Placer culposo

334 63 17
                                    

Argel

Reconozco que yo tengo el sueño muy ligero, despertaba cuando Vincent comenzaba a roncar, ahí sabía que se había quedado dormido.

El italiano podía escuchar pasar un avión disparando encima de la casa, tirándole bombas, a Hitler y Mussolini gritándole en la oreja y él no se movería un pelo, no, no despertaría hasta que completase su sueño, o su "ciclo de belleza" como él mismo solía llamarle...

No duerme, se apaga.

La primera vez que lo hice fue de experimentación: al no poder dormir empecé a jugar con sus extremidades, como si fuese un títere, nada serio salvo el aburrimiento personificado, hasta que, sin querer, dejé sus brazos caer sobre mi torso.

Instintivamente se agarró tan fuerte, arrimándose a mí con tanto cariño y con tanta autoridad como si yo fuese su más querido peluche qué... Bueno...

Es...

...

Todo fue raro.

Lo que sentí en ese momento... no tengo palabras. Sólo sé que desde ese día comenzó, (antes ya nos habíamos abrazado, pero esta era la primera instancia "tranquila" en que lo hacía): mi placer culposo, me hice adicto a sus abrazos inconscientes.

Solo debía mover su brazo y bastaba, nada más.

Su calor me devolvía a tierra cada día, como un sedante o una droga, como una sustancia revitalizadora, energizante a la vez de relajante, equilibrada templanza: morfina metanfetamínica. Me hacía sentirme... recompuesto, completo, me unía, me pegaba de vuelta los trozos.

Su cuerpo entibiaba la zona de mi pecho, mi zona delicada. Me quitaba esta sensación de pesadez vacía, este sentimiento como de... ancla; de incertidumbre, de estar a la deriva y de no ser ni pertenecer a nada, jamás se me ha quitado desde que papá... Bueno, no sé, escuché por allí que era el abandono, el estrés o post estrés de esto o lo otro, aunque la definición me vale mierda porque sé que no me ayudará en nada, aunque sepa el apellido de lo que tengo seguiré con esta mierdera sensación al acostarme y levantarme, todos los días, hasta el día que me muera... Pero con el italiano abrazándome así... de esta forma apretándome y agarrándome por mi costado... se me quitaba.

Por unos minutos, me sentía como una persona normal. Como antes de que pasara todo lo que pasó y mi vida se viniera... abajo.

...

(Ah...)

Que paz, que familiar, que tranquilidad y confort... Ya, me cansé, lo diré sin más: amo sentirme abrazado, protegido, seguro, acompañado, querido, sí, amo estas simples cosas.

Si pudiera, dormiría junto a él todo el día y noche para no volver a sentir dolor. Pero no, no me atrevo a que lo sepa.

Hasta... a veces, cuando me acostaba sobre su pecho en estas siestas, me pillaba riéndome de lo plano que estaba al compararlo con mis otras novias, almohadillas que ahora no estaban, inexistentes reemplazas por planicie litoral.

Le quité el cabello de la cara.

Sí, estos momentos se convirtieron en mi vicio.

Aunque me gustaría que roncara menos, quizá si le pongo una almohada en la cara... No, se asfixiaría, aunque asfixiado sí que sería más silencioso...

Pero... en verdad, Vincent, sólo tu calor me hace sentir real, me hace sentir menos solo.


________________________NOTA_DEL_AUTOR_______________________

________________________☻NOTA_DEL_AUTOR☻_______________________

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Vincent y Argel | (VERS. ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora