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Amaia y Alfred se levantaron al día siguiente. Habían dormido en el sofá acurrucaditos, Alfred se había levantado a las tantas de la madrugada y había cogido una manta para que ella no pasara frío, después se volvió a dormir abrazándola. Ángela esa noche tampoco había dormido en casa así que estaban solos.

—Buenos días titi— le dijo el chico con la voz ronca. Amaia le miró y sonrió. Se acercó y le dio un beso de buenos días.

—Buenos días ruru... ¿Qué hora es? — dijo bostezando y estirándose. Alfred miró el móvil y sonrió.

—Es todavía prontito, podemos ir a desayunar antes...— Amaia le miró y sonrió. Estaba demasiado guapo por las mañanas, no se pudo resistir y se empezó morder el labio. Alfred, ajeno a lo que estaba pensando la chica, miraba el móvil. Cuando notó que le estaba mirando levantó la vista del móvil. —¿Qué? — dijo riendo.

—Nada...— Amaia se fue acercando lentamente hacia donde estaba el catalán. Alfred le sonrió pícaro y se mordió el labio. Amaia se puso sobre sus piernas y comenzó a darle besos en toda la cara, seguidos de varios mordiscos en el labio inferior. —Lo único es que... Yo te quiero desayunar a ti...

—Dios mío Amaia...— Alfred comenzó a besarla lentamente. Pidió paso con su lengua y esta aceptó encantada. Se besaron bastante tiempo hasta que se tuvieron que separar por falta de aire. Amaia le abrazó y se escondió en el hueco de su cuello.

—Me podría quedar aquí toda la vida— dijo todavía acurrucada. Alfred la miró sonriendo y la echó para atrás para que le mirara. Amaia sonrió.

—Tengo a la novia más guapa del universo— Amaia le miró y sonrió mucho más. Le había encantado que utilizara esa palabra para definirla. Amaia le dio un beso suave y se separó.

—Mentira, yo sí que tengo al novio más guapo del mundo mundial— Dijo enfatizando la palabra "novio". Alfred acarició la mejilla de esta con su nariz y emitió un sonidito adorable. Le encantaba como sonaban las palabras de la boca de Amaia.

—Bueno mi niña...— dijo el catalán. —Nos tenemos que ir vistiendo si queremos llegar a tiempo a la cafetería para coger unos churros recién hechos...— Amaia seguía en las piernas de Alfred. Alfred cogió a Amaia de los muslos para levantarse con ella agarrada, Amaia se carcajeó, se cogió de su cuello y rodeó sus piernas como si fueraun koala. Alfred se levantó del sofá riendo también. —Próxima parada ¡el baño! — y se dirigió hacia este. Pero antes cogió a la chica de la parte de debajo de los muslos y la subió a su hombro como su fuera un saco de patatas.

—Alfreeeed— comenzó la chica sin parar de reír...—¡Para, que se me sube la sangre a la cabeza! Jooooo

Alfred solo reía y comenzó a dar vueltas sobre sí mismo para marear un poco más a Amaia. De repente, el sonido de la puerta abrirse resonó por toda la casa. Alfred paró en seco, pero no le dio tiempo a bajar a Amaia de su hombro, estaba en shock.

—Hola...Ángela—Dijo el chico. Amaia sonrió al ver la reacción del chico, le dio unos golpecitos en la cintura para que la bajara y este lo hizo.

—Hola hermanita ¿Qué tal? — dijo Amaia sonriente. Se dirigió hacia su hermana que tenía los ojos como platos y le dio un beso en la mejilla. —¿Has pasado buena noche?

Ángela miró a Alfred y después a su hermana que esperaba su respuesta. Carraspeó y sonriendo le dijo— Sí, aunque veo que vosotros lo habéis pasado mejor...

Los colores subieron por las mejillas del chico. Nunca le había pasado, nunca le había dado vergüenza que le vieran con su pareja peor con Amaia todo era tan bonito y especial que parecía como si le hubieran pillado en un momento demasiado íntimo. Amaia miró a su hermana sonriendo.

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora