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Desayunaron tranquilamente y decidieron ir a dar un paseo antes de ir al conservatorio. Aitana se había tenido que ir a casa a dar explicaciones a su hermano de donde había estado y quedaron en que ya se encontrarían con ella en el ensayo.

Amaia y Alfred salieron del edificio entre bromas y piques. Decidieron ir al parque Well a sentarse en un banco y hablar de sus cosas pero antes de sentarse se compraron dos cafés. Descafeinado con leche para él y con leche fría y sacarina para ella.

Se habían acostumbrado a pasar tiempo juntos, cuando se quedaban solos siempre iban al mismo sitio, al aire libre y como a ella le gusta tanto el olor del café, siempre compraban en la misma cafetería.

Hablaban de diferentes temas, pero finalmente siempre acababan hablando de su tema favorito: la música.

Alfred se sentó primero y Amaia a su lado. Alfred cogió las piernas de Amaia y las situó encima de las suyas. Estaban muy cómodos.

Hacía días que Amaia estaba empezando a sentir una fuerte atracción por el catalán, pero tenía miedo, estaba insegura. A veces veía como Alfred sentía lo mismo que ella, pero después pensaba "¿Cómo le voy a gustar yo?" y decidía no hacer caso a lo que su corazón le indicaba.

—¿Has escuchado la nueva canción de Judit Neddermann? — dijo el catalán mientras daba un sorbo al café.

—Esa chica es la de "Mireia" ¿No? — Alfred abrió mucho los ojos y asintió sonriente. Le alucinaba como podía tener tanta cultura musical, podía saber de incluso artistas locales poco conocidos en Catalunya. Amaia se puso a cantar las primeras notas de la canción y Alfred la miró embobado. Quería que ese momento perdurara en el tiempo por lo que sacó su móvil y empezó a grabarla. Amaia estaba tan inmersa en la canción que no se dio cuenta de lo que estaba haciendo el catalán. Cuando terminó le miró y le quitó el móvil, en vez de borrarlo, bajó sus piernas de Alfred y se sentó encima de este. Apoyó su espalda en el hombro y se pusieron a ver el video juntos.

Este gesto no resultó extraño para ninguno de los dos, era como un mantra para ellos. Desde aquel día en el que la pamplonica se sentó sin querer en el regazo de este siempre lo hacían. Cuando terminó el video Amaia miró a Alfred, abrió la cámara y la puso en modo selfie. Alargó el brazo e hizo una foto de los dos. Alfred negó.

—Otra— dijo con voz de bebé. Amaia le miró y puso un puchero.

—Vaale— accedió la pamplonica. Alfred rodeó sus brazos por la cintura de Amaia y puso su cabeza en el hombro de esta, giró su cabeza y depositó un beso en la mejilla de la chica. Amaia amplió su sonrisa y "click": una foto preciosa que quedará para la posteridad.

Alfred cogió el móvil a Amaia y empezó a editar la foto. Todo en la misma posición. El catalán estaba tan inmerso en el móvil que no se daba cuenta de que Amaia no paraba de mirarle. "Es tan tierno" pensó Amaia. Era ahora o nunca "Vamos Amaia tú puedes" se dijo.

—Alfred— empezó Amaia, Alfred hizo un sonidito con la boca en señal de afirmación. — A ver... que...he pensado... que... si...querías...vamos que tú y yo...— Amaia suspiró, Alfred la miró y la giró situando sus manos en la cintura de esta para que estuvieran cara a cara. Puso un pelo detrás de su oreja y sonrió para darle tranquilidad.

—Vamos Amaix... ¿Qué pasa? — Amaia se derritió cuando escuchó ese mote, le encantaba. Amaia negó.

—Nada, era solo que si querías ir a cenar esta noche a algún sitio— Alfred sonrió, no acababa de comprender porque se había puesto tan nerviosa habían quedado un montón de veces los tres. —Solos. — concluyó Amaia. Ahora lo comprendía todo.

Le estaba pidiendo una cita, Alfred no cabía en sí. Una sonrisa empezó a aparecer en su rostro. Sí habían estado muchas veces solos, pero con la excusa de que Aitana estaba con ellos y por H o por B se tenía que ir. Ambos sabían las intenciones de la catalana por dejarlos solos, pero nunca había pasado nada fuera de "dos amigos que se apoyan entre sí".

Alfred no respondió, lo que puso a Amaia más nerviosa, se levantó de su regazo. Comenzó a morderse las uñas y a decir muy rápido — Que si no quieres lo entien...— Alfred la interrumpió.

—Pero ¿Qué dices? Señorita Romero, llevo esperando mucho tiempo esta oportunidad. ¿Por quién me tomas? — Alfred se llevó la mano al pecho haciéndose el ofendido. Amaia le miró con una sonrisa que cada vez se hacía más amplia.

—Pues, señor García. Esta noche quedamos en mi casa a las 22.00 para pasar una estupenda velada. — Dijo Amaia tendiéndole la mano. Alfred la cogió y la volvió a poner sobre sus rodillas. Esta se sonrojó ante la cercanía.

—Mejor vamos a mi casa a esa hora. Aunque me haya invitado usted quiero hacer de esta noche la mejor de su vida.

—Pues no hay más que hablar. — Amaia rió y le abrazó. Alfred la abrazó más fuerte para impedir que la pamplonica se separara. —Tenemos que irnos que Aitana nos espera en el ensayo.

—Un ratito más— dijo abrazándola más fuerte y aspirando su perfume.

—Alfreeed, vamos— puso morritos. Alfred se separó un poco y juntando su nariz con la de la chica y acariciándola se levantó, haciendo que Amaia también se levantara. 

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora