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Capítulo 35

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Emma buscó un abrigo morado dentro de aquel armario tan grande que poseía, la invitación decía que podía ir vestida cómodamente así que eso hizo, escogió unos pantalones negros ajustados, una blusa blanca y el abrigo del mismo color que sus zapatos. Se sentía bonita, quería verse bonita no por lo que dijeran sino por la única persona que le interesaba en este momento. Sus padres no estaban porque habían sido llamados por sus amigos federales ¿Algo estaba pasando? Le dijeron que se divirtiera con cuidado y que tomase prestado el Roll Royce que quedó en el garaje, todo con tal que no se expusiera en un taxi cuando volviese de la cena navideña. Cuando estuvo lista llamó a Regina para avisarle que la pasaría a buscar, ella sí sabía la ubicación de ese salón además era la ocasión perfecta de llegar juntas para que todo el mundo las viese, como amigas o pareja no importaba, al menos empezar a introducir la verdad que había entre ambas.

Con un sabor amargo en la boca fue manejando. Desde que terminó con Killian los que se suponían eran sus amigos se distanciaron de ella y de él ¿Cómo pasó eso? Era evidente que no tuvo verdaderas amistades, la necesidad de estar siempre con los de su nivel la llevaron a elegir a la gente incorrecta y ahora tenía que enfrentarse a la realidad, los únicos que parecían o sentía como gente real eran los "fenómenos" de su novia. ¿Serían sus amigos si ella era sincera con ellos? No es que tuviese el poder absoluto pero nadie se atrevería a molestarlos si Emma pertenecía a ellos, era mayor el temor de las represalias que Swan pudiese tomar con los demás que el deseo de hacer sentir mal a los que creían diferente pero ¿Hasta cuándo? ¿Era necesario usar el poder de su familia para merecer el respeto de los demás?

Estacionó el vehículo afuera de la casa de Regina, era pequeña pero le seguía pareciendo la más bonita de todas en este sector. Su chica era una mujer que tardaba poco, gracias al cielo no se comportaba como la típica chica en cuanto al horario. La sonrisa que le dedicó al abrir la puerta de la casa fue gratificante, vestida con una chaqueta de cuero, un jersey celeste y jeans oscuros. Sintió ganas de ronronear sugestivamente pero no quería entusiasmarla con iniciar algo dentro del vehículo, aunque la idea a largo plazo sonaba exquisita.

-"Te ves hermosa"-. Moduló la bajita sin dejarle responder –"Gracias por venir a buscarme, ciento que debiera ser al revés"

-Caballerosa-. Rio coqueta, esperando que Regina se colocara el cinturón de seguridad –Bienvenida a su carruaje mi bella cenicienta, la llevaré al baile en el castillo ¿Le parece?

-Mmh... Mmh-. Asintió –"Después de encontrarnos con los chicos y salir de allí, quiero que tengamos un momento a solas, quiero darte algo"-. Llevaba una bolsa a un lado para que Emma no viese lo que contenía, de hecho le pediría que abriera el porta equipaje para meterlo allí hasta cuando terminase la cena –"¿Vamos?"

No solo le daría el collar, con mucho esfuerzo durante la tarde y frente a un espejo había aprendido algo, quería estar en silencio con Emma en un lugar oscuro, abrazarla y darle lo que quería. ¡Si hasta de las ansias el pecho le temblaba!

Cuando llegaron el sitio estaba lleno de autos y personas, la música que había dentro tenía un volumen moderado. Todos vestían bien, nadie de gala ni tampoco excesivamente informal, lo justo y necesario para estar dentro de lo "cómodo". En el estacionamiento se reunieron con los demás, todos sonrieron cuando el Roll Royce de Swan frenó. Tinker, Robin y los demás saludaron a Emma y Regina, aun no tenían deseos de entrar aunque la temperatura afuera no era precisamente agradable, había solo 5°C.

-Qué lástima que Mal no pudiese venir, fue muy simpática con todos...-. Comentó Ruby –Hablando en serio ¿Cuándo repetiremos una junta? Yo ofrezco mi hogar.

Mi Cenicienta (Swanqueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora