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CAPÍTULO DEDICADO A MIS CHICAS CON DEDOS HIPERACTIVOS DE WHATSAPP.

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Capítulo 59

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Al tenerla entre sus brazos la sensación de plenitud era tal que apenas podía con ello, necesitaba hacerle el amor a Emma, demostrarle que la amaba, llenarla de placeres, complacerla en todo lo que le pidiera. Pero tan solo el día de ayer había sido dada de alta del hospital y no quería agitarla, no aún. De un segundo a otro la rubia se sintió sumergida en sus brazos, observada por esos preciosos y profundos ojos ónice que reflejaban anhelo y pasión, no le quedó otra más que suspirar y embriagarse de esa mujer que la amaba.

-Te amo-. Susurró Emma, la sintió temblar con sus palabras pero sabía que era de emoción –Y me hace tan feliz que estés a mi lado.

-Yo estoy feliz realmente porque estés despierta, porque Dios me diera una segunda oportunidad para hacer las cosas bien y no arruinarlas de nuevo...-. Regina la observó unos segundos, la emoción era tanta que iba a explotar si no la liberaba, apenas podía contenerse viendo esos preciosos ojos verdes brillar –Han tenido que pasar 10 años para que podamos ser felices... 10 años, pero 10 años que valieron la pena de cierta forma-. Emma miró hacia una parte del pent-house, una parte tan solo de la enorme propiedad.

-¿Te parece nos sentamos frente a esa pared de vidrio a conversar sobre ello? Nos debemos tantas palabras Regina.

Asintiendo dejó de abrazarla pero sostuvo su mano y juntas así caminaron hacia el "Chaise Longue" de tercio pelo blanco que estaba justo frente a una enorme pared de vidrio, la vista hacia el Central Park y Nueva York era sorprendente. Regina se apoyó pero dejó un poco abierta sus piernas para que la rubia cupiera entre ellas, así lo hizo y se sintió más que bien cuando apoyó su espalda en su pecho.

-Fue difícil encargarme de Violet en un país que apenas conocía, realmente la partida de mamá no fue fácil de superar.

-¿Alguna vez pasaron hambre?-. El solo hacer la pregunta fue difícil pero cuando la morena se tensó supo que había dado en el clavo –Ay no, Gina ¿De verdad?

-Solo fue una vez, tenía que trabajar y estudiar al mismo tiempo para mantener a mi hermana en las mejores condiciones, pero en una ocasión me vi obligada a invertir en mi estudio, estaba con la cabeza en otra parte y se me olvidó comprar cosas para cocinar, estuvimos a base de leche 4 días... no quería contarle a David porque me había ayudado tanto, Mal y Tinker siempre me mandaban dinero pero no podía estarles diciendo "Hey dame más"...-. Los ojos de Emma se llenaron de lágrimas al escuchar el relato, imaginarla con hambre era desesperante.

-Gina, por Dios así me siento peor, yo viviendo bien cuando tú tenías que sacarte la mierda para criar a tu hermana casi con el papel de otra madre.

-Son cosas que agradezco me pasaran ¿Sabes?-. Besó el costado de su frente sin dejar de hacerle cariño en el cabello –Antes no lo veía así pero esas dificultades hicieron la mujer que soy ahora, me dieron mayor motivación para salir adelante, alcancé mi sueño y el de mi padre de ser diseñador de ropa, lo que algunos no consideran muy masculino pero bueno yo si pude realizar ese sueño por él...-. Emma sonrió secándose las lágrimas que no habían caído.

-Creo que eres una diseñadora increíble, eres hermosa, muy atractiva y sexy-. Se retorció en su lugar provocando con sus movimientos a la morena –Si, demasiado sexy.

-Eso es maldad pura-. Dijo tragando saliva, Emma no se hacía una idea de cuan delicioso era sentir como se movía entre sus piernas –No sigas o terminaré enseñándote más de la cuenta-. La rubia se volteó a verla directamente –¿Qué?

Mi Cenicienta (Swanqueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora