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Capítulo 5

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Emma dio unos cuantos pasos pero, cuando alzó un poco la voz para captar la atención de sus padres, no solo ellos voltearon sino la mujer que los acompañaba también. Una muchacha como ella estaba acostumbrada desde bebé a ver este tipo de eventos, trajes, hombres y mujeres, pero por alguna razón que desconocía, ver a Regina con ese vestido le hizo remover algo, no sabía si era pena, asombro u otra cosa. Era obvio que ella no pertenecía a este mundo ¿Se sentiría bien? Tembló de forma inconsciente, sus ojos marrones la observaron de pies a cabeza sin hacer una mueca alguna.

-¿Estás bien amor? ¿Tienes frío?-. Killian le susurró al oído. Regina lo miró fijamente y lo analizó por supuesto. Desde el "Rolex" que tenía en su muñeca hasta los zapatos, su traje, todo era costoso y no le sorprendía que Emma estuviese con un chico de ese tipo –Vamos a saludar a tus padres.

-¡Cariño!-. Ingrid estiró los brazos para capturar al muchacho –Te ves increíble-. Killian sonrío tímido

-Muchas gracias, no estoy a la altura suya ni la del señor Swan pero se hace lo que se puede.

-Mi princesa, estás cada día más hermosa-. Emma se mordió los labios mirando el suelo, era la "niña de papá" y siempre recibía adulaciones de su parte, de hecho fue sorprendente que aceptara a Killian como su novio porque siempre gritó a los cuatro vientos que nadie se merecía a su hija –Bueno yo les voy a presentar a...

Pero la nueva empleada no estaba a su lado, ni por detrás, en ninguna dirección en la que sus ojos trataban abarcar en este salón. De inmediato comenzaron a llegar importantes figuras hacia ellos para saludarlos, era increíble lo cómoda que la rubia se sentía en este ambiente y la destreza que poseía para hablar temas de política, economía y sociedad. Había sido educada en casa hasta los 10 años con los mejores profesionales, su nivel de conocimiento era sorprendente. Podía hablar 6 idiomas a la perfección (incluyendo el inglés): español, alemán, francés, japonés y mandarín. Estaba acostumbrada a fiestas como esta y a servir de intérprete a sus padres cuando no manejaban el idioma de sus invitados. El cóctel siguió con normalidad aunque los ojos de ella trataran de buscar a la nueva empleada. Lo hacía disimuladamente para no preocupar a Killian, no quería darle falsos motivos para que sospechara de ella o algo por el estilo. Pero no, incluso en eso se había sacado la lotería, Killian Jones no era celoso porque era bastante seguro de sí mismo, porque quizás nadie nunca le dio motivos o no había llegado el preciso momento para serlo.

Llegó la hora donde el servicio contratado fue colocando los platos para la cena. Mozos elegantes y peinados perfectos se acercaban para servir una copa de vino o champagne según el invitado lo deseara. Los 3 Swan, más Killian y sus padres, además del alcalde de Los Ángeles y su esposa, compartirían una mesa más grande que la de los demás por ser "más importante". Susurrando a un oído estaba James, dando instrucciones a alguien para que trajera un nuevo asiento. ¿Quién se sumaría a cenar con ellos? De pronto apareció al lado de un mozo ella, Regina, con la barbilla alta y la mandíbula tensa. Nadie se daba cuenta pero por extraño que pareciera Emma sí lo hacía, esa chica lucía como enferma ¿Sería la razón por haberse ausentado más de media hora?

-Disculpen, pero quería presentarles a la mujer que hizo esta decoración posible-. Ingrid comenzó a hablar.

-Te quedó perfecto ¿Lo hiciste solo tú?-. Comentó el alcalde, Regina asintió ajustándose un poco el vestido algo un tanto ansiosa, agachó la cabeza y se incorporó al asiento frente al de Emma –Eres bastante tímida.

-Está enferma de la garganta y casi no le sale la voz, por favor no la fuercen a hablar -James le guiñó imperceptiblemente el ojo a Regina para que se diera cuenta de las intenciones que había tras sus palabras. Lo único que Swan sabía es que ella era muda desde que tuvo un accidente, pero para evitar preguntas prefirió mentir un poco, por supuesto que Mills lo agradeció en el alma.

Mi Cenicienta (Swanqueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora