But we were something,
don't you think so?
the 1 - Taylor Swift—Muy bien, eso es todo —asentí, dando por terminada la reunión.
Analicé las caras de los abogados del bufete, todos reunidos conmigo en la sala de conferencias para la junta semanal, algunos tenían expresión de aburrimiento y otros escribían cualquier detalle en sus agendas.
Me levanté de mi asiento, a la cabeza de la mesa, y ellos hicieron lo mismo.
Le entregué las carpetas a Anne con todo lo que tenía que archivar, sintiendo una mirada en mi nuca. Alcé la vista, encontrándome con el ceño fruncido de Richard Maine. Fue el primer abogado que mi padre contrató al abrir el bufete, el más antiguo de la plantilla. Y cuando papá tuvo que retirarse hacía tres años Richard estaba convencido de que le dejaría su puesto. Digamos que no le sentó muy bien que yo tomara la presidencia.
Yo tampoco lo hice, sentía que lo hacía por que era su hija —en parte fue por eso, papá siempre ha dicho que esto es un negocio familiar—, pero él me dijo algo que hasta el día de hoy no he olvidado.
«—Empezaste desde abajo, sirviendo café y haciendo recados, porque quisiste ganarte tu puesto. Y te admiro demasiado por eso, lo sabes. Pero deberías confiar en tus capacidades como yo lo hago. Estás lista, mi niña. Eres una James, lo llevas en la sangre.»
Y lo hice, asumí el cargo —muerta de miedo y con bastante menos apoyo del esperado por parte de la junta—. A día de hoy, nadie podía señalar una decisión que hubiera tomado con respecto al bufete que no lo hubiera beneficiado. Me obsesioné tanto con hacerlo bien, con no decepcionar a nadie, que terminé volviéndome un poco controladora.
¿Un poco? ¿Segura?
Richard apartó la mirada cuando notó que lo había pillado mirándome. Enseguida arrugué la nariz con una mueca y salí de la sala con la cabeza en alto. Entendía su actitud, pero le daría más la razón si yo fuera una incompetente y él fuera mejor para el puesto. Sin embargo, no era el caso.
Negué divertida, dirigiéndome a mi despacho. Anne me seguía, murmurando algo que no logré entender.
—¿Sucede algo? —le pregunté, sosteniendo la puerta de mi despacho para que pasara, la pobre tenía las manos llenas.
Anne me miró, indecisa.
—Me preguntaba como estaba usted. El viernes la noté enojada y luego, cuando vino el señor Cross... —se interrumpió, abriendo mucho los ojos— Quiero decir, no es asunto mío ni nada por el estilo, solo quería saber si usted estaba bien. No es por entrometida, se lo juro, solo quería...
—¡Anne! —la interrumpí, una sonrisa divertida en mis labios.
Ella guardó silencio, la pobre chica estaba tan roja que parecía que iba a explotar en cualquier momento.
—Estoy bien, gracias por preocuparte.
Normalmente no me gustaba compartir mi vida personal con gente del trabajo, pero sabía que Anne no me preguntaría si no estuviera interesada de verdad. Era la chica más centrada, tímida y profesional de nuestro programa de pasantías.
—Oh, muy bien... ehmm... yo... ¿desea algo más o puedo retirarme?
Por su expresión, sabía que ahora mismo quería desaparecer, por lo que asentí. No quería que se sintiera incómoda.
ESTÁS LEYENDO
Todo lo que somos ©
RomanceLara lleva muchos años sin tener un corazón roto. Hay un límite para lo que una persona puede sufrir por amor y ella lo había superado varias veces. Por ello, nunca se involucraba con hombres. No seriamente, al menos. Jacob necesita desesperadamente...