CAPÍTULO 23

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Never told anyone anything bad
'Cause that shit's embarrassing, you were my everything
And all that you did was make me fuckin' sad
Happier than ever - Billie Eilish

Miraba relajadamente por la ventana de la cocina como las olas rompían en la orilla, furiosas y rebeldes, salpicando por todas partes. Me encontraba disfrutando mi primera taza de café del día, sin ella no podía considerarme un «ser humano funcional».

Eran casi las ocho de la mañana y no había nadie despierto todavía. Bueno, no nadie. Blaire nos había despertado a Jacob y a mí a las siete en punto, clamando que tenía muchísima hambre, y habíamos tenido que bajar con ella para desayunar. Pero lo más sorprendente de todo fue que, mientras desayunaba, se había antojado de ver sus episodios favoritos de Scooby-Doo.

¿La parte sorprendente?

Le había pedido a Jacob que los viera con ella. Ahora estaban los dos en el sofá de la sala viendo los animados de la pandilla de entrometidos. Era una imagen demasiado tierna, así que por supuesto les había hecho una foto con el móvil.

—Buenos días.

Levanté la vista al escuchar esa voz. Mi hermana entró en la cocina enfundada en un camisón de satén verde. Sonreí, esto iba a ser divertido.

—Buenos días.

—¿Y Blaire? —se adentró en el espacio, sorteándome para prepararse una taza de café—. ¿Como durmió?

Hice una mueca al ver cuántas cucharadas de azúcar le echaba a su café.

—Bien. Mejor que yo, eso sin duda.

Se apoyó en la encimera y le dio un sorbo al líquido extra dulce que, en mi opinión, debería ser considerado una bebida ilegal.

—¿Dónde está? ¿Sigue durmiendo?

—Que va, está en la sala viendo Scooby-Doo con Jacob.

—¿Ya le cae bien?

Fruncí el ceño.

—¿Sabías que no le caía bien?

—Por supuesto, soy su madre.

—¿Por qué no lo mencionaste?

—Estaba segura de que se le pasaría.

Asentí antes de apurar el contenido de mi taza.

¡Es showtime!

—¿Y tú?

—¿Ah?

—¿Cómo dormiste tú?

—¿Yo? Bien. Muy bien. Estupendamente.

Masculló, tomando un sorbo de su taza.

—¿Y Bruck?

Mala idea. Pésimo momento. Jessie escupió el café y casi se ahoga en el proceso. Empezó a toser como loca y tuve que darle unos golpecitos en la espalda mientras ella cogía una servilleta para limpiarse.

Genial, lo que me faltaba, matar a mi hermana.

—Bien, también —logró decir con voz rasposa—.  Supongo... Digo, no es como si... ¿Por qué me lo preguntas?

Me separé un poco de ella, volviendo a mi posición inicial.

—Porque lo vi escabullirse de tu habitación temprano esta mañana.

Si no hubiera estado segura de que no era el momento, habría tomado una foto de su cara. Sus mejilla se habían encendido y los ojos se le querían salir de las cuencas.

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