ha hablar mirando a Louis, para después mirarme a mi- Pero si molesto me voy.
Iba ha hablar yo pero fui interrumpida por Louis.
-La señorita Anderson ya se retiraba, ¿verdad?- preguntó mirandome.
Yo simplemente afirme con la cabeza incapaz de hablar y comencé a dirigirme hacía la puerta, cuando estuve al lado de Nina, ella me sonrió y me guiñó un ojo de forma cómplice.
¡Oh, no!
Trate de decirla algo pero no pude, las palabras estaban en mi boca sin poder salir.
Frustada y sin saber que hacer sali de la clase dando un portazo y apoyando la espalda en la puerta. Aquello se me había salido de las manos y no sabía de que forma pararlo. Necesitaba alejarme de Louis, o por lo menos alejar a Nina de él.
|*|
Media hora depués me encontraba enfrente de la casa de Liam, tenía que entrar allí y hablar con él. No sabía nada aún de Nina, cosa que me ponía más nerviosa.
Suspire cansada y llamé al timbre cuando una chica más mayor que yo me abrió la puerta. Me recordaba mucho a Liam, castaña, de ojos oscuros y rasgos marcados.
-Hola, ¿desea algo?- preguntó con voz amable.
-Soy Emma, venía a ver a Liam, soy una compañera del instituto- expliqué.
-¡Oh, me dijó que ibas a venir! Pasa- pidió dandome paso.
Entre en la casa, la casa olía como Liam, cosa que me encantaba. También había un ligero aroma a café recien hecho al que no di mucha importancia. La puerta fue cerrada a mis espaldas.
-Por cierto, me llamo Ruth y soy su hermana mayor- se presentó dandome la mano- Liam está en el salón. Ahora os traere algo para beber.
-Gracias- dijé de forma timida.
Ruth me dedicó una sonrisa y abandonó el recibidor, enfrente tenía unas escaleras y a la derecha estaría el salón, ya que Ruth se fue por el lado contrario.
Liam estaba sentado en el sofá tecleando algo en su móvil con cara de pocos amigos.
-Hola- dije acercandome a él.
Liam levantó la mirada y sonrió cuando me vió. Dejó el móvil en el sofá y me senté a su lado.
-¡No pensé que fueras venir! ¿Qué tal?- preguntó. No sabía que decirle, estaba mal pero no quería decir el motivo, asi que simplemente hice una mueca- Oh, ¿qué ha pasado?
-Nada, tonterías mías- dije tratando de sonar lo más convincente posible pero Liam pareció no ser tan ingenuo, comence a buscar cualquier cosa para distraer su atención- ¿Dime cómo estas tú?
-Aún tengo algo de fiebre pero mañana ya estare bien.
-Me alegro.
-¿Sabes lo que he leído en internet?- negue con la cabeza- Que un beso puede hacer que tu estado mejore.
Solte una carcajada al mismo tiempo del que me ponía roja. A pesar de la apareciencia de chico duro que tenía, Liam era todo lo contrario era bueno y cariñoso, y además, se preocupaba por mi.
-Eres un aprovechado- dije entre risas apartandome de él, sin embargo, Liam agarró mis manos e impidió que yo me alejara.
-Emma, tenemos que hablar.
-Por eso estoy aquí- trague saliva a medida que las palabras salian de mi boca.
-Escucha, Em, sé que sabes que me gustas y no voy a negarlo. También sé que nos conocemos desde hace poco y no hemos hablado desde el día que... bueno... ese día...- dijó y sonrei para mis adentros. Liam era monisimo con las mejillas ligeramente sonrosadas.
-El día que nos besamos.
-Efectivamente... También sé que tú no sientes lo mismo por mi pero sólo quiero una oportunidad para cambiar eso y que te enamores de mi.
No me llevó ni medio segundo pensarlo cuando mis labios ya estaban sobre los de Liam. El castaño, sorprendido, abrazó mi cintura con cuidado y me atrajó hacía él profundizando el beso. Sabía que aquello estaba mal, pero sólo tenía dos objetivos en la cabeza. Olvidar a Louis y empezar a querer a Liam.
Liam se separó de mi cuando el pitido de mi móvil comenzó a sonar.
-Lo siento- me disculpe sin soltar su cuello.
-No pasa nada. Quizás sea importante.
Solté a Liam a regañadientes y saqué el móvil del interior de mis vaqueros. Una mensaje de Nina. Con los dedos templorosos desbloqueé la pantalla y leí el mensaje.
«Tía, no te vas a creer lo que me ha pasado con Tomlinson»
(Dedicado a SoolTomlinson)
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Ley de Profesor |LouisTomlinson|
Novela JuvenilDicen que las leyes de atracción son las más peligrosas de todas. La seducción, al igual que el sexo o el amor, es un arte que se va perfeccionando a medida que pasa el tiempo y se practica, a diferencia de otros, Louis Tomlinson sabe que es un expe...