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No reproduzcan el video aún, yo les aviso.
NOTICIA IMPORTANTE: Leer a altas horas de la noche, a oscuras, con audífonos y, sobre todo, a solas...
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Adeline, estaba tan asombrada por lo ocurrido que perdió el interés por seguir leyendo el libro de geografía. Su mente no podía procesar muy bien todo lo que había experimentado hace una hora. Había estado en el bosque, había sentido las manos de su hermana y había oído su voz; pero, de repente, de un segundo a otro, estaba en su habitación, como si nada de eso fuese real. Ella, en vez de conseguir respuestas, obtenía más preguntas: "¿Cómo regresó? ¿Por qué sigue viva? ¿Para qué? ¿Cuál fue esa maldición? ¿Qué ocurriría con ella durante ese tiempo y qué papel tiene en todo esto? ¿finalmente saldrán del pueblo?" Más y más preguntas como esa llegaban a su mente, confundiéndola e intrigándola más. Lo único que sabía era que su hermana, de alguna manera, estaba viva y que estaría con ella.
Se acercó a la terraza y observó la soga. Recordó que no podía salir al bosque, así que regresó a su habitación.
Sentía una mezcla intensa de emociones. Susto, conmoción, alivio, felicidad, nervios y ansiedad eran algunas de ellas. Se tiró en la cama y tomó la almohada, se la pegó en la cara y gritó, liberando la emoción que más abundaba en su corazón: alegría.
Con la cara roja, sonreía de oreja a oreja. Estaba feliz. Su hermana estaba viva y no era ninguna ilusión, era real. ¡Había regresado! Sin embargo, hubo una pregunta que no se planteó y pasó desapercibida en su mente:
¿Eso era bueno o era malo?...
Mientras pasaba todo eso, las autoridades bajaban el cuerpo del hermano de Bertram. Todos los pueblerinos observaban, atónitos, aquél acontecimiento que, en el pueblo, no era nada normal. Los oficiales de Renard habían visto cosas peores, pero aún así, no estaban acostumbrados a esos acontecimientos. Se sentían inquietos, incómodos, nerviosos, asustados. Sin embargo, los pueblerinos, se llevaron la peor parte.
Era la primera vez que ellos veían algo así. ¿Un homicidio? ¿Qué era eso? Jamás habían experimentado algo como eso. Para ellos, la muerte de Amelie fue más una expiación que un acto injusto y salvaje. Ver ese cadáver desmembrado, ese charco de sangre, ese macabro escenario, sin duda alguna, les causaba mucho miedo.
Los niños se aferraban al cuerpo de sus padres, con mucho temor. Algunos sollozaban y se les cubría los ojos para que no viesen. Habían mujeres llorando desconsoladamente. Los más ancianos miraban, con terror en sus ojos, el cuerpo en descenso. Las personas menos sensibles no mostraban ningún tipo de expresión en su rostro, pero se les podía ver cómo temblaban sus piernas y sus manos, sin que pudiesen contenerlo ni ocultarlo.
Bertram, al ver que habían bajado el cadáver, luchó por llegar allí y así, abrazar el cuerpo carente de vida de su querido hermanito. Todos estaban conmocionados. Los oficiales tenían la mirada perdida, estaban estupefactos, así que no movieron ni un dedo al ver que Bertram tomaba el cuerpo de su hermano. Rompiendo en llanto, se arrodilló y tomó la cabeza de él, colocándolo en su pecho, a la vez que lo mecía.
-¡Hermano! -Las lágrimas salián rápidamente. No podía contenerlas, así que empezó a sollozar -¡HERMANO! -Gritaba.
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La Sirvienta ©
HorrorLa inquientante historia de un pueblo aislado del mundo, cuyos habitantes desaparecieron sin dejar rastro en la década de los 80', llega a manos de Samantha Bush, una joven periodista cuya profesión peligra con desaparecer. En búsqueda de la verdad...