Vincent y Argel | (VERS. ESPAÑOL)

Arrugas con secretos

Vincent

Él estaba de maravilla: los médicos, asombrados, jamás habían visto recuperación tan rápida de un paciente que había estado tan cerca de la muerte.

Apenas entré le devolví su sombrero, contento se lo puso.

Habló con mi padre, con mi hermano, con Dani, haciéndola reír. Su humor... era radiante, dijo en un momento que se sintió menos abandonado, viéndolos a todos aquí, simplemente por él.

No me habló, no especialmente ni con la emocionalidad casi enfermiza con que lo hizo aquella noche, me miraba de reojo, como adivinando si es que le había contado a otro de nuestra conversación, y yo le sonreí, espero que haya podido interpretar el mensaje...

Cuando nos íbamos, fue cuando pasó.

-¿Puedo hablar a solas con Vin un momento?

Todos quedaron atónitos, pero acataron.

-Wow, me llamaste por mi sobrenombre – dije al estar de nuevo solos.

-Alguna vez en vida que lo haga...

Me quede parado, allí, en medio de la sala que dejaba el celeste para teñirse de naranja.

-No está mal tu outfit - dijo, yo sólo me le quedé mirando - ...bueno, yo te estaba contando algo, siéntate.

Me senté a su costado.

-Yo no te odio, aclaremos eso primero, pero... - tosió - ...me ha sido muy complicado tener que lidiar contigo, esa es la verdad – sopesó sus palabras - ...con la realidad que odio, como si mis miedos se hubiesen personificado volviéndose... tú, así te vi por mucho tiempo y me odie a mí mismo por imaginarte así, y peor me ponía cada vez que intentaba hablarte para cambiar las cosas y todo de ti me recordaba a lo que quería ocultar, lo que hallaba más repudiable de mi y lo que me lo sacabas a luz tan sólo con tu cara, me odiaba por ser tan cobarde, por no tener la valentía de a mis cincuenta y seis años decir la verdad de una maldita vez, que por mis miedos y falta de cojones te haya sido el peor abuelo en vida... Sacrificándote por mi honor.

-¿Qué odiabas de mi cara...? de rostro sólo tenemos igual el color de los ojos...

-No encuentras nada, ninguna otra cosa que nos pueda unir, ¿o anclar a lo que te digo? – me clavó con fijación esas iris de intenso azul, imperturbables a su edad, jóvenes entre todas sus arrugas y marcas.

-He...

-Te lo diría yo de una vez, pero temo que me de otro ataque cardíaco.

Me quedé callado pensando.

Pensé.

...

Pensé...

-¡Ya pues! – se sentó colérico en su cama - No es tan difícil, ¡hasta un niño lo adivinaría!

-¡Ay yaya! Espérate, nunca fui bueno con los acertijos...

Me quedó mirando con ganas de querer asesinarme.

Mierda...

Hm... ¡AH!

AHHHHH QUÉ MIERDA PUEDE SER.

Mierda, me siento tonta.

Por qué me hace esto, ay yo jamás pude co...

-Soy gay.

Seguramente escuché mal.

Escuché mal.

El más gruñón y homófobo ser de la galaxia no podía estar diciéndome eso.