#27: No es tan fácil

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Estoy lista y esperando a que Stephan me pase a recoger. Íbamos a ir una exhibición de arte donde las ganancias de las obras vendidas y entradas iban para unos nuevos equipos de un hospital de niños. Stephan pensó que era perfecto ya que él era doctor y yo amaba las artes. Tenía un vestido largo bastante elegante, pero un poco revelator. Me estaba retocando el labial porque había comido un poco de pastel cuando llegó.

-Pasa, voy a tomar un abrigo. No iba a llevar uno, pero la noche está más fría de lo que esperaba.-abrí sin mirar.

-No hay problema.-contestaron el único problema es que no era Stephan.

Me voltee y en la puerta estaba Enzo con un traje muy elegante. Se veía bien, muy bien. El único problema es que se supone que iba con Stephan, no con él. Estaba apoyado en el marco de la manera más sexys que te podías imaginar, como lo describen en las novelas románticas o como el chico malo de las películas. Así mismo, mi corazón lo reconoció instantáneamente, porque comenzó a acelerarse. Esto era tan ridículo, no lo había visto en meses y es como si ese tiempo nunca hubiera pasado. Había intentado olvidarlo, pero no es tan fácil. Es como esa escena o canción que quieres olvidar, pero cada vez que la escuchas o ves la reconoces. Ese era Enzo, esa canción que quería olvidar, pero que cada vez que la escuchaba cuestionaba la razón.

-Por tu rostro, no sabías.-dijo entrando.

-No, Stephan no me dijo nada. Hablamos hace poco y nunca lo menciono. En cambio dijo que lo esperara.-dije.

-Que raro, pero debemos irnos si no queremos llegar tarde.-dijo extendiendo su mano.

Una parte de mi quería rechazarlo, pero la mayoría quería irme con él a dónde me quisiera llevar. Seguí mi instinto y tome su mano. Salimos de la casa y en ningún momento las separamos. Me abrió la puerta a su auto y después que subió, nos fuimos a la exhibición. Durante el corto camino no hablamos y solo dejamos el sonido de la música de fondo.

Llegamos y nuevamente fue un caballero. Entramos a el edificio iluminado con un aspecto rústico. Había un pequeño recibidor donde preguntaban por nuestros nombres junto a los boletos.

-Enzo Nichols, en representación del Dr. Solís Carson.-anuncio.

-Oh, Sr. y Sra. Nichols pueden pasar. Que tengan una agradable noche.-dijo.

¿Sr. y Sra. Nichols? ¿Acaso estaba queriendo decir que estábamos casados? Antes que pudiera decir algo sobre eso, Enzo me llevo detrás de las puertas. No tuve un momento de decirle nada ya que muchas personas lo reconocieron como el mejor amigo de Stephan. Luego nos paseamos viendo la obras y bebiendo vino. Tiempo después pasamos a otra habitación donde había una pista de baile y varias mesas para la cena antes de la venta.

-Baila conmigo.-dijo mientras me llevaba hasta la pista.

Nos comenzamos a mover con el ritmo lento del violin. Sus manos estaban en mi cadera y las mías en su cuello. Poco a poco la gente se fue uniendo en la pista y nosotros nos fuimos acercando más. Mi cabeza terminó recostada en su pecho y una de sus manos en mi cabello.

-Lo que dijeron al principio, va a ocurrir. En algún momento.-susurro.

-¿De qué hablas? -murmuré.

-Sra. Nichols.-contesto.

¿Acaso acaba de insinuar que nos vamos a casar? Me aleje para mirarlo y fue un error. Sus ojos me estaban atrayendo hacia él. Su mirada bajo a mis labios, termine haciendo lo mismo, lo cual fue un error más grande. Mirar sus labios me hizo recordar los besos que habíamos compartido y como me había sentido. Subí nuevamente la mirada y nos sonreímos mutuamente.

De momento fue empujada hacia su pecho y Enzo me estabilizo. Levante la mirada y ambos acercamos nuestros rostros hasta el punto medio. Así nuestros labios se volvieron a conectar después de dos años. Fue un beso lento y muy romántico. Nos separamos y Enzo me abrazo.

-Tenemos mucho que hablar, pero hoy no ¿De acuerdo? -dijo.

-De acuerdo.-dije.

Seguimos bailando, cenamos y al final de la noche Enzo compro tres pinturas. Una en nombre de Stephan, otra para Ava y una para él. No puedo decir que ese beso fue el último, porque no lo fue. El resto de la noche parecíamos una pareja de verdad. Enzo era tan caballeroso, romántico y atento. Nunca me ignoro sin importar con quién estuviera hablando y siempre me incluía en las conversaciones. Salimos y Enzo pidió el auto.

-Toma. Nunca llegaste a tomar el tuyo.-dijo pasándome su chaqueta después de verme templar.

-El vestido tal vez no fue la mejor idea.-comente después de agradecer.

-Oh lo fue, creo que no te lo dije, pero te ves hermosa.-susurro en mi oído.

-Gracias.-murmuré.

Eso era otra cosa que había hecho durante la noche, cada poco me susurraba cosas en el oído. A veces simplemente algo para hacerme reír o para que viera algo.

Nos fuimos tan pronto trajeron el auto. Está vez estuvimos hablando todo el camino. Cuando llegamos me acompaño y lo invite a pasar, lo cual hizo. Me quite su chaqueta y la puse en el sofá para después buscarnos agua. Le pase su vaso y hablamos un poco.

-Sé que quieres hablar sobre algo en específico.-menciono colocando el vaso en la mesa y se giro para enfrentarme.

-Cierto.-acepte imitando su acción.

-Sé que no terminamos bien cuando me fui, pero no deje de pensar en ti. A pesar de que no quisieras nada conmigo -dijo.

-Yo tampoco deje de pensar en ti y tengo que aclarar que la última vez que hablamos en casa de Ava, quería darnos una oportunidad.-confesé nerviosa.

-Espera, ¿Qué? -cuestiono mirándome fijamente y acercándose más.

Le conté un poco sobre eso y su rostro tenía una expresión que no había visto. Me alegraba que supiera todo y no sentir que tenía un secreto.

-Lo siento, lo siento. No me imagino como te debes haber sentido. Nunca fue mi intención herirte. ¿Y ahora? ¿Qué sentimientos tienes hacia mi? -dijo y de verdad se veía apenado, pero también esperanzado.

Gusto Perfecto (AV #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora