Vincent y Argel | (VERS. ESPAÑOL)

My Boy Like a Queen

Argel / Vincent

ACLARACIÓN: Este capítulo final es narrado por ambos. Las partes narradas en negrita y cursiva como esta será narrado por Vin. Lo demás sin negrita por Ar.

El día en que salí de la penitenciaría vi a Vincent afuera, allí, esperándome.

Me dijo que no me hiciera ilusiones, que sólo quería hablar. Le acepté, pero le dije que hablaríamos en la noche, en el lugar que yo decidiera. Él aceptó.

Me subí a su auto, él se sentó apartado de mí.

Miré el paisaje por la ventanilla del coche.

-¿Por qué el cielo será azul...?

Me miró.

-...Me pone triste.

-¿Por qué? – preguntó él, volteé, le vi mirándome curioso con aquellas iris, iris de risas que miran, de cielo que sonríe, de mariposas azules que revolotean, de esperanza, de desayunos saludables de moras a las siete de la mañana, a sonidos de tacones de brillantina índigo, de las lluvias de noviembre, a la ruta 66, a neblina, a mi corazón antes, a abrazos y máscaras de belleza Blue Glam GLow en la madrugada, a un futuro roto.

-No lo sé.

Cayó la noche, según lo acordado llevé unas cuantas cosas en la mochila para comer al aire libre. Espero que alcance lo poco que tengo para calificarse como un picnic decente, en verdad...

-Mierda... - maldije al abrir la Coca-cola, esta se subió y derramó la mitad.

-Argel – dijo Vincent en tono peligroso.

Él no sabía que estaba celebrando mi muerte, o mi nacimiento.

-Acá, siéntate... - consternado miré el desastre que dejé, y como la bebida me chorreaba de la mano hasta el codo.

-No, creo... no creo que estés entendiendo el contexto – había algo extraño en su voz, más que enojo, otra cosa.

-Lo entiendo, y por eso te traje aquí, para que hablemos... - le miré: no se movía, impresionantemente quieto, me senté para dar el ejemplo – ven, no te dará alergia, traje este mant...

-¡CÓMO PIENSAS QUE ME VOY A SENTAR! – me caí de lado del susto: era dolor lo que traía ese tono de antes, respiró entrecortado - ¡lo supe...! ¡¿okey?! ¡Lo... lo de las cartas...!

-...

-¡¿CÓMO CREES QUE PODRÉ REACCIONAR DESPUÉS DE ESO?! COMO PODRÉ VIVIR DESPUÉS DE... ERES...eres... eres un estúpido, un imbécil ¡UN LOCO! ¿Acaso sabes si ahora estás enfermo de algo...?

-Vin.

-...Estás enfermo, ¡ENFERMO! cómo fuiste tan idiota para hacerlo en tu maldita cabeza... maldita sea ¡demente de mierda...! ¡ESTÁS LOCO! ¡LOCO! ¡LOCO! NO SÉ QUÉ TE P...

-¿Cuántos hombres crees que te amarán por tus defectos?

Y sacando de todo contexto alguna pelea, al decir eso, Vin se descolocó, se calló al segundo, se quedó de piedra, mirándome de pie, mudo, atónito. Sin saber que hacer o que decir. Le miré fijo unos momentos, antes de afirmar:

-Yo lo hago, te amo por los que crees que son tus defectos... o tus errores, te amo por ellos: te hacen perfecto.

Silencio.

En ello, pasado no mucho tiempo, Vin se sentó.

Le eché una mirada de reojo: él no me miraba, más reacio e inaccesible que nunca se acomodó su borsalino, y siguió evitándome.