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Amaia se levantó sobresaltada. Ya habían pasado dos semanas desde que había llegado a Barcelona y su relación con Alfred y Aitana se había hecho de lo más estrecha.

Alfred y Aitana estaban aporreando el timbre de casa de Amaia como cada mañana para desayunar juntos e ir después al conservatorio todos a preparar el evento.

El día en el que les anunciaron que iban a tocar les dijeron que iban a hacer una reunión que nunca se dio porque Manu, su querido guía, no había aparecido ya que se encontraba "indispuesto". Alfred siempre hacía la misma broma a Amaia y Aitana para que estas dos se rieran y era que estaba enfermo de diarrea y llevaba todos estos días tirándose pedos por toda la casa, a Amaia le encantaba bromear con eso porque le encantaban las flatulencias y hablar con normalidad de ellas.

Amaia se levantó con el pelo alborotado a abrir la puerta a sus dos amigos. Aitana y Amaia se habían hecho uña y carne y se contaban todo. De hecho, muchas veces se contaban secretillos excluyendo a Alfred solo para picarle ya que él se describía como "una más" del club y no aceptaba este tipo de exclusión hacia su persona.

No había pasado nada en estos días con Amaia y Alfred, aunque ganas no le faltaban a ninguno. "Sois tontos, de verdad. Si os gustáis que se os ve desde cuenca" decía siempre Aitana a la de Pamplona, Amaia solo le daba un golpe a modo de respuesta, ella no lo quería admitir, pero en el fondo, Alfred le interesaba como algo más que un amigo.

La quedada del viernes se había pospuesto porque estaba lloviendo así que no se había dado aún ese encuentro que Alfred tanto deseaba.

Amaia abrió la puerta con cara de pocos amigos. — Os odio — soltó y se fue hacia su habitación. Sus dos amigos se sentaron el sofá a esperar a que su amiga se lavara un poco la cara antes de empezar a desayunar.

—¿Cuándo piensas decírselo? — le dijo Aitana a Alfred. Este solo la miró y volvió su vista al móvil — Creo que ella merece saberlo.

—Aitana, se nota a leguas que sólo me quiere como amigo así que deja ya el temita— dijo sin apartar la vista del móvil. Aitana se cruzó de brazos y soltó un bufido.

Estaba harta de la actitud de sus dos mejores amigos, estaba harta de intentar convencer a Alfred de que la pidiera salir (Sólo convencía a Alfred porque cada vez que sacaba el tema con Amaia esta se ponía cada vez más roja y más negativa, diciendo que no le gustaba ni un ápice el catalán). Estaba harta de su cabezonería, era una cosa muy sencilla, si se gustaban lo tenían que aceptar de una vez por todas y empezar a salir.

Amaia salió de su habitación con una sudadera cinco tallas más grandes de "The Beatles" y con la misma cara de pocos amigos. Alfred se levantó del sofá y fue hacia ella, Aitana seguía inmersa en sus redes sociales. Había conocido en una discoteca a un Dj y llevaban hablando por Instagram varios días.

Alfred fue con la intención de dar un abrazo a Amaia y esta lo aceptó encantada. La levantó un poco del suelo a causa de la fuerza empleada. Amaia pegó un gritito.

—Buenos días mi novatilla— dijo Alfred todavía abrazado a Amaia. Amaia se acomodó en el hueco de su cuello y susurró

—Buenos días— "Ahora sí" pensó. —Vamos a desayunar anda.

—Sí vamos dormilona— Alfred la agarró del moflete y fueron hacia la cocina.

Antes de ello, Amaia fue hacia al sofá y le dio un beso en la frente a Aitana, esta lo aceptó y se fue con los dos a desayunar.

—¿Y Ángela? — preguntó Alfred sentado en un taburete de la cocina, mirando como Amaia rebuscaba algo en la nevera.

—Está con el hermano de esta, supongo— dijo refiriéndose a Aitana. Cogió la leche y el zumo de naranja y los puso en la isla de la cocina donde estaban sus dos amigos— no ha dormido en casa. ¿Está ahí Aitana?

—No lo sé, yo tampoco he dormido en mi casa. — Amaia miró a Alfred y a Aitana con cara de pocos amigos.

—Ósea, hacéis una fiesta de pijamas y no me invitáis. Muy bonito ehhh...

—Amaix, no hemos dormido juntos. ¿Dónde has dormido Aiti? — Amaia entonces cayó en la cuenta de donde podría haber pasado la noche su mejor amiga y sonrió pícara.

—Si has dormido...— dijo Amaia mirando a Aitana. Esta apartó la vista de su móvil y sonrió a su amiga en señal de complicidad. —NO PUEDE SER TÍAAA— Aitana solo asintió con una sonrisa de felicidad en la cara.

Aitana y Amaia empezaron a dar saltitos de alegría abrazadas ante la atenta mirada de Alfred que estaba confuso y perdido.

—Qué fuerte— dijo Amaia y volvió a darle un abrazo a su amiga.

—Ey chicas, ¿qué ha pasado? — dijo el catalán confuso. Las dos chicas le miraron sin evitar reírse.

—No sé si quieres saberlo Alfred, Aitana es como tu hermanita pequeña...— dijo Amaia mirándole con carita de pena.

—Porfi Amaix— dijo con una voz de bebé, Amaia se derritió y fue a darle un abrazo.

—Ay por dios, me voy de aquí como sigáis así eh...— dijo Aitana mientras Alfred y Amaia se hacían carantoñas. Alfred volvió la vista hacia Aitana mientras Amaia le abrazaba por los hombros — A ver— comenzó Aitana— el otro día conocí a un chico en una discoteca, Luis, y bueno pues ayer...pasó lo que pasó— dijo Aitana, Alfred pareció comprender y sólo asintió.

—Jo pues me alegro un montón por ti Aiti— dijo finalmente.

—Y yo — dijo Amaia — A ver si algún día encuentro yo a alguien que estoy más sola que la una — se separó de Alfred y fue hacia la estantería para coger vasos y platos para desayunar.

—Sí, lo mismo digo— dijo Alfred. Aitana les miraba con cara de odio. "Os tenéis el uno al otro, imbéciles" pensó. Solo suspiró y se volvió a sentar y a mirar si le habían vuelto a escribir, después se levantó y se fue al baño.

Amaia se puso de puntillas para alcanzar el bol de la estantería más alta pero aun así no llegaba. Alfred al verla fue a ayudarla. Se puso detrás de ella y cogió el bol. Amaia sentía la respiración de Alfred detrás de su oreja, vio el bol delante de sus narices y lo cogió. Alfred no se movió ni un ápice y Amaia tampoco.

Alfred sonrió y giró a Amaia poniendo sus dos manos en la cintura de esta. Quedaron cara a cara y solo se miraron a los ojos. Instintivamente, Amaia puso las manos alrededor de su cuello y Alfred rodeó su cintura para cogerse las manos entre sí. Era increíble como encajaban a la perfección sus dos cuerpos.

Sin retirar la mirada Amaia comenzó a trazar círculos en la nuca del chico, y Alfred solo suspiró. Volvió a coger con las manos la cintura de Amaia y la subió a la encimera de la cocina. Amaia solo sonrió, no tenía ni idea de lo que estaba ocurriendo, era como un juego al que ninguno de los dos quería parar de jugar.

Alfred comenzó a hacer circulitos con sus dedos sobre la cintura de esta, un escalofrío recorrió el cuerpo de esta. Él se acercó al oído de la chica y susurró— ¿Te han dicho alguna vez que estas muy guapa por las mañanas? — Amaia se sonrojó.

Alfred se apartó lentamente de la oreja de la chica y se quedaron a pocos centímetros, el catalán acarició la nariz de la pamplonica con la suya. Amaia cogió la nuca del chico y se acercó a la oreja de este y susurró— ¿Y nunca te han dicho que estas muy sexy a primera hora de la mañana? —Alfred se separó y le sonrió. Amaia se mordió el labio y Alfred le dio un beso en la mejilla de una forma muy dulce. Se separó de ella, cogió el bol que estaba al lado de Amaia y lo dejó en la mesa donde se encontraban la leche y el zumo.

Amaia sólo le miraba aun mordiéndose el labio. Este encuentro matutino con Alfred le había puesto muy pero que muy cachonda y estaba empezando a entender porque le llamaban Sr Irresistible. 

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¡Buenas nocturnxs!

Sé que he dicho que iba a subir mañana pero bueno, no me he podido aguantar. Este capítulo me ha gustado mucho como ha quedado, espero que a vosotros también os guste mucho. Comentadme que os está pareciendo la historia. 

Gracias por leer. 

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora