Capítulo 30

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No se por donde empezar, el cuerpo me tiembla, las palabras quieren salir de una vez de mi boca, pero necesito pensar con claridad la forma de soltar toda está mierda que me consume.
Me alejo de su cuerpo y me siento sobre la cama cruzando las piernas, suelto un largo suspiró y su mirada se une a la mía. Se sienta en frente de mi sin dejar de mirarme a los ojos, veo tanto amor, tanta preocupación en sus ojos que a la vez que el corazón me da un vuelco de felicidad recibo otro de tristeza.

-Necesito que me escuches sin cortarme hasta el final y que me prometas que cuando lo sepas todo no harás ninguna locura-  su cara a cambiado a una de enfado, pero cuando ve que voy enserio se relaja.
-De acuerdo te lo prometo- tomó aire una y otra vez hasta calmarme y empiezo a contarle todo lo que paso esa maldita noche.

- Steven era un chico encantador, siempre estaba pendiente de mi, nunca demostró ningún signo de agresividad ni de nada malo. Todo era amor, vivía por y para el, creía que lo nuestro era para siempre, pero me equivocaba. Estaba ciega de amor y no vi la persona que era en realidad hasta esa maldita noche.- hago un parón para respirar y mirar las reacciones de Jorge, su cara esta rígida y una de las venas de su cuello sobre sale de las demás. - Ese día habíamos quedado en su casa para cenar y ver unas películas, todo era maravilloso como siempre. La cena terminó y como siempre subimos a su habitación a ver una película. Todo transcurría con normalidad, pero de repente me empezó a tocar y como muchas otras veces yo le paraba, no me sentía preparada para pasar de hay, aunque si se hubiera esperado un poco más lo hubiera conseguido sin forzarme y destrozar mi vida. Pero está vez no hizo caso, consiguió atar mis manos pese al forcejeo, yo pensaba que era una maldita broma pero al mirar sus ojos los vi vacíos como nunca antes los había visto. Le suplique una vez tras otra que parará pero ni mis súplicas, ni mis lágrimas lograron que me dejará en paz. Aunque el tenía más fuerza que yo conseguí un par de veces darle una que otra patada pero sólo conseguí que se riera de mi y dejará esas marcadas de por vida en mi cuerpo. Grité, lloré, pero no paró, la ropa fue desapareciendo de mi cuerpo, la cortaba con ganas como si verme sufrir le hiciera feliz. Cuando ninguna prenda quedaba ya en mi cuerpo entró en mi con una gran embestida, en ese momento sentí un gran dolor, pero mis gritos sólo hacían que sus embestidas fueran cada vez más fuertes. No se cuanto tiempo estuvo entrando y saliendo de mi, sólo recuerdo sus asquerosas manos recorriendo mi cuerpo, su lengua, y el dolor que sentía con cada embestida. Cuando terminó dentro de mi, desapareció en el baño y yo pensaba que el calvario había pasado por fin, pero no fue así cuando salió volvió a hacerlo tres veces más hasta dejarme casi incosciente por el dolor. Al terminar me desató, me hizo ducharme con agua helada, me dio una camiseta y un pantalón de su madre. Yo sólo quería morirme, me sentía sucia, no podía hablar estaba en sock. Me dejó en la puerta del hospital despidiéndose de mi con un maldito beso y desapareció.- Terminó de contar todo lo que guardaba y miró sus ojos. Pasan un par de minutos y no hay ninguna reacción por su parte, no se mueve y su mirada esta pérdida en la pared. Tocó su mano pero nada, me acerco a él y le doy un pequeño beso el cual por fin le hace volver en si.
Se levanta de golpe y golpea la puerta una vez tras otra sin parar. Esta fuera de si, la rabia y el enfado le hacen soltar un grito hasta dejarse caer en el suelo al lado de la puerta. Sus nudillos tienen sangre por la fuerza que a utilizado con cada golpe. Me siento a su lado sin decir nada, apoyo mi cabeza en su hombro y pasamos un largo rato así juntos, sin decir nada.

- Le voy ha matar, voy ha matar a ese hijo de puta- un escalofrio recorre mi espalda y me levanto de golpe.

- Me has prometido que no harás nada.- busco sus ojos y sólo veo oscuridad, la misma que veo yo en el espejo cuando recuerdo esa noche y a ese desgraciado.

- No voy a ir a por él, porque te lo he prometido pero como vuelva a aparecer o escribirte iré a por ély se acabará todo.- sus palabras hacen eco en mi cabeza.

-No lo harás porque tu no eres igual que él, tu no eres un monstruo, tu tienes esa luz que me a salvado. No te voy a permitir que la pierdas por mi culpa.- me abrazó a él para que me entienda, que entienda que no merece la pena perderlo todo por él.

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Después de la tormenta viene la calma según un refrán pues eso es lo que esperó, que ha partir de ahora todo vaya mejor y que mi vida sea por fin una vida normal. Jorge a sido mi salvación y en esté momento es una de las razones por las que sigo aquí, por las que sigo respirando.

Hace un rato que Jorge se a ido y ya le echó de menos, porque si estuviera todo el rato en mi habitación sería demasiado sospechoso y de momento nadie se puede enterar porque vendrían más problemas y ya tenemos bastantes.

Bajo a comer aunque no tenga muchas ganas, sacar los recuerdos de esa noche me ha quitado el apetito. Cuando llegó a la cocina a pedir que me preparen algo me encuentro a la única persona que menos me apetece encontrarme en este momento. No tengo ningunas ganas de escuchar sus tonterías, pero parece que la suerte hoy no me acompaña, y eso que pensaba que hoy iba a ser un buen día. Tengo que recordar a partir de ahora no hacer caso a mis suposiciones.
Intentó ignorarla mientras caliento la comida pero la señorita meto me en todo no tiene los mismos planes.

-Hombre ya has salido de la habitación de tirarte al pobre de Jorge, no se como le habrás engañado pero sólo eres una mosquita muerta- dios dame paciencia para que no la pegue ahora mismo un par de leches para que se calle.

- No soy ninguna mosquita muerta y no he engañado de ninguna forma a Jorge el sólo se a dado cuenta de donde está la calidad y de donde sólo hay caroña de una noche- la he dejado callada de golpe y me siento un poco mejor.

-Cuando se de cuenta de lo poco que vales volverá a mis brazos, porque yo se como hacerle vibrar.- levantó la cabeza del plato que acabo de sacar del microondas y la fulmino con la mirada.

Como siga soltando mierda por esa boca se la callare de una vez por todas. Empiezo a masticar las albóndigas imaginando que la estoy mordiendo a ella y me empiezo a calmar mientras que me río como una psicópata yo sola.

- Yo que tu dejaba de comer tanto o te vas a poner como un tonel, y los toneles no le gustan a los hombres.- ahora si que me a tocado las narices del todo, parto las últimas albóndigas que me quedan y las mezcló con la salsa. Al terminar la mezcla cojo el plato y cuando se da la vuelta le tiró todo el potingue sobre su cabeza quedándome más a gusto que nada. No la doy tiempo ha reaccionar, dejó el plato en el fregadero y salgo como si nada de la cocina con una gran sonrisa en la cara.

He tardado un poquito más en subir capítulo, pero estaba muy liada esta semana. Espero que la espera valga la pena un beso.

Enamorada De Mi Guardaespaldas #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora