- Capítulo 57 -

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NOTICIA AL FINAL DEL CAPÍTULO. (IMPORTANTE, LEER).

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Hermano, ¿acaso has perdido la cabeza? -Habló el menor de ellos, quien había permanecido callado hasta ahora.—Comprendo sus razones y realmente pienso lo mismo que ustedes, pero no podemos arriesgarnos a encerrarla ahora, al menos no aún.

—¿Y qué te hace pensar eso, Auguste? -Preguntó el mayor. —¿Cuáles son tus razones?

—Alexandre, hermano mío... -Comentó, dirigiéndose a ellos. —Entiendo que esto se está saliendo de control y que todos tenemos una reputación por mantener, pero les invito a pensar en lo siguiente: Aún no hemos confirmado que la hija de nuestro hermano, Bertram, sea la causante de esto.

—No, ¡lo fue en su momento la extranjera y la consecuencia de su relación con ella causó esto! -Interrumpió uno de ellos.

—Armand, hermano, te ruego que me dejes terminar.

—Armand... -Habló Alexandre, indicándole que no interrumpiera.

—Lo siento. Puedes proseguir, hermano. -Dijo él, calmando sus nervios.

—Muy bien... -Arregló su traje. —Hermanos míos, como ya saben, pienso lo mismo que ustedes sobre aquella extranjera, la hija de Bertram y la nefasta consecuencia en que resultó de ese estrecho lazo entre ambas. -Dijo. —Sin embargo, las ansias y los nervios les hicieron olvidar un punto importante: Nuestro hermano está siendo tratado, justo en este momento, por el mejor experto en la salud de todo el pueblo, sin mencionar que dentro de un rato vienen los demás especialistas y grupo de apoyo, para acelerar el proceso. Y estoy seguro de que, cuando Bertram vuelva en sí mismo, podrá confesar lo que vio y podremos saber toda la verdad. -Les explicó. —Y por esa misma razón, no podemos arriesgarnos a encerrar a la niña sin tener pruebas convincentes. Si nuestro hermano mejorase y descubriese que hemos encerrado a su hija y luego confiesa que el asesino es otra persona totalmente diferente, ¿cómo quedaremos ante él? -Les preguntó retóricamente. —¡Quedaríamos como unos traidores! Y peor que eso, él podría tacharnos como tal y también de blasfemos ante todo el pueblo por semejante acción. -Les comentó.

¿Y en el casi imposible caso de que nuestro hermano no se recupere, sino en un largo tiempo? -Formuló otro. ¿No sería mejor encerrarla e intentar comprobar la teoría de Renard por mientras?

Bien, digamos que la encerraremos para "prevenir" más asesinatos, como si fuera la solución... ¿qué dirían de nosotros si llegase a mostrarse otro macabro escenario con ella en confinamiento? ¡Las personas perderían su confianza en nosotros! Creerían que el encierro de una sucesora del fundador no fue la solución o que fue un mísero intento de calmar el temor de los pueblerinos o una terrible y muy rebuscada excusa para tratar de explicarlos, haciéndoles creer que ella era la razón de todo, sin mencionar la blasfemia de atentar contra uno de nosotros, sin importar la edad. En pocas palabras, ¡demostraremos debilidad, descontrol, ineficacia y lo desesperados que estamos al haber perdido totalmente la cabeza! -Argumentó, acomodando su monóculo. —Debemos ser más inteligentes, hermanos míos. Hay mucha tensión en el pueblo debido a estos sucesos. Y si alguien debe quedar mal, ensuciar su reputación y cargar con toda esa tensión, que sea el zorro de Renard, no nosotros. Seamos astutos, que caigan sobre él las malas críticas y acusaciones. Además, le dimos un lapso de tiempo, ¿no es cierto? Si nosotros llegamos a ser los primeros en oír la confesión de Bertram y desechamos a Renard por haber sido totalmente ineficaz en el caso, le demostraremos a todos los habitantes que siempre tuvimos el control sobre la situación y que nosotros y sólo nosotros somos dignos de su confianza para permanecer en el poder...

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