Brendan Jordan

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Danielle

-¡PERRA...! ¡DEBES VER ESTO! – grité apenas me abrió la puerta, entré corriendo.

Me recorrí todos los benditos pasillos de su laberinto como Don Juan por su casa, esta mansión la conozco mejor que la mía. La perra ya se había quedado atrás sin aliento cuando llegué a donde quería, (JA, ahora es donde se ve que el Crossfit sirve).

-¡H... HEY! ¡¿Pero... pero qué te pasa?! ¿¡Me... me dirás algo siquiera!? – dijo, apenas respiraba.

Prendí la TV, enseguida la conecté por bluetooth a mi teléfono.

Quería que los hechos hablaran por mí.

-¡Oye...!

-¡SHHH! CALLA ¡MIRA, MIRA! – dije.

Me le quedé viendo, no quería perderme ninguna de sus reacciones.

En el video de YouTube se veía a un chico castaño cantado a viva voz "I Will Survive": todo estaba captado; sus escenitas de diva caprichosa, cuando se dejó caer al suelo trágico, cuando caminaba de lado a lado digno y altanero como modelo (y claro, no faltaron sus poses Vogue por allí) hasta cuando en una ocasión le hizo ojitos a un chico que le vitoreaba más que el resto.

Su cara, ¡DIOS!, de un millón de dólares: toda expresión, todo dolor, toda fuerza y poder... no creo ser la única que pagaría por ver otro espectáculo como esos. Santo cielo...

No se le podía negar, cuando era hora de brillar esta sabía que hacer, sabía lo que buscaban, tenía esa personalidad, esa conexión con el público, presencia, complicidad con las cámaras... sus elegantes movimientos de gata aterciopelada enganchaban a cualquiera, ¡AH, AH! Un poco putazos, pero que se le va a hacer, es mi amiga y se le respeta.

Él estaba completamente atónito, boquiabierto.

Sus ojos, abiertos como platos captando todo lo que había grabado el fan, yo también me volví al vídeo, demasiado adictivo para dejar de verlo.

¡OH!

¡POR!

¡DIOS!

¡ALELUYA! ¡SI ESA PERRA MATÓ CON ESAS NOTAS! ¡¿PUEDE HABER ALGUIEN SIQUIERA MÁS FIERA QUE ESO?! ¡MUEROOOO!

-¿¡Y...!? – le pregunté cuando terminó, aunque no me aguanté y fui a darle un abrazo – ¡lo lograste! ¡Perra eres famosa! ¡JA! ¡Mira! ¡las visitas! ¡WO...! – lo alcancé a agarrar, para dejarle caer en el sofá atrás suyo – ¡sin desmayarse! ¡JAJA!

-Nada mal – dijo una suave y conspirativa voz.

Miré atrás.

-Oh Argel, chico... no te había visto - saludé.

Un momento... ¿tenía vendas en la frente?

-En parte, mi trabajo como músico de ambiente es pasar desapercibido.

-¿Y qué le pasó...? – a lo que se hizo el desentendido marqué con gestos - ¿...A tu cara?

-Me golpee con una señal de tránsito.

-¡Por dios...! – exclamó Vin. Por fin retomando el habla.

Me le quede viendo, él se ocultaba la boca con las manos, me miró. Él estaba... extasiado, lleno, pleno, ya fuera de sí cuando en su cara la sonrisa se le estaba formando cuando sonó su teléfono.

-Hem... espera, enseguida vuelvo - me dijo contestando con cara de perdón – ¿Hola? – dejó el sofá.

-¡HA...! ¡¿Cómo dejas que una llamada intervenga este momento?! MALDITAA - dije.

Vincent y Argel | (VERS. ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora