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Amaia buscó con la mirada a su amiga y se dio cuenta de que estaba al final de la sala sentada en una silla, fue corriendo hacia ella con una cara de felicidad enorme, pero es que no lo podía ocultar, eso es lo que le provocaba estar cerca de Alfred.

Lo que no sabía Amaia es que su amiga sabía el motivo de esa sonrisa.

—Uy ¿Y esa sonrisa? — dijo Aitana pícara.

—Estoy como siempre— Amaia se sentó al lado de su amiga, y miró hacia donde estaba Alfred.

—Ya ya... y... ¿No tendrá que ver con cierto catalán moreno con las palas separadas? — Amaia abrió mucho los ojos ante el comentario de su amiga.

—¿Tú como sabes eso?

—Lo sabía— Aitana sonrió victoriosa.

—¿Le conoces? — dijo Amaia mirando otra vez donde se encontraba el chico del trombón, no pudo reprimir la sonrisa.

—¿A quién? — preguntó Aitana mientras miraba el móvil sin prestarle mucha atención a su amiga.

—Joder tía, a Alfred.

—Ah, sí— dijo desinteresada — Es uno de mis mejores amigos, por no decir mi mejor amigo.

—¡No jodas! — gritó Amaia — Y ¿Por qué no me habías dicho nada?

—A ver amiga... no se ha dado la ocasión. A demás, no tenía ni idea de que te gustaba...

Amaia abrió mucho los ojos —No me gusta— bajó la vista hacia sus rodillas.

—Ya claro— rio Aitana.

—¡Que no! Sólo es que...

—Que te pone to' burra— dijo Aitana mientras miraba a Amaia.

—Pero ¿¡Qué dices Aitana por dios!?— dijo Amaia mientras le daba un golpe en el brazo a su amiga. —Sólo que es como que me interesa mucho su mundo interior... conocerle y eso.

—Pues eso, que te lo quieres empotr...

—¡Aitana calla de una vez! — Aitana se carcajeó. Amaia volvió a mirar a sus rodillas — Le he invitado a cenar esta noche a casa.

—¡No fastidies! ¿Y yo? ¿De sujetavelas? — dijo Aitana cruzándose de brazos.

—¡No! Somos tres amigos que vamos a cenar unas pizzas en una balada agradable amiguil — dijo Amaia mirando al frente. Enfatizando las palabras "Amigos" y "Amiguil"

—Sí claro. Dos amigos que se quieren besar cada vez que se miran. Mira mejor os dejo solos. Digo que tengo una comida o algo mañana por la mañana, ya me inventaré algo...

—Aitana no, por favor. Le he invitado porque sabía que ibas a estar tú y así no íbamos a estar solos.

—Qué manera más rara de ligar tienes amiga mía...

—¡Que no estoy ligando Aitana por el amor de Dios! — dijo mientras le propinaba otro golpe en el antebrazo a la chica del flequillo.

—Vale lo que tú digas...Iré, pero como la tensión sexual se pueda cortar en el ambiente me voy de ahí cagando leches.

—No va a pasar eso, así que... te quedarás toda la noche.

En ese momento el tío de Amaia se situó en el atril, comenzó a conectar el micrófono y se dispuso a hablar.

—Bueno chicos, perdón por la tardanza, pero es que tenemos un lío... que madre mía. En fin...

En ese momento a Amaia le vibró el móvil:

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora