CAPÍTULO 5

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I could be lonely with you
broken - lovelytheband

—Muchas gracias —me dijo Greta por quinta vez desde que el juez había fallado a nuestro favor—. Nunca pensé que me libraría de ese hombre. ¡Por Dios, estoy tan feliz!

Sonreí contenta y un poco divertida ante el entusiasmo de la dulce mujer. Ella merecía ganar, yo solo lo hice posible.

Greta Jenkins era una mujer a principio de los cuarenta, demasiado buena para su propio bien. Casada con su ex marido desde los diecinueve años, viviendo bajo la dura mano de este y dedicando su vida a sus hijos. Su punto de no retorno llegó cuando encontró a su esposo en la cama con su mejor amiga.

¡Típico!

Después de eso habían sido varios meses de reuniones con él y su abogado para ponernos de acuerdo. Además de audiencias en la corte y citas de comparecencia. Finalmente hoy Greta podía decir que era una mujer completamente libre.

—Solo hice mi trabajo, señora Jenkins. Es usted a quien debería estar agradeciendo, porque fue usted quien decidió terminar con todo y romper las cadenas de un matrimonio poco sano que no la dejaba avanzar.

Nos detuvimos frente a su auto en el estacionamiento antes de que tomara mis manos entre las suyas en un gesto un tanto maternal, el contacto me resultaba bastante cálido.

—Gracias una vez más. Y llámame Greta, señora me hace sentir demasiado vieja.

Reí por sus palabras, asintiendo en acuerdo.

—Está bien, Greta —ella sonrió complacida—. Y recuerda que nada de lo que eres es gracias a él, piensa en eso cuando creas que lo necesitas.

—Eres tan sabia, niña —dijo soltándome y quitando el seguro a su auto—. Espero que alguien sepa quererte como te lo mereces.

Ella se metió en su coche y yo le dediqué más una mueca que una sonrisa, pero no dije nada. Llevaba tantos años fingiendo estar totalmente bien que, al parecer, era tan buena en ello que debía ser actriz. Hasta ahora nadie se había dado cuenta de lo rota que estaba por dentro, pero como decían por ahí, las mejores batallas se ganan en silencio.

Eran tantas las palabras luchando por salir de mi boca, sin embargo, me las arreglé para asentir cordialmente y contestar:

—Esperemos.

Con una última sonrisa Greta encendió su auto y salió del estacionamiento, dejándome sola en el silencio. Sin pensarlo mucho me encaminé a donde mi coche se encontraba aparcado.

Miré el reloj en mi muñeca y comprobé la hora, eran las 12:40 y después del almuerzo tenía cita con el señor Cross. Afortunadamente, estuvo satisfecho con el contrato que le envié, por lo que hoy nos encontraríamos con su esposa para discutir en conjunto el contrato de divorcio.

Una vez llegué a mi auto quité el seguro rápidamente y me metí en él. Dejé el bolso y el portafolio en el asiento del copiloto y encendí la radio. Bad Liar de Imagine Dragons sonó a todo volumen.

La canción avanzó y yo casi llegaba al bufete cuando mi móvil comenzó a sonar, alertándome de una llamada. El identificador decía «Jessie», por lo que aproveché que el teléfono estaba conectado al auto por Bluetooth y contesté poniéndolo en manos libres.

—¡Hola! —saludó con demasiado entusiasmo— ¿Cómo está la pelirroja más hermosa del planeta?

Rodé los ojos con una sonrisa.

—¿Qué necesitas? —le pregunté directamente.

Nos conocemos desde hace veintisiete años —desde que nací, básicamente— y aún pensaba que podía endulzarme el oído para que hiciera algo por ella sin que me diera cuenta. Por Dios, yo había inventado eso.

Todo lo que somos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora