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Se quedaron dormidos a la mitad de la película. La verdad, es que estaban muy cansados por el duro día de ensayo. Cuando Javiera llegó a casa y vio el panorama, les puso una manta por encima y se fue a la cama, no sin antes ponerle un mensaje a Xus de que Alfred se quedaría en su casa esta noche.

Alfred se despertó mucho antes que Amaia y decidió ir a preparar el desayuno.

Cogió unos huevos de la nevera y puso la sartén a calentar. Cogió un poco de fruta de Ángela, ya que sabía que de Amaia no era porque no comía fruta sino la obligaban, y un poco de leche. Decidió hacer unos batidos con eso. Después de triturar la fruta y mezclar la leche, hizo los huevos fritos y puso a calentar en el microondas el colacao que tanto le gustaba a Amaia.

Después de tenerlo casi todo listo, sonó el timbre. Era muy temprano y Amaia no solía recibir visitas. Se puso una camiseta y fue a abrir. Cuando abrió la puerta vio a un chico más o menos de su edad, rubio, con los ojos verdes y bastante alto.

—Hola ¿Vive aquí Amaia? — dijo el chico, por su acento intuyó que no era de aquí. Le sonaba mucho la manera de hablar, pero ahora mismo no caía. Frunció el ceño.

—¿Tú eres...?— Preguntó Alfred, cruzándose de brazos.

—Pues yo soy...

—¡Mario! — dijo una voz emocionada a la espalda de Alfred, lo que le hizo girarse completamente para ver a su novia emocionada correr hacia el chico que se encontraba en el umbral de la puerta.

—Amaietiñaaaaa— dijo el chico, que se supone que se llamaba Mario, extendiendo los brazos.

"¿Amaietiña? ¿En serio?" Pensó Alfred. Amaia corrió a los brazos de aquel extraño y se fundieron en un abrazo bastante prolongado.

—¿Pero bueno que haces aquí? — le dijo Amaia mirándole emocionada y volviendo a sus brazos apretándole mucho el cuello.

—Tranquila princesa que me vas a ahogar... ¿Qué tal andas?

Alfred abrió mucho los ojos "¿Princesa?" ¿Pero que se había perdido?

—Pues bien, pasa... Jo que ilusión Mario— dijo Amaia entrando otra vez en la casa, mientras Mario pasaba un brazo por su cintura y le daba un beso en la mejilla.

Alfred contemplaba la escena desde fuera, un nudo en el pecho se le formó al ver la estampa.

—Pues nada que quería hacer una visita a la persona más guapa de Barcelona— dijo dándole un golpecito en la nariz, a lo que Amaia se volvió a aferrar a sus brazos. Alfred decidió intervenir en su "animada conversación" y carraspear para que le hicieran un poco de caso. Los dos chicos se giraron.

Amaia miró a su chico y luego a Mario abrió mucho los ojos —¡Alfred! Este es Mario un... un...amigo de Pamplona.

¡Anda! de eso le sonaba el acento. Mario se acercó a Alfred y con una sonrisa le tendió la mano —Encantado Alfred, ¿Qué tal?

Alfred sin mucho ánimo le apretó la mano y no le contestó. Se acordaba muy bien de los primeros días de Amaia en Barcelona y se acordaba muy bien de que nadie de Pamplona le hablaba desde que había llegado, lo que también incluía a Mario. Amaia volvió a abrazar al chico de pamplona y Alfred decidió volver a la cocina ya que había sonado el microondas indicando que el Cola cao estaba listo y después volvió donde estaban los dos chicos hablando animadamente.

—Ey Alfred— dijo Amaia —¿Qué te parece si vamos a desayunar con Mario a la cafetería del parque Well? Mario tiene muchas ganas de ir...

Alfred se rascó la nuca —Cariño... ya había preparado el des...

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora