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A la mañana siguiente Alfred se levantó contento recordando el encuentro de anoche. Fue a la cocina y se puso a desayunar mientras revisaba sus redes sociales. Hoy tenía conservatorio por la mañana a las 12.00. Solía estar media hora antes para ayudar a Martí con sus cosas de recepcionista. Por lo que, en cuanto terminó de desayunar, se vistió rápido y salió de su casa.

Llegó allí sobre las 11.35 y vio que estaba solo. Martí se había retrasado o simplemente estaba en otra aula ordenando cosas para las clases. Decidió esperarle en recepción. Entró dentro de la mesa donde se solía sentar Martí y empezó a mirar las hojas que había encima de la mesa sin ningún orden, solo porque se aburría. Hasta que, una idea grandiosa rondó su cabeza y tenía que ver con la chica nueva.

Miró hacia un lado y otro para asegurarse de que estaba completamente solo y comenzó a mirar los cajones del escritorio en el que se encontraba. Hasta que dio con la carpeta que él quería: "Nuevas Matrículas" la abrió y comenzó a inspeccionar buscando la foto de la chica.

Finalmente llegó a la letra R y la encontró: "Amaia Romero", en la foto salía bastante favorecida. Salía con una sonrisa y con un jersey rojo que hacía que su cara fuera aún más resplandeciente. Cogió su móvil y sacó un par de fotos, guardó de nuevo todo en el cajón y se dispuso a salir de la secretaria.

Justo en ese momento, Laura, una de sus profesoras de canto y piano pasaba por ahí. Saludó al chico con un simple hola y se fue directa a la sala de profesores. Alfred suspiró y siguió su camino. "Por los pelos"

Alfred decidió salir a tomar un rato el aire y a revisar las fotos que había hecho hace unos cinco minutos. Se sentó en las escaleras de delante del edificio y puso a averiguar todo lo que necesitaba saber sobre Amaia.

-Bingo- susurró Alfred, cuando encontró el número de teléfono de la chica. Lo guardó en contactos con el nombre de "Novata" y decidió, que, de momento, no iba a enviarle nada. Quería sorprenderla y quería comenzar de nuevo con ella. Había algo en sus ojos que le atraía mucho, era como una especie de imán para el chico. Dejando atrás su fortaleza de chico duro, Alfred, albergaba un gran corazón y era un chico muy sensible.

Se levantó de las escaleras y volvió a recepción donde ya se encontraba Martí revisando el ordenador.

-Hola Martí ¿Qué tal? - dijo Alfred mientras se sentaba en la mesa que estaba situada al lado de la de Martí.

-Súper bien tío. Ayer fue una de las mejores noches de mi vida- dijo el chico rubio con una sonrisa en la cara.

-¿Qué? ¿Ligaste? - Alfred le miró con ojos pervertidos y le dio un codazo amistoso.

-No es ligar...es más especial...-dijo volviendo su atención al ordenador

-Uy Uy que el Martí se ha enamorado...-EL chico solo sonrió- Que fort nen, Y ¿Cómo?

Martí se giró hacia su amigo, él esperaba una larga historia con tood lujo de detalles así que espero a que este empezara a hablar.

Martí suspiró- Se llama Ángela, la conocí ayer en la estación de tren se acaba de mudar, ¿contento?

-No mucho, ¿De dónde es?

-De Pamplona, se acaba de mudar con su hermana.

-¿Amaia Romero?

-La misma. Es la chica a la que ayer interrumpiste ¿sabes?

-Sí, lo sé- y tanto que lo sabía, no se la podía quitar de la cabeza- ¿Ayer quedasteis? - dijo intentando pensar en otra cosa.

-Sí y fue increíble. No voy a dar detalles, pero hoy, repetimos.

-Me alegro mucho por ti, amigo- dijo Alfred mientras se bajaba de la mesa y le acariciaba un poco el brazo- Oye...

- ¿Sí?

-No sabrás a qué hora viene l'Amaia hoy ¿no? – dijo intentando no darle importancia.

-Pues... sí, hoy viene de 17.30 a 20.30. tiene clase de canto ¿Por qué?

-No sé, es solo para presentarme y eso correctamente ya sabes... como es nueva...

- ¿Tú? ¿Siendo amable con una nueva?

-Sí, no es tan raro. A demás, ahora mi mejor amigo sale con su hermana que menos que llevarnos bien.

-Sí... bueno me tengo que ir a darle esto a Mamen. ¿Nos vemos por aquí?

-Claro.

Dicho esto Martí se fue hacia el piso de arriba del gran edificio y Alfred se metió en una pequeña sala alejada de todo el barullo donde había un piano de media cola a la derecha de la salita. Se puso a tocar y a modificar todo lo que tenía escrito de la anterior noche y así pasó las dos siguientes horas, inmerso en su música.

NOVATA | ALMAIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora