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Capítulo 38

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Estaba frente a la televisión cambiando canales una y otra vez, no sabía que quería ver y tal vez ni siquiera tenía ganas de ver TV. Se sentía agotado y cansado de su vida, los ojos los tenía rojos porque dormía muy poco debido a todas las cosas que hacía en el día y parte de la noche, pero hoy era uno de esos días donde estaba haciendo "nada". Sintió un golpe en la puerta ¿Sería la pizza que pidió para cenar?

No veía nada claro por el visor de la puerta así que la abrió de inmediato, pero su sorpresa fue mayor cuando personas de grandes proporciones con sus chalecos del FBI lo habían acorralado contra la pared en un abrir y cerrar de ojos.

-Señor Rohmer, va a tener que explicar muy bien que hacía la madrugada del 20 de diciembre afuera de la casa de la señorita Mills-. El acusado empezó a sudar, miraba todo a su alrededor con tal de no responder pero la fuerza bruta de los agentes lo hizo voltear la cara.

-Yo... yo no fui allí.

-Frank, hay evidencia que eres tú, tu cara es muy fácil de ver desde cualquier parte... ¿Quieres realmente mentirle a la ley?-. Rogers tomó el CD para mostrárselo –Aquí hay un video donde estás ocupando un computador fuera de la casa de Regina Mills, si no tienes una explicación lógica te juro que no te dejaremos salir-. Miró a otros colegas –Registren la casa.

-¡Está bien voy a explicar!-. Frank con tanto miedo no se le ocurría otra cosa, usualmente siempre estaba en un estado de calma pero ahora que de dinero su situación era patética andaba agitado –Me contrataron para hacer un robo pero no creí que se darían cuenta... maldita sea.

-Usualmente las personas con el paso del tiempo pierden su talento, para la próxima tendrás que ser más cuidadoso aunque no habrá próxima-. Comentó Weaver que sonrió con asco, detestaba a los tipos como él que usaban su inteligencia para cometer crímenes.

-Jefe, encontramos este cheque dentro un joyero, también su computadora para analizarla...-. Weaver se puso guantes blancos para tomar el cheque, abriendo sus ojos enormemente con el nombre que aparecía allí.

-¿Esta persona te mandó a cometer el crimen?-. Interrogó Weaver, Frank cerró los ojos, podía darle otra explicación pero las huellas digitales suyas y del autor estaban allí, gimió y asintió –Cada día me sorprende lo estúpidos que pueden ser...

-No somos estúpidos, simplemente pedí más dinero y en su descuido no me dio efectivo sino un cheque que no he cobrado.

-Ni podrás cobrar...-. Rogers le quitó el teléfono que supuso guardaba en el bolsillo –Ahora registrarán todo esto, también tu computadora y verán si encuentran alguna huella digital en este cheque que pertenezca a Killian Jones...

A Frank Rohmer se lo llevaron detenido mientras todo esto se esclareciera, pondrían más agentes a trabajar en la investigación para apurar el proceso. Durante el camino Weaver apretó la mano en la parte superior de su tabique nasal porque era evidente que las cosas habían tomado un rumbo distinto al que creía, quizás realizar investigaciones a amigos no era tan bueno, en la necesidad de encontrar una respuesta rápida se cometían errores y ellos, bueno, al parecer habían hecho uno grande. No se lo iba a comentar a James, no aun hasta que pudiesen hablar con Killian Jones y comprobar cada una de las evidencias que tenían hasta el minuto: el video de la cámara de seguridad, el cheque, el computador, el teléfono de Frank Rohmer y el que Arthur Green dijo que les pasaría pronto, un teléfono donde se mandó el mensaje de la cena de la noche anterior.

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Sábado 27 de diciembre, 3 días después.

Mi Cenicienta (Swanqueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora