Gusto Perfecto (AV #2)

#9: Impresión

Las luces del escenario improvisado se apagaron al igual que las del restaurante dejando todo a oscuras. Poco a poco la música fue subiendo para luego las luces del escenario encenderse y ver a tres chicas dándole la espalda a el público. Eran estudiante, estaban bailando el Lago de los cisnes pero se podría decir que más moderno que el original y sólo ciertas canciones.

Eran impresionante cada uno de los que habían pisado ese escenario para bailar, no cabe duda que cada uno merece una beca o por lo menos alguna ayuda. Luego de varias canciones hubo otro apagón tan pronto se encendieron las luces se pudo presenciar un cuerpo alto y con curvas. Su cabello estaba recogido de una manera que sólo se veía que era negro y su rostro tenía varios colores ocultando sus rasgos.

Spike no podía despegar sus ojos de la mujer en el escenario. Era fascinante ver como ella se movía con tantas gracia y normalidad como si hubiera nacido para estar en un escenario comunicando sus sentimientos a través de tal danza.

Al lado de Spike se acomodó su madre y el nunca despego los ojos ni para reconocer sus presencia. Estaba hechizado, se cuestionaba internamente si era el único que podía ver lo que ella transmitía; libertad, esperanza, amor y felicidad. Cuando término su pieza todo el público se había levantado de sus sillas y estaban aplaudiendo.

Ella levantó su mirada y Spike pudo ver tristeza. Obviamente el no podía entender el motivo, ella y sus estudiantes se habían lucido esa noche. Habían demostrado que el bailar era mucho más que estar moviéndose en un escenario al ritmo de alguna canción de fondo. Era comunicar algo al público, fuera lo que fuera. ¿Así que porque esa mirada?

Estaba triste, triste a pesar que todos le estaban aplaudiendo y podía sentir todas las miradas en ella. Miro para el lado derecho del escenario para ver a sus alumnas gritando y aplaudiendo. Movió sus manos en señal para que salieran junto a ella. Con toda esa felicidad que la rodeaba y ella seguía triste, sus padres una vez más habían faltado a una noche importante para ella.

Pero tenía que ocultar sus sentimientos por sus chicas. Levantó la mirada del abrazo grupal porque sentía una mirada penetrante. Había un hombre alto vestido con traje y corbata de brazos cruzado, mirándola fijamente casi sin pestañear. A su lado había una mujer ya de edad un poco avanzada. Tal vez su madre o si era afortunada la dueña del restaurante y benefactora.

Lo poco que podía ver del restaurante, por la falta de luz, se le hacía conocido. Pero al haber entrado por la puerta trasera no sabía exactamente donde estaba. No tuvo mucho tiempo para observar ya que las cortinas se cerraron y debían cambiarse para hablar con el público. Ese era su momento de ayudar a las chicas y de agradecerle a todos los que estaban presente.

Entraron a un pequeña habitación donde estaban los lockers de los empleados y donde habían dejados sus bolsos. Se cambiaron rápidamente para así ella darle una pequeña charla de motivación antes de que estuvieran con todo los demás. Las chicas la necesitaban, en sus rostros se podía ver qué estaban tomando confianza con cada palabra que su profesora pronunciaba.

La profesora después de recibir aquella llamada, espero a la mañana siguiente para poder hablar con todos y decidir. Después de un momento de negación todos aceptaron y se prepararon más. Habían echo la mejor presentación. Todos salieron para encontrarse con el público.

Poco a poco cada chica se quedó junto a sus familias y algunos benefactores que estaban interesados en ayudar. La profesora después de presentar y agradecer se iba mientras saludaba a muchas personas.

Spike podía ver a la mujer moverse alrededor del restaurante con una gracia que demostraba que no solo estaba junto a ella en el escenario. Ahora vestía un vestido color blanco pero aún tenía el maquillaje colorido en el rostro haciéndola parecer que había salido de un cuento. Observó cómo interactuaba con las demás personas. Él vio como su madre se acercaba y comenzó a hablar con ella. Ese era su momento de acercarse. Cuando llegó su madre la estaba elogiando por el grandioso trabajo que había hecho.

-Madre.-saludo dándole un beso en la mejilla. -Señorita.-saludo.

-Hijo, ella es la señorita Parks es la profesora y dueña del estudio.-informo la señora.

-Un placer.-dijo él.

-El placer fue mío, al poder tener esta oportunidad.-reconoció.

-Mi hijo es el dueño del restaurante como le había dicho.-dijo orgullosa.

-Así es, pero mi madre es la experta en la danza.-comento abrazándola.

-Solo un poco.-sonrió tímidamente.

-No seas modesta, se quién es. Bueno, ¿qué personas que se dedica a esto no sabe?.-dijo sonriéndole.

-¿Qué sabes?-interrogó él.

-Fue una de las primeras en formar su propio estudio sin ayuda de nadie y rompió mucho de los récords que había logrado solo personas de una buena posición social. Además de que ayuda anualmente a muchas instituciones de educación sin importar que enseñan.-hablo con admiración.

-Veo que investigaste.-comento.

-Oh no, siempre eh admirado a tu madre.-reconoció.

-Bueno, me siento muy halagada.-acepto ella.

-¿Bailas algo además del ballet?.-interrogó.

-Antes bailaba Jazz y un poco de tango pero hace años no lo hago y pude que esté un poco rígida y oxidada en los movimientos.-conto.

-Me gustaría ver eso en alguna otra ocasión.-pidió.

-¿De verdad?.-cuestiono la mujer sorprendida que su ídola desde hace años estuviera interesada en verla bailar de nuevo. Fuera en lo que fuera, sin duda alguna estaba más que dispuesta.

-Oh sí, el único baile que puedo decir que nunca entendí fue el del hip-hop.-dijo encogiéndose de hombros.

-rio- No soy buena en ese, aunque me gusta verlo.-concordó.

Spike durante toda la conversación entre ella y su madre no le podía quitar la mirada de encima. No sabía porque y el maquillaje que tenía ocultando sus rasgos solo hacia que quisiera saber qué había debajo.

Ella sabía que él la estaba mirando pero no quería ser irrespetuosa y ignorar a su madre o preguntarle si tenía algo en el rostro además de lo obvio.