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—Alfred, Amaia os toca— dijo Martí acercándose a la pareja. Habían decidido salir un momento a tomarse un descanso ya que llevaban una larga jornada de ensayo. Aitana había acabado la primera y se había ido a casa y Alfred y Amaia eran los últimos así que habían tenido que esperar.

Se levantaron con ánimo y, sin despegar sus manos, se dirigieron hacia el piano donde se encontraba un contento Manu Guix escribiendo en su libreta. Cuando vio entrar a la pareja sonrió y se levantó ya que les tocaba a ellos tomar ese asiento.

—¿Qué tal Manu? — dijo Amaia sonriente mientras se sentaba en el taburete.

—Pues bien, sois unos cabrones, lo hacéis todo bien— Alfred y Amaia rieron ante el comentario— ¿Y vosotros?

—Muy bien— dijeron a la vez

—Joder, si ya habláis a la vez— Amaia se sonrojó y Alfred rio— A ver si esa compenetración la tenéis cantando, vamos.

Alfred se puso a tocar una intro con el piano y Manu le frenó— ¿Vas a empezar así?

—Claro— respondió Alfred asintiendo. Amaia le miró, esto no lo habían hablado. Cuando vio que su chico hablaba en serio se rio y miró a Manu subiendo los hombros— Así ven que es en directo.

—Vale, vale... adelante entonces –dijo el profesor

Alfred cerró los ojos y comenzó a tocar la melodía de su canción. Amaia le miraba mordiéndose el labio. El chico comenzó a cantar y a ella le provocó un escalofrío con solo escuchar las primeras frases, le gustaba tanto la voz grabe de su chico que no pudo evitar sonreír. Se creó una burbuja a su alrededor y continuaron cantando. Le tocaba a Amaia y Alfred se apartó un poco del piano para dejarla paso. Él la miraba sonriendo y en algú­­n que otro momento de la canción cerraba los ojos disfrutando de la melodiosa voz de su chica. Llegó la parte de más tensión y la que más le gustaba a todo el mundo. Él se fue acercando poco a poco hasta que junto su nariz con la de ella e hizo un glissando para comenzar a tocar a cuatro manos la parte más movida de la canción.

Cuando terminaron, Alfred la miró y no pudo evitar sonreír, ella tampoco.

—Guau— dijo un Manu totalmente emocionado y rompiendo la burbuja que habían creado a su alrededor los dos chavales— Ha sido impresionante chicos.

Alfred levantó las cejas y Amaia se rio del gesto— Cosas— dijo él con voz de bebé.

—Bueno, yo por mi... hemos terminado... a no ser que queráis quedaros y eso...— dijo el profesor recogiendo las cosas.

Amaia se iba a levantar del piano, pero Alfred la retuvo. —Nos quedamos aquí, gracias Manu. Hasta mañana.

Amaia le miró extrañada, pero se despidió de Manu con una sonrisa, como siempre. Cuando se fue, Alfred se acercó a ella la cogió de la cara y la besó, Amaia se sorprendió, pero le siguió el beso. Cuando se separaron ella le miró y él seguía con los ojos cerrados, disfrutando de la sensación, lanzó un suspiro.

—Tenía muchas ganas de hacer esto— dijo Alfred mirándola. Amaia no se pudo esperar y volvió a saborear los labios de su chico. Alfred siguió. La cogió de la cintura la situó encima de sus piernas. Amaia le rodeó con sus brazos y continuó profundizando el beso.

Cuando se separaron para coger aire juntaron sus frentes y Amaia susurró bajito "Te quiero"

Alfred la miró, y después de un pico le dijo:

—Y yo, no sabes cuánto cuquita. Me haces tan feliz...— Amaia le abrazó.

Comprendió perfectamente por donde iban los tiros después de decir aquellas palabras. Sabía que Alfred había sufrido mucho a lo largo de su vida y sabe que era una cosa que aún tenía muy presente. Pero se había propuesto que iba a hacerle olvidar todos esos recuerdos feos y sustituirlos por unos preciosos a su lado.

Amaia estaba en su mundo cuando reconoció las primeras notas que Alfred había entonado en el piano. No puedo evitar sonreír y abrazarse más a su cuello, le quería demasiado.

Delicious food...— comenzó el chico. A la pamplonica se le puso la piel de gallina con solo escuchar la voz ronca de su novio. Alfred continuó tocando la canción, mientras Amaia, aun en sus rodillas, comenzaba a emocionarse y a morderse el labio mirándole y disfrutando de su voz. Cerró los ojos y se dejó llevar por el momento. Recordó cuando se declaró con esta canción, había pasado tan poco tiempo, pero tantas cosas entre ellos. Se acordó de cómo se sintió la primera vez que le besó y como seguía sintiendo lo mismo cada vez que le hacía una caricia o un mimo. No podía parar de pensar en cómo sería su futuro y no podía concebir uno sin él a su lado. Se había convertido en una persona esencial en su vida, le necesitaba como el aire para respirar.

Cuando terminó Amaia no pudo aguantar más las lágrimas y se escondió en su cuello, dando pequeños besitos en él...

Se separó y él le quitó las lágrimas de los ojos.

—Ay jo...— empezó— es que me emociona un montón.

Se volvió a esconder en su cuello y él solo acarició su espalda y disfrutó del momento. Después de unos minutos el móvil de Alfred empezó a sonar y Amaia se tuvo que apartar para hacerle la tarea mucho más llevadera.

—¿Sí?

—Hola Alfred ¿Dónde estáis? ¿Os queda mucho para salir? — dijo Xus al otro lado de la línea.

—No mamá, ya hemos terminado ¿Qué pasa?

—Es que estamos en el centro comercial de al lado de casa del abuelo y hemos pensado en tomar algo aquí ¿os unís?

Alfred miró a Amaia y sonrió, tenía muchas ganas de pasar tiempo a solas con su chica así que declinó la oferta de su madre.

—No mamá, habíamos pensado tomar algo en casa ¿Os importa?

—¡Claro que no mi niño! Pasadlo muy bien. Un beso.

Cuando Alfred colgó el teléfono Amaia le miró, esperando que le contara quien era.

—Nada, mi madre que si íbamos a cenar con ellas.

—Y ¿Por qué has dicho que no?

—Por esto— Alfred se acercó a ella y depositó un dulce beso en los labios de su chica.

—Buena respuesta—dijo Amaia cuando se separaron. Alfred se rio y volvio a besarla. —¿Nos vamos?

Alfred asintió y se levantó del sillón del piano y Amaia también, se cogió de su mano y salieron del edificio.

—¿Qué te apetece hacer? — le dijo el chico cuando comenzaron a andar.

—Me apetece mucho cenar comida china y estar en casa.

—¿Vemos una peli?

A la chica se le iluminó la mirada y asintió —¡Claro!

—Pues ale vamos que hace frío

Y de la mano se dirigieron a casa de ella, con un silencio nada incómodo y disfrutando de la presencia del otro.

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¡Hola chicos!  Lo primero de todo ¡Feliz año! espero que os hayan traído muchas cosas los reyes y que os lo hayáis pasado genial. Bueno, soy consciente de que este capítulo es un poco flojillo pero bueno... pronto vendrán cosas mejores, ya lo veréis. 

Tengo dos cosas más que deciros: 

1. Hay mucha gente que me pregunta que porque sigo con la novela si Amaia y Alfred no siguen juntos. Y es que para mí ellos son una inspiración y disfruto tanto de escribir cosas sobre ellos que no quiero dejar de hacerlo. A demás, que para mí lo que han vivido ellos es precioso y siempre va a estar ahí, es un recuerdo precioso y no lo voy a olvidar nunca. 

2. Tengo otro proyecto en mente... ¡Otra novela! ¿Qué os parecería? Lo publicaría en cuanto acabe esta y obviamente sería de Almaia. ¿Me podéis decir si os gustaría porfi?

Por cierto, muchas gracias por las 30K lecturas, sois increíbles. 

Nos leemos...

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora