Capítulo ciento veintitrés.
El avión despegó hace más de una hora. Hace más de una hora estamos sentados sobre aquél cómodo sofá. Amanda está más cómoda que yo, lo que es usual, con la cabeza metida en mi cuello. Yo la envuelvo cariñosamente con mis brazos alrededor de su cintura, y así está bien. Tenerla junto a mí es más de lo que podría pedir.
— ¿Empezamos a empacar? —la oigo preguntar.
—Mm. ¿Hay algo que me quieras enseñar, es eso?
—Tal vez.
— ¿Algo para la luna de miel?
—Todo es para la luna de miel, Teddy.
—Sabes a qué estoy refiriéndome.
—Lo sé.
— ¿Entonces?
— ¿Entonces qué?
— ¿Me mostrarás?
—Tal vez.
Tiro cariñosamente de su cabello.
— ¿Por qué no vas a ponerte algo de lo que te has comprado para mí?
—Mm. Yo hablaba de ropa playera comodísima que se te verá de bomba.
Hago una mueca de desaprobación. La agarro de la cintura un poco más fuerte, y aunque protesta un poco, consigo posicionarla sobre mis piernas. Voy deslizando lentamente mis manos por sus piernas, subiendo la delicada tela de su vestido.
—La verdad yo pensaba en algo más —ella levanta las manos, colaborando. El vestido desaparece por sus largos brazos y su cuerpo desnudo queda maravillosamente expuesto ante mí—. Algo más desmoralizado.
Ella sonríe. Tal vez este era su plan, tal vez no.
—Tengo lo que desea, señor Grey, pero temo que tendrá que esperar un par de horas.
— ¿Y cuánto me toca esperar?
—El resto del viaje.
—Sabes que es muchísimo tiempo, ¿no?
—Podemos divertirnos de otra forma.
Sé que cuando acerca su cuerpo al mío lo hace a propósito, pero no hay cosa que disfrute más que su contacto.
—Sé que hallaremos la forma de pasar el tiempo sin que haya penetración —me vuelve a sonreír—. ¿O sólo sabes pasarla bien conmigo en una cama?
Arquea las caderas contra las mías y hago un enorme esfuerzo por controlarme. Presiono las manos sobre sus glúteos y la golpeo aún más contra mí. Ella solo enrosca los dedos en mi cabello como respuesta.
—El problema es que tú no juegas limpio.
—No subí a este avión con intenciones de jugar limpio.
Le sonrío.
—Creo que esa parte dulce de ti en el sexo se ha quedado en la habitación del hotel.
— ¿Te refieres a la “otra mujer” que decía que te amaba al oído mientras le hacías el amor? —tira con fuerza de mi cabello—. Porque esa puede regresar cuando quieras, Ted.
Le acaricio el rostro.
—Los dos sabemos que sigue ahí, nunca se ha ido.
Ella sonríe tierna.
—Eres una buena chica —musito.
—Lo soy desde que estoy contigo.
—Lo has sido siempre. Te lastimaron un poco, pero siempre has sido una buena chica.
—Tú también eres un gran chico, el mejor con el que me he topado —enrosca los dedos en mi cabello y tira de ellos un poco—. Volveria a pasar por todo lo que he pasado si eso vuelve a lanzarte a mis brazos.
Contengo el aliento un poco, emocionado, enamorado, y muy contento.
— ¿Significa que tu pasado cada vez te pesa menos?
Ella sonríe, luego asiente.
—Sé que he cometido errores, pero he aprendido de ellos, así que creo que es un sí.
— ¿Perdonarías a tu padre entonces?
Amanda parece meditarlo, mirándome fugazmente, nunca con la intención de hacerlo fijamente. Yo no la presiono. Desde que la conozco siempre se ha quejado de su pasado, lo ha odiado, pero ahora ha dado un gran paso. Tal vez comienza a despegarse de todo eso. Lo curioso es que antes no había dado señales de hacerlo, o tal vez no las he notado.
Ella asiente.
—Creo que podría perdonar a Jack —clava sus ojos en los míos—, pero no podría llamarlo papá. No es como si al perdonarlo recuperemos un tiempo que él no quiera recuperar. Cuando necesité un papá él no estuvo. Siempre estuvo Bruno, solo él, por eso es mi héroe. Bruno pudo sacarme de su casa cuando quisiera, pero hizo todo lo contrario. Me dio un hogar, una familia.
Amanda sonríe, como si se hallara ahora mismo flotando sobre una nube.
—Creo que estaba muy furiosa porque tuve que esperar a que alguien más me recogiera de la calle para poder tener una familia. Estaba furiosa con mamá por haberme desprotegido, furiosa con Will por no darme el mismo cariño que yo le tenía y furiosa con Jack por ser tan hijo de puta que terminó en la cárcel —parpadea lentamente—. Estaba furiosa conmigo misma, porque después de tanto tiempo tenía una familia, y yo solo quería sentirme como antes. Una parte de mí quería seguir sintiéndome miserable y vacía. No quería olvidar quien me hizo daño. Pensé…pensé —se estremece—. Si me comportaba como ellos, tal vez entonces me querrían, pero no había que hacerle. Jack en la cárcel, mamá muerta, Will perdido en la calle. Cuando me di cuenta de que era inútil, entonces vi que no sabía cómo salirme de todo esto.
Golpea su frente contra la mía. Quiere que la abrase. Quiere sentir que estoy protegiéndola. La atraigo un poco más hacia mí.
—Lo triste es que lo único que me hizo parar fue la amenaza del cáncer. Todo ese tiempo que pasé en la cama de todos esos hombres lo pude haber usado para estar con él, sentir su cariño. Ahora lo tengo de nuevo. Tengo una nueva oportunidad de darle el cariño que se merece, pero antes debo sacarme toda esta porquería de encima.
—Lo estás haciendo, nena, y lo haces muy bien. Te admiro muchísimo.
Golpea su boca contra la mía.
—Es porque tú me has limpiado, Ted. Desde que comparto mi vida contigo siento mi alma más limpia. Llenas mis huecos oscuros con todo lo maravilloso que me das y eso solo se puede sentir cuando alguien ama a una persona de la manera tan intensa en la que yo te amo.
Vuelve a chocar su boca contra la mía, esta vez retardando el despegue. Mientras nuestras bocas siguen juntas, disfruto de su suave piel con cada pequeña caricia.
—Tú siempre has estado limpia —le tomo el rostro para aumentar el ritmo del beso—. Que hayas cometido errores no significa que tengas el alma oscura. Tu alma es preciosa. Sé lo que das y no es más que el más dulce de los cariños.
Sus ojos parecen brillar por las lágrimas.
—Sé que estás cada vez más cerca de dejar esto ir —musito con cariño—. Eres mucho más fantástica ahora de lo que has sido antes.
Sonríe.
—Me suceden cosas muy extrañas cuando estoy desnuda frente a ti —desliza cariñosamente sus labios sobre los míos—. Me siento más desnuda vestida que cuando estoy sin una sola prenda frente a ti.
—Siempre he dicho que deberías andar desnuda en todos lados.
Amanda suelta una suave carcajada.
— ¿Lo soportarías?
—Nena, yo sé lo bien que trabaja ese cuerpo. Hay millares de hombres en Seattle. No voy a exponerme a que alguno de ellos quiera tenerte. Aunque puedes andar desnuda por la casa. Eso sería el paraíso.
—Pero no estamos yendo a casa.
—Mm. Apuesto a que hay cortinas, preciosa. Es solo cuestión de cerrarlas.
—No pretenderás que esté siempre desnuda en la habitación.
—Mm —sonrío—. ¿Por qué no? Tienes un cuerpo precioso. Me encantaría que siempre me recibieras en casa desnuda después de un largo día de trabajo.
—Controla un poco ese morbo.
—Sabes que no lo haré.
Inclina un poco la cabeza.
—Sé que no. No sé ni por qué lo intento.
Suelto una carcajada.
— ¿Empezamos a empacar? —pregunta.
—Podemos, sí, pero tengo una simple condición para ti.
—Mm, ¿cuál?
—Va en serio lo de quedarte desnuda.
— ¡Ted! —chilla.
—De acuerdo, no accedas, pero tendré que atarte a la cama porque no empacaremos. Dejaremos las cosas en sus bolsas.
—Entonces no empaques, pero te tocará bajar las bolsas una por una.
—Sabes que no. Sólo tendría que darle dinero a algún empleado y problema resuelto. Quien único sufriría serías tú, atada por horas y horas…
— ¿No le harías eso a una mujer embarazada, verdad? —musita tierna.
—A la mía, sí.
— ¿No te compadecerías de ella ni por ser la madre de tus hijas?
Agito la cabeza.
—No estás jugando limpio.
— ¿No que no habías venido a este avión para jugar limpio?
Inclina la cabeza.
—Vale, está bien, como quieras. Tú ganas, ya.
Sonrío.
—Esa es mi niña.
Se ruboriza un poco.
—Ese uso de palabras…
—Ese uso de palabras iba a quedarse entre nosotros y nuestra intimidad —estiro los brazos—. Estamos a solas.
—Sí, pero cruzando esa pequeña puerta hay dos azafatas. Pasando de nuevo otra puerta hay un piloto y un copiloto. No estamos tan solos que digamos.
—Nadie va a venir, descuida. En todo caso vendrá una de las azafatas. Lo único que conseguirás es sembrarle la envidia —acaricio sus labios con el pulgar—. Eres la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra.
Ella sonríe.
—Así cualquier mujer es capaz de hacer lo que sea.
— ¿Incluso adelantar la luna de miel?
— ¿Después de haber comprado lo que compré? —agita la cabeza—. Aún no, señor Grey.
—Bueno, ¿qué es eso tan grandioso que compraste que no quieres mostrarme aún?
—Ah, pero sí puedo mostrártelo, pero no puesto.
—Entonces sí era lo que me estaba imaginando.
—Tal vez.
Le sonrío burlón.
—No sé si podré soportar solo ver la tela.
—Dijiste que me preferías desnuda.
—Pero no dije que los accesorios no te quedaran bien.
Suelta una carcajada.
—Buena tajada.
—Anda ya, mi niña. Enséñale a papá lo que has comprado.
— ¿No podríamos pasarnos al dormitorio? Te juro que me siento extrañísima aquí cuando sé que hay gente cruzando esa puerta.
—Bueno, bueno —la sujeto de la cintura y me pongo en pie. Es ágil, así que envuelve las piernas alrededor de mi cintura para acomodarse—. ¿Quieres que vaya pasando las bolsas hacia el dormitorio?
Asiente.
—Primero llévame.
—Mejor camina.
—No —gimotea—. Llévame.
La deslizo hasta dejarla en el suelo.
—Vete, largo.
Le doy un cachete en el trasero y protesta un poco antes de echarse a andar.HOLA!! ANTE TODO MIS AMORES DISCULPAS, DE VERDAD LAMENTO EL RETRASO, LOS PROBLEMAS QUE NUNCA FALTAN, ADEMAS EL TIEMPO QUE OCUPA RESOLVERLOS NO HABIA PODIDO SUBIR PERO AQUI ESTOY..
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HOY 2 CAPITULOS PARA MIS BELLEZAS
ES UN MARATON DE 3 CAPITULOS PERO HOY SUBIRE SOLO DOS, YA QUE QUIERO QUE ME DEJEN EL NOMBRE DE SU PAIS, PARA EN EL TERCER CAPITULOS SALUDARLOS Y MENCIONARLOS A TODOS TIENEN HASTA MANAÑA A LAS 8:00PM (HORA DE VENEZUELA) PARA MANDARME EL NOMBRE DE SU PAIS, TAMBIEN PUEDEN ENVIARLO POR PRIVADO, IGUAL ESTARN INCLUIDOS, LOS QUIERO MUCHO GRACIAS POR TANTO LES INVITO A QUE SIGAN LEYENDE, VOTANDO Y POR FAVOR COMENTEN LOS QUIERO!!!
BESOS Y SALUDOS,
PAZ Y SALUD PARA TODOS.
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Cincuenta Sombras y Luces de Theodore Grey
RomanceEsta historia pertenece a www.facebook.com/CSDGTrilogia. Excelente escritora, desde una perspectiva muy parecida a la de E. L. James plasma una historia entre el romance y el riesgo. Vale la pena pasear nuestras mentes por este texto. Habla desde el...