The Sadistic Mind 2... [Terminada]

CAPITULO 50

~NARRA HARRY~

Una parte de mi agradecía que al menos los problemas con Alice se habían resuelto. Ambos optamos por reconciliarnos, y olvidar las discusiones para lidiar con lo que un debíamos resolver.
Ahora todo en lo que podíamos pensar era en hallar el cuerpo de Hellen Marks.
Sin embargo eso había resuelto mas difícil de lo que pudimos imaginar, y parecía ser que el lugar donde se encontraba el cuerpo era demasiado amplio, y nosotros buscábamos, los huesos restantes de la pequeña niña que fue enterrada en ese sitio 30 años atrás.
Sabíamos que nos llevaria tiempo lograrlo, puesto que hallar esa pequeña era como hallar una aguja en un pajar.

Pero mientras tanto, la prensa, los medios y absolutamente todos en ese pequeño pueblo a las afueras de la ciudad, comenzaba a saber acerca del suceso.
Debíamos lidiar con los sujetos que llegaban a la zona del crimen y rodeaban todo el, lugar en busca de una buena nota.
Y yo deseaba correrlos a todos cuando llegaba el atardecer. Después de un dia largo de búsqueda y agotamiento, deseaba tomar mi arama y amenazaba a los fisgones morbosos que habían pasado el día entero fotografiando nuestto trabajo desde el otro lado de la cinta amarilla que les impedía acercarse.

Pero al final debí superar ese aspecto, y cuando la noche había llegado,  nuestro trabajo debió verse forzosamente terminado, al menos para algunos de los agentes. Y aun cuando no hubiéramos encontrado el cuerpo,  sabiamos que debíamos esperar al día siguiente para continuar.

John nos permitió a Alice y a mi partir. Y en esos momentos yo sentía que la cabeza estaba matándome.
Me dirigí al auto en silencio en esperarse encontrar a Alice,  ella había desaparecido de mi vista unos minutos atrás, porque ahora parecía estar demasiado ocupada,  encargándose de que los fastidiosos periodistas abandonaban la zona también.
Me repose en mi vehículo y suspire, mirando detenidamente el alrededor y pensando en lo gigantesco que era todo ese lugar, de espesas tinieblas cubierto de árboles gigantescos que se esparcían a todo lo largo de ese amplio bosque que colindaba  con el extenso lago de agua clara. Mi mente se encontraba demasiado distraída como para pensar en otra cosa que no fuese el caso, y mi demandante trabajo.
El silencio había llegado mas que antes y me daba cuenta que ahora solo sobraban algunos policías de vigilancia que velarían en esa área toda la noche y algunos agentes del FBI, que también parecían demasiado comprometidos con sus deberes como para pensar en volver a casa después de un largo día de trabajo arduo.

Otro par de segundos transcurrieron y yo estaba demasiado sumido en mi propia distractibilidad como para notar a la repentina presencia que se acerco lentamente hasta mi, sin que yo siquiera lo previera.

-Mierda - blasfeme ruidosamente al sobresaltarme por la vocesilla que hablo como un susurto y su silueta tan escalofriante en la noche estremeció mi piel por unos instantes.

-Tranquilo, tranquilo,  solo soy yo -  rio la chica testaruda que parecia ser divertida con mi reacción de temor y suspire, curveando una pequeña sonrisa a causa de la ligera paz que sentia al escucharla reir tan dulcemente.

-Tu quieres matarme - la culpe,  enderezándome para tomar las llaves de mi abrigo, suponiendo que finalmente podríamos irnos.
Alice continuo riendo y yo rodee el auto, echándole una ultima mirada al rededor, antes de entrar a mi auto y la chica imito mi acto.

-Creo que necesitas descansar - se burló, suponiendo que mi estrés y paranoia eran evidentes.

-Creo lo mismo - le di la razón con un suspiro, poniendo el auto en marcha para salir cuidadosamente del lugar cubierto de árboles conduciendo lentamente a lo largo de la vereda hasta llegar a la carretera, mientras la sigilosa chica a mi lado continuaba demostrando un mejor humor que el mío.

-Estas demasiado tenso - susurro, al inclinarse para besar con suavidad mi mentón, y recorriendo con suma lentitud hasta mi cuello, solo después de haber aflojado meticulosamente mi corbata para así tener un mejor acceso. Sonreí estúpidamente aturdido por su encantadora manera de mejorar mi ánimo y ella ronroneo con ese tono tan adorable que me enloquecía rápidamente.