-Dime que ese bebé es el hermano secreto de Melanie- pedi en voz baja sin apartar la mirada de Melanie.
-No, es tu hermano- comentó mi padre.
La rubia se puso de pie y caminó hacia nosotros con eso en los brazos. Cuando llegó mire al pequeño bebé, no llegaría a los cinco meses de vida. Era rubio como Melanie y tenía la misma expresión arrugada en la frente que mi padre. El bebé abrió un poco los ojos y comenzó a sollozar mientras su madre trataba de calmarle acunandole.
-¿Cuándo nació y cuándo pensabas contarlo?- volví ha preguntar.
-Tiene cuatro meses, y bueno, te lo estoy contando ahora.
Mi padre tenía treinta y cinco años, era algo mayor para tener otro hijo, pero Melanie estaba a punto de llegar a los treinta y quería formar una pareja.
Mel giró al niño cuando dejó de llorar e hizó que me mirara.
-Darío, dile hola a Emma- dijó Melanie hablando en modo balleno al infante.
¿Darío? Un nombre raro pero que me gustaba, sin embargo, enterarme de que tendría que ocupar el papel de hermana mayor no era una grata sorpresa.
-¿Quieres cogerlo?- me preguntó Melanie. Yo me quedé en shock sin saber que decir, pero el bebé parecía que no, ya que alargó sus bracitos en mi dirección para que le agarrara.
Darío jugaba con mi pelo mientras yo me dedicaba únicamente a mirar sus hipnotizantes ojos verdosos. Era una monada de niño.
-Vale, ahora mismo estoy flipando- hablé mientras cargaba bien al bebé. Mire a mi padre y a Melanie- ¿Planeasteis tenerlo?
-No, fue un descuido- habló Mel, no parecía que lo digera de forma cruel pero a mi me dió esa sensación ya que yo me sentía como un 'descuido' para mis padres- No iba a abortar y mucho menos darlo en adopción.
Mire la habitación, una pequeña cuna de color azul y múltiples juguetes infantiles tirados por todas partes eran lo que la adornaban mayoritariamente. Darío siguió jugando con mi pelo y tirando de él así que su madre me lo quitó de los brazos para acostarlo.
-Deberíamos comer algo, yo me muero de hambre- comentó mi padre.
-¿Prefieres cenar aquí o fuera?- preguntó Melanie mirándome.
-Fuera.
No era que no me fiera del talento culinario de Melanie pero siempre me habían gustado más las pizzas que las ensaldas césar que ella preparaba.
Después de que dejara la bolsa en la habitación que usaria y me aseara un poco. Darío se quedó en casa de la vecina mientras los tres nos subiamos al coche de mi padre.
La pizzeria Pinocchio era mi preferida de Doncaster, no sólo porqué hicieran unas pizzas de muerte, sino porqué los camareros estaban también de muerte. La mesa, iluminada por una vela, estaba en el centro del salón.
-¿Qué tal está Anne?- preguntó mi padre haciendo referencia a mamá.
-Genial, está comenzando a salir con alguien.
-¿Quién?- preguntó de forma curiosa mientras le daba un modisco a la pizzas de peperoni.
-Jack- hablé no muy segura de decir que era el jefe de mi madre- Un compañero del trabajo.
La conversación tomó una dirección más académica... Melanie no paraba de alardear de tendría una hijastra que iria a la universidad y mi padre preguntaba sobre las notas, los compañeros y los profesores. Me sentía incómoda hablando de ellos, sobre todo cuando intentaba olvidar a uno de ellos.
-¿Esa no es Jay con sus hijos?- preguntó Melanie detrás de mi.
-Sí, esa ella- habló mi padre mirando en la misma dirección con la cabeza girada.
Mi padre se pusó de pie y se fue de la mesa para ir ha hablar con aquella mujer y sus hijos. Gire por la curiosidad por saber quién etapa. Una mujer de mediana edad hablaba con mi padre. Había otras tres chicas junto a ella hablando con mi padre y otro chico.
Me fijé bien en el más joven. Me sonaba familiar la postura de su cuerpo, espalda ancha, pelo oscuro y culo que casi se salía de los pantalones.
-¿Quiénes son esos?- pregunté.
-Jay ha trabajado con tú padre en algunas campañas
Seguí mirando la conversación, mi padre junto con Jay y las chicas se acercaron a nuestra mesa. Todas eran monisimas, hacían que la autoestima que yo tenía se desvaneciera por completo.
-Jay, ella es mi hija, Emma- presentó mi padre. Me pusé de pie para saludar a Jay.
Ella me dió dos besos y me presentó a tres de sus hijos.
-Ellas son Lottie, Félicité y Phoebe- habló Jay. Saludé a las tres hermanas y volví a mi sitio.
-Sentaros con nosotros- invitó Melanie.
-Claro pero a ver si aparece mi hijo.
De un momento a otro, la mesa fue invadida por sillas y personas de que las que sabía nada.
Alguien se sentó a mi lado, levanté la mirada para observar al hijo de Jay cuando me quedé estática.
-Siento la tardanza.
Louis tampoco podía quitar su cara de desconcierto cuando me vió.
-Emma, él es Louis. Mi hijo mayor- habló Jay.
Ya lo conozco, gracias.
Louis se acercó a darme dos besos mientras yo le lanzaba una mirada de "¿qué haces aquí?"
-Encantado de conocerte- Louis me sonrió de forma encantadora, divertido por la expresión de mi cara.
-Igualmente- contesté siguiendo su juego.
Teníamos que haber cenado la enselada césar de Melanie.
(Dedicado a monicalejandra_)
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Ley de Profesor |LouisTomlinson|
Novela JuvenilDicen que las leyes de atracción son las más peligrosas de todas. La seducción, al igual que el sexo o el amor, es un arte que se va perfeccionando a medida que pasa el tiempo y se practica, a diferencia de otros, Louis Tomlinson sabe que es un expe...