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Amaia y Alfred llegaron a la puerta de esta. Amaia la abrió con dificultad estaba muy nerviosa y a demás Alfred no paraba de hacerla cosquillas.

—Alfred para de una vez— dijo Amaia soltando una carcajada. Entraron en la casa rápidamente.

Ángela y Martí se encontraban en el sofá mirando a la parejita expectantes, si llegan a entrar un minuto más tarde puede que les hubiesen encontrado en otras circunstancias. Ángela carraspeó. Alfred y Amaia miraron hacia donde se encontraba la hermana de esta y el mejor amigo de este.

—¿Qué hacéis aquí? — dijo Ángela visiblemente enfadada, al parecer a Amaia no era a la única a la que le habían cortado el rollo.

—Eh... veníamos Aitana, Alfred y yo a cenar a casa— dijo Amaia acercándose a su hermana con los brazos cruzadas. Oh oh empezaba un pique de las Romero. 

—Ya ¿Y Aitana? — Amaia miró hacia Alfred y volvió a mirar a su hermana con el ceño fruncido.

—Se ha tenido que ir...

—¿Y no podías avisar de que ibas a traer a tu ligue a casa? — Amaia abrió mucho los ojos y la boca. No se había atrevido a decir eso en alto.

—¡Lo mismo te digo! — Señaló a Alfred que miraba al suelo de la vergüenza. Martí se encontraba en las mismas, pero con una sonrisa en la cara por la situación que le había tocado presenciar— ¡Y no es mi ligue! Es mi amigo.

—Si ya...— susurró Martí seguido de una carcajada. Alfred miraba al suelo avergonzado. Esto hizo que las dos hermanas se giraran, Martí recibió una mirada fulminante por parte de la pequeña y este calló.

Comenzó el duelo de miradas por parte de las dos hermanas, parecía interminable. Alfred reaccionó.

—Bueno... será mejor que yo me vaya— dijo el moreno, todavía mirando hacia al suelo. Amaia le miró, volvió a mirar a su hermana y se dirigió hacia el chico. Le cogió del brazo y salió por la puerta de su casa dando un gran portazo.

Amaia bajó las escaleras con Alfred todavía tomado del brazo, este se dejaba arrastrar, tenía una sonrisa en la cara. Amaia se paró en seco.

—¡Mierda! Joder...— miró al cielo, suspiró y miró al chico — Alfred... amigo... te necesito... A ver...

—Amaia respira— dijo mientras acariciaba sus hombros, esta se relajó ante el contacto.

—Me he dejado el móvil y la cartera en casa, yo no voy a subir a ver a la estúpida de mi hermana.

—No pasa nada, no los necesitas. Vamos a dar un paseo...— Alfred tomó la mano de Amaia y la guió por toda la calle. Amaia miró sus manos y un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

Alfred se dio cuenta de lo que miraba Amaia y soltó sus manos. Primero era ser amigos y después ya... veremos lo que pasa. "Alfred poco a poco" se dijo Alfred cuando se soltaron.

—Ángela es subnormal— comenzó Amaia. Alfred solo la miró y sonrió. "Es perfecta"— me podría haber avisado de que se iba a traer a Martí a casa y así me habría ahorrado el mal sabor de boca y el enfado— dijo muy rápido. Alfred solo la miraba con las manos en los bolsillos de su pantalón. —A demás me echa la culpa por traerte a casa y cortarle el rollo, ¡que cara más dura! — Amaia seguía mirando al frente. —También es mi casa y encima si quiero llevarte pues te llevo, punto.

En ese momento Amaia miró a Alfred, este miraba al frente mientras pensaba en sus cosas — Ay... lo siento Alfred, seguro que te estoy aburriendo con mis estupideces...

—Amaia, no, no pasa nada. Solo pensaba...

—¿En qué? — dijo Amaia abriendo mucho los ojos.

—Déjalo, no te quiero aburrir con mis cosas...

—Pero ¡qué me estas contando! Si te acabo de dar la charla por la inútil de mi hermana, venga cuéntamelo... Alfreeed...

Alfred rió y la miró, vio que estaba haciendo un puchero. Se fue a sentar en un banco, Amaia no se había dado cuenta de que estaban en el puerto de Barcelona, se sentaron al pie del mar, en una plataforma de madera que había, no había nadie alrededor. Cosa que Amaia agradeció.

—A ver, estaba pensando en la suerte que tienes...

—¿Suerte? ¿Por?

—Tienes una hermana y bueno... una familia...—Dijo Alfred mirando al frente. Amaia apoyó la mano en la pierna de este y le dio una caricia en señal de apoyo.

—Si no me lo quieres contar no pasa nada... — Alfred la miró. ¿Cómo podía ser tan comprensiva? Y ¿Tan perfecta?

—Hace más de cinco meses que no veo a mis padres, no están muertos ni nada... pero se quisieron mudar de aquí, todo les recordaba a...— una lágrima recorrió la mejilla de Alfred, Amaia se acercó y se la limpió se limitó a rodearle con su brazo y a acariciarle la nuca.

—No pasa nada Alfred, ya me lo contarás cuando estés preparado...

—¿Por qué eres tan buena conmigo? — dijo Alfred más calmado, dirigiendo la mirada a la pamplonica.

—Creo que tengo que ser buena con la gente que se toma tantas molestias para ir conmigo hacia el conservatorio. — Alfred rió ante la ocurrencia de la chica— A demás tú me has ayudado mucho.

—¿Yo? Pero si no he hecho nada...— el catalán la miró sorprendido. Amaia negó.

—Sí, has hecho que mi primer día en Barcelona no sea una auténtica mierda. Por eso te lo tengo que agradecer de alguna forma...

—No me debes nada, fui un cabrón ayer...

—Agua pasada amigo— Amaia se levantó y le tendió la mano — ¿Habrá alguna heladería abierta a estas horas? Prometo devolverte el dinero en cómodos plazos.

Alfred la miró y sonrió. Lecogió la mano y se fueron a recorrer las calles de Barcelona como dosdesconocidos que ya no lo eran tanto. Y este puede que sea el comienzo de unagran amistad... o bueno, lo que surja.

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Bueno, sé que este capítulo es un poco mierda. es un capítulo de transición a lo que viene después. Espero que os guste mucho. Mañana por la mañana creo que subiré.

PD: muchas gracias por las 1k lecturas, sigo flipando de verdad

Nos leemos.

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora