CAPÍTULO 32

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Maratón 2/4


And if I only could
I'd make a deal with God
And I'd get him to swap our places
Running up that hill - Kate Bush


Me giré en su dirección con cautela. Mi corazón se saltó un par de latidos y una ansiedad que nunca había experimentado se asentó en mis hombros. Me agarré con fuerza al borde de la encimera. Frente a mí estaba Elliot Cross con aspecto casi enfermizo, piel extremadamente pálida y mirada perdida.

Intenté ralentizar el ritmo de mi corazón. No quería sentirme nerviosa. No tenía por qué, ¿verdad? Sin embargo, algo en la forma en cómo me miraba hizo que un escalofrío de miedo bajara por mí espalda.

-¿Qué hace usted aquí? -hablé calmadamente, aparentando normalidad-. Este es el baño de mujeres.

Él me dirigió una mirada vidriosa.

-Eres Lara James, ¿verdad?

Fruncí el ceño ante su pregunta.

-Así es.

-Es una lástima que el accidente no resultara, ¿sabes? -su voz resonó vacía en mi cabeza, parecía estar hablando consigo mismo-. Era el plan perfecto, las carreras habían comenzado y nadie sospecharía de mí. Me habrías ahorrado muchos problemas.

Sus palabras llegaron profundo en mi memoria y un recuerdo en específico hizo click en mi cabeza.

-¡Eres tú! -me tapé la boca en absoluta sorpresa y horror- ¡Sabía que te había visto antes!

Todo se volvió claro en mis recuerdos de ese día y su cara apreció en el fondo de uno de ellos. Él estaba allí. Esa tarde. Apenas lo había visto entre la multitud, pero definitivamente era él. Por eso lo había reconocido.

-Ese día corriste con suerte -se acercó-. Pero tu suerte acaba hoy.

Entré en pánico y corrí hasta la puerta en un intento de escapar. No sabía que quería este hombre, pero tenía bastante claro que no era nada bueno. Lamentablemente, clavó sus dedos en mi muñeca, deteniéndome, antes de que pudiera llegar a mi destino.

Solté un grito cuando me estampó contra la pared y un golpe sordo lleno el espacio. Abrí los ojos como platos mientras él sacaba un arma de la cinturilla de sus pantalones negros.

-No tan rápido.

-¿Qué... qué es lo que quieres? -mi voz salió temblorosa.

Una de sus manos se cerró alrededor de mi garganta y la otra sostenía el arma contra mi costado. Mi cuerpo entero se tensó, anticipando su próximo movimiento.

-Quiero que Jacob sufra lo mismo que yo sufrí cuando el desgraciado de su padre me quitó todo -escupió con rabia.

Estaba loco, yo ni siquiera sabía de qué me estaba hablando.

-¿Piensas matarme? -pregunté con una calma que no sentía.

Me miró directamente a los ojos y, sin dejar de hacerlo, pasó el arma por mi mejilla. El frió del metal me llegó a las entrañas y sentí el pánico, agonizante y ensordecedor, impedirme respirar.

-Quiero quitarle todo lo que tiene -sentí náuseas ante su cercanía- y eso te incluye.

-No... no sé de que hablas.

Cerré los ojos con fuerza cuando puso el arma bajo mi oreja y la hundió allí. La situación se volvió demasiado real y aterradora de repente.

-Oh, pero te lo explicaré -habló demasiado cerca de mi cara-. Verás, antes de que tu querido Jacob apareciera y lo arruinara todo yo estaba destinado a ser el heredero. Tenía todo lo que quería, incluida la mujer de mi vida -se detuvo un momento y pude ver verdadero dolor en sus ojos-. La desgraciada me dejó cuando me quedé sin nada. ¡Cuando el maldito de John Cross me dejó sin nada!

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