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6.30 de la mañana, Pamplona España

El despertador está sonando, pero Amaia no tiene ninguna gana de levantarse.

Aunque hoy iba a ser un día muy especial. Hoy iba a ir a Barcelona a comenzar su nueva vida, y no podía estar más impaciente por ello.

Llevaba tiempo pensando que era lo mejor para ella, y es que, las escuelas de música en Pamplona eran muy escasas de formación y ella tenía muy claro que se quería dedicar en cuerpo y alma a la música.

En Barcelona había un gran conservatorio donde podría terminar de formarse tanto en piano como en canto. El conservatorio lo dirigía su tío por lo no sería ir a ciegas hasta allí, y finalmente, después de pensarlo mucho se había decidido por hacerlo.

Aunque todavía era muy joven y muy "desastre" para irse sola hasta esa ciudad tan grande, por ello, su hermana había decidido mudarse con ella para terminar también su carrera, aunque ella era totalmente ajena a la música.

Lo que más miedo le daba a Amaia era perder a sus amigos de Pamplona, ellos siempre habían estado allí y sobretodo le dio mucha pena terminar con, ahora su ex, Mario. Él le había propuesto tener una relación a distancia pero Amaia sabía que eso no sería factible y que lo mejor era acabar con la relación. No acabaron muy mal, de hecho ahora eran amigos, pero donde hubo fuego quedan cenizas y puede que Mario todavía sienta algo por ella.

-Amaia, despierta- dijo Ángela sentándose en la cama de su hermana pequeña. Amaia hizo un ruido extraño y se tapó con las sábanas mientras se giraba mirando hacia el lado contrario en el que se encontraba Ángela.-¡Despiértate!- y la zarandeó un poco. Ella no respondía.

-Hermanita como no te levantes llegaremos tarde a Barcelona- justo en ese momento Amaia saltó de la cama y bajó corriendo a desayunar con una sonrisa en la boca.

Menos mal que el día anterior había hecho la maleta con sus madre y que todas sus cosas, incluido el piano y la guitarra se encontraban ya con su tío en Barcelona. Si fuera por Amaia las maletas no estarían ni hechas y el piano se hubiera perdido por el camino, porque ella habría dado una dirección totalmente errónea.

Amaia cogió un zumo de la nevera y lo sirvió en un vaso, después, alargó un poco el brazo para coger sus galletas favoritas y se sentó en un taburete de la cocina a desayunar mientras entonaba la primera estrofa de una canción de Natalia Lafurcade.

Ángela bajó las escaleras ya vestida y maquillada mientras que su hermana pequeña se comía el desayuno con todo el pelo alborotado y una camiseta de Javier, su hermano mayor, que le quedaba 5 tallas más grandes. Aunque ella estaba guapa siempre y con una sonrisa que la caracteriza.

Ángela se acercó a ella con una sonrisa y le besó la mejilla, mientras se sentaba en el taburete de al lado.

-¿Qué hermanita? ¿Nerviosa?-dijo Ángela mientras acariciaba un brazo de la personita que estaba a su lado.

-A ver... te mentiría si te dijera que no estoy cagada- dijo amaia inmersa en su vaso de zumo que ya estaba vacío- Pero...buah, es que es Barcelona y es contigo... va a ser genial-dijo convenciéndose más a sí misma que a su hermana.

-Mamá y Papá están super orgullosos de ti, su hija se les ha hecho mayor- dijo sonriendo

-¿Dónde están?

-¿Amaia? ¿no te acuerdas?- Amaia le miraba con los ojos como platos, porque estaba muy cansada y no entendía de lo que le hablaba- Ayer se despidieron de nosotras por la noche porque hoy se tenían que ir a casa de la abuela para hacer unos recados.

-¡Ah! Joder es verdad- ¿pero como podía ser tan despistada?

-Anda... cabezita loca... vístete y nos vamos, que el tren sale a las 8.00 y tenemos que estar media hora antes en la estación- dijo revoloteándole el pelo, ya desordenado, de su hermana y yéndose hacia su habitación.

Amaia dejó el vaso en el fregadero,"Ya lo recogerán"pensó, guardó las galletas en el están de arriba y subió las escaleras hacia su habitación. Cogió de encima de su silla el conjunto que habían preparado ella y su madre por la noche ya que tenía toda su ropa en las maletas, se calzó sus adidas y se dirigió al baño. Se lavó los dientes y la cara, cogió un poco de maquillaje de su neceser y se tapó las ojeras, lo guardó todo.cogió su documentación y su maleta y bajó las escaleras.

El taxi les estaba esperando abajo, se subieron y pusieron rumbo a la estación. Con mucho miedo y mucha ilusión a la vez y es que Amaia no lo asimilaba "Se iba a ir a Barcelona"

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora