Parte XXVII (Capitulo 134) -Editado-

5.7K 142 0
                                    

Capítulo ciento treintaicuatro.

Me cruzo de brazos, expectante. Estoy observándola, sentado sobre el sofá, con las piernas cruzadas. No tengo la más mínima idea de lo que está haciendo. Me ha quitado el móvil. También ha estado usado el teléfono del hotel. De alguna manera ha podido hablar con dos personas a la vez, excluyéndome totalmente. Las mujeres y su misterio y su increíble capacidad de hacer dos cosas al mismo tiempo.

—Se lo agradezco mucho. Cárguelo todo a la tarjeta, por favor. Que pase un excelente día.

Lanza el móvil sobre la cama, pero no ha terminado la llamada que tiene pendiente en el teléfono del hotel.

—¿Sí? Oh, perfecto. ¿Lo tiene disponible? Grandioso. Sí, la vista al mar. Bien, es todo. Cárguelo a la tarjeta. Que pase buen día. Gracias.

Cuelga. Tiene una sonrisa de demonio que le atraviesa el rostro. Agito la cabeza, divertido.

—Perdona, he usado tu dinero. Pero es una causa que lo vale.

—No tengo idea en que lo gastaste, pero está bien.

Se levanta de la cama, acercándose a mí dando unos pequeños saltitos.

—Esta tarde, Sophie y Wallace tendrán una muy linda cena en un muy lindo hotel con una muy linda presentación culinaria. Oh, la comida enamora, nene. Esto va a ser perfecto.

—¿Y qué te hace pensar que irán?

—Porque Sophie cree que su padre le ha preparado una sorpresa.

—¿Y Wallace?

—Él cree que Sophie fue a verse con un —dibuja unas comillas invisibles en el aire— “amigo”. Irá a intentar conocerlo y temo que por accidente van a terminar encerrados en el restaurante por, mm, varias horas. A solas y con una comida y música de ensueño, dejo de llamarme Amanda si no caen esos dos.

—¿Y si no lo hacen? ¿Puedo escogerte el nombre?

Ella me fulmina con la mirada.

—Dentro de quince minutos debes llamar a Sophie. Ella debería contarte sobre el hotel. Tienes que asegurarte de que vaya. Dile que, no lo sé… Oh, ya sé. Dile que la sorpresa puede distraerla de ese lío emocional que tiene con Wallace. Después debes llamarlo a él. Tienes que meterle en la cabeza que Sophie ha ido a verse con alguien. ¿Bien?

Le sonrío embobado.

—Sí, jefa.

Amanda suelta un chillido.

—Esto es muy emocionante, ¿no te parece? Hace mucho no juntaba a una pareja.

—Mm. ¿Ya lo habías hecho antes?

Asiente frenética.

—Con John y Ju. Ellos se casaron únicamente por el embarazo, pero no estaban enamorados. Bueno, Ju sí, pero John no. Consiguieron enamorarse porque cayeron en mis trampas. Soy buena, modestia aparte.

—Mm —sonrío—. Dicen que los pelirrojos son tremendos.

Ella sonríe ampliamente.

—¿Te parece?

—Oh, sí, mucho.

—Pues esta tremenda pelirroja quiere comer algo. Mm, ¿una pizza con extra queso? ¿Qué no se te antoja?

Todo lo que puedo hacer es sonreír. Ha comido hace menos de dos horas, no sé como siempre puede tener hambre. Pero en fin. Siempre termino complaciéndola.

—Anda, pide esa pizza. Pídela con todo lo que se te antoje.

Me toma ambas manos, únicamente para acomodarse sobre mi regazo.

Cincuenta Sombras y Luces de Theodore GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora