Ella está sobre mi, tienes sus manos sobre mi pecho para ayudarse a aguantar el equilibrio, su pelo cae sobre su cara, intento ponérselo bien pero siempre vuelve a caer, ella me mira con la boca entre abierta y yo sonrío, ella pone de nuevo su espalda recta y pasa sus manos por su pelo para apartarlo de la cara mientras se sigue moviendo sobre mi de esa forma tan lenta que sabe que me desespera, pero prometí no moverme por mucho que esté deseando ponerme de nuevo encima y hacerlo a mi manera.
Yo me incorporo con cuidado separando mi espalda de la cama hasta quedar sentado, paso una mano por su espalda y la pego más a mi, haciendo que su pecho roce con el mío con cada subida y bajada de su cuerpo, ella pone su cabeza sobre mi hombro mientras vuelve a gemir, mi nombre se escapa de sus labios en un susurro que me pone la piel de gallina. Me muerdo el labio inferior intentando reprimir mis gemidos y ella hace todo lo contrario. Creo que nunca había disfrutado tanto haciendo el amor con ella y tal vez sea porque por primera vez lo hemos hecho de forma tranquila, sin prisa, simplemente disfrutando el uno del otro.
Ella se separa ligeramente de mí para poder mirarme directamente a los ojos, todavía tiene la boca entreabierta intentando recuperar el aliento, besa mis labios cortamente antes de salir de encima mía. Sin decir nada más deja caer su espalda sobre la cama mirando el techo. Yo me acuesto a su lado pasando mi mano por encima de su barriga acariciándola con cuidado, como si un mal gesto fuera a hacer daño a nuestro pequeño.
- ¿Estás cansada?
- Un poco.- Su tono de voz es apagado, como si su tristeza anterior no desapareciera.
- Sigue habiendo algo que te preocupa, te conozco.- Ella no aparta la vista del techo, por un segundo sigo su mirada por si hubiera algo extraño en el, pero no, es blanco y no hay absolutamente nada.- ¿Por qué no me lo cuentas? Soy tu marido, puedes confiar en mi.
- No es tan fácil.
- ¿Por qué no? Yo solo quiero ayudarte, no me gusta que estés así.
- No me merezco que seas así.
- ¿Así como? No entiendo nada.
- Tan bueno, que te preocupes tanto...
- ¿Cómo no te lo vas a merecer? No digas tonterías.
- Calum yo...
- ¿Si?- Ella parece nerviosa.
- Has dicho que esto iba a ser un nuevo comienzo ¿verdad?
- Claro, un nuevo comienzo lejos de nuestras discusiones.
- Hay algo que tienes que saber...
- No me asustes por favor.- Quito mi mano se su vientre y ella me mira por primera vez desde que empezó esta conversación.- Si es algo malo puede esperar, no estropees esta noche.
- Es que no puedo más Calum, llevo 6 años callándomelo y no puedo...- Su voz empieza a temblar demasiado y sé perfectamente que está al borde del llanto.
- ¿Qué has hecho?
- Prométeme que me dejarás explicarme por completo antes de ponerte como un loco.
- Ya estás empezando mal.- Me levanto de la cama y busco mis boxers, me los pongo y después le paso a ella ropa interior y una camiseta mía. Se viste despacio y temblando, seguramente buscando las palabras correctas para lo que sea que tiene que confesar. Ambos nos sentamos de nuevo sobre la cama, uno frente al otro.
- Yo... Era una niñata, en ningún momento pensaba que esto.- Ella se señala a si misma y después a mi repetidas veces.- Fuera a llegar tan lejos ¿quién me iba a decir que después de todas las idas y venidas acabarías siendo el hombre con el que me iba a casar? Ninguna persona de 19 años cree que esa persona sea realmente con la que va a compartir el resto de su vida.- Yo resoplo y me paso las manos por el pelo, no me gusta nada por donde está yendo esta confesión y ni siquiera ha empezado.
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Cara o cruz 3 (Luke Hemmings y Calum Hood)
Fanfiction¿Estás preparada para descubrir lo que hay detrás de lo que no se ha contado y lo que todavía está por pasar? Pues sigue leyendo.