Desesperante.

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Tengo los pies clavados en el suelo, mi mente me dice mil cosas al mismo tiempo y no entiendo nada, tal vez debería dar la vuelta, coger el coche e irme lejos, huir. Pero seguramente Luke tenga razón, es demasiado tarde, aunque tengo la sensación de que siempre lo ha sido. 

Alargo el brazo y a pesar de la distancia que hay entre nosotros, puedo llegar perfectamente a su cara, rozo con mi mano su mejilla, la que no tiene golpeada, y él cierra los ojos respirando profundamente, como si llevara demasiado tiempo aguantando la repiración. Lleva su mano al encuentro de la mía, sobre su cara y entrelaza sus dedos con los míos haciendo que nuestras manos bajen hasta la altura de su cadera. Su pulgar roza el dorso de mi mano y él observa su movimiento, como si cualquier cosa fuera mejor que enfrentarse a mi mirada. Yo miro el golpe en su cara, el tono entre rojo y morado que tiene y el pequeño corte con la sangre seca en el pómulo, se me revuelve el estómago solo con recordar esa escena. 

Noto un golpe en la barriga, la misma incomodidad de la primera vez, suelto su mano y me agarro el vientre con la esperanza de sentirlo de nuevo contra mi mano, pero no sucede, él me mira sin entender muy bien que es lo que pasa, es posible que haya soltado su mano demasiado rápido y que él esté pensando lo que no es porque, tiene los ojos vidriosos de nuevo y esa expresión de miedo que tantas veces he visto en su cara. 

El bebé ha dado dos patadas hoy y casualmente las dos veces han sido con Luke a mi lado y tocándome, puede ser solo una coindencia o una señal. 

- El bebé...- Luke abre más los ojos y sonríe de lado, casi nunca hace eso.- Ha vuelto a dar una patada.

- Eso es que todo va bien...- Yo asiento y él da un pequeño paso hacia atrás.

- ¿Por... por qué te alejas? 

- Llevas como diez minutos ahí parada y solamente me has acariciado como lo haría una amiga. 

- Solo estaba pensando y quería sentirte...

- No pasa nada, no tienes que darme explicaciones, me voy.

- Pero...- No me deja terminar y sale por la puerta de la cocina hacia mi cuarto, unos segundos después lo sigo, me apoyo en la puerta observando como se pone los zapatos.- No te vayas. 

- Está claro que no soy yo a quien quieres.

- Luke, te quiero.

- Ya.- Ni siquiera me mira cuando se pone de pie tras haberse calzado.- Es hora de pasar página ¿no?- Él sonríe pero solo lo hace con la boca, ni su voz ni su mirada reflejan alegría. 

- No quiero pasar página. 

- Entonces ¿qué coño quieres? 

- Dijiste que me darías tiempo para elegir. 

- No lo haré si una de tus posibilidades es quedarte sola. Prefiero saberlo ya ahora.

- No es justo.

- ¿Cuando algo en esta historia ha sido justo? ¿Por qué tienes que pensar siempre tanto? Es desesperante.- Él alarga su brazo para poder hacerme a un lado pero en lugar de eso yo sujeto su mano entre las mías. 

- Ni siquiera me has mirado a los ojos en todo este rato.

- Porque si lo hago no me iré nunca.- Doy un paso adelante, él mismo que nos separaba en la cocina, hasta estar pegada a él. Luke mira al suelo.

- Por favor, mírame.- Quito una de mis manos de la suya para poder llevarla a su cara y hacer que eleve la mirada hasta encontrarse con la mía.

- Has dado el paso adelante.- Yo asiento y me pongo de puntillas al mismo tiempo que él baja la cabeza despacio, hasta que nuestras frentes se tocan.- Te necesito.- Su voz tiembla, parece nervioso, pero en cuanto nuestros labios se unen todo eso desaparece, toda su inseguridad se esfuma de un plumazo. Sus brazos me rodean pegándome más a él, yo rodeo su cuello con los míos y ambos nos perdemos en un beso lento y al mismo tiempo desesperado. 

Cara o cruz 3 (Luke Hemmings y Calum Hood)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora