CAPÍTULO 12

9.1K 593 38
                                    

And if you hear me leaving in the morning
Could you just pretend that it was only wind?
'Cause I can't love you even if I want to
Got a lot to work through
You don't know where I've been
Long sleeves - Gracie Abrams

Me removí en la cama, sintiendo un peso muerto sobre mi espalda. Soplando los mechones que me caían sobre la cara, levanté la cabeza, dándome cuenta que estaba bocabajo. Uno de mis brazos colgó fuera de la cama y el otro lo sentí dormido bajo mi cabeza.

Me di la vuelta con cuidado, encontrándome cara a cara con un Jacob dormido. Sus párpados se agitaron, pero no despertó. En cambio, con el brazo que tenía sobre mi espalda y que ahora me rodeaba la cintura, me pegó más a él.

Su cara se veía tan relajada y pacífica que era difícil pensar que era el causante de todos mis dolores de cabeza. Con un suspiro, delineé la línea recta de su mandíbula, su barba de tres días haciéndome cosquillas, hasta sus labios, que lucían muchísimo más tentadores que nunca.

De repente, su cercanía y la intensidad de lo que sucedió anoche entre estas mismas sábanas era demasiado para soportar. Me volteé, dándole la espalda esta vez. Necesitaba un mínimo de distancia para ordenar mi caótica mente.

Ahora mismo solo podía pensar en qué pasaría cuando él despertara, en como actuaríamos. No sabía que decirle, y repetir lo de anoche no era una opción. Aquello no fue más que un desquite de cuerpos. Ya nos quitamos la comezón, ya no había nada más que hacer.

Esto no volvería a pasar. Lo decía en serio.

Lo que tú digas.

La alarma del móvil sonó, haciendo que el corazón me diera un brinco en el pecho. ¡Mierda! ¿Dónde demonios...? Oh, estaba en la mesita de noche, a mi lado. Y era su móvil. ¿Donde estaba el mío?

Me apresuré a silenciarlo, agradecida porque Jacob no se hubiera despertado. Al parecer tenía el sueño bastante profundo. Pero el alivio duró poco cuando vi la hora y casi me dio un infarto. ¡Iba a llegar tarde al trabajo!

Con sumo cuidado y muy lentamente, me quité el brazo de Jacob de la cintura. Aguanté la respiración cuando me moví un poco hacia el borde, echándole vistazos esporádicos, rezando internamente para que no se despertara. Lamentablemente, —y como era yo y estas cosas, seamos sinceros, solo me pasaban a mí— no calculé bien la distancia hasta el borde de la cama. En conclusión, terminé cayendo de culo sobre la alfombra en el suelo.

¡Mierda!

Dejé de respirar, esperando que Jacob se despertara y me viera. Sin embargo, solo se escuchó un leve ronquido y el sonido acompasado de su respiración. Pero, ¿cómo es qué este hombre tenía el sueño tan pesado? No lo pensé mucho más. Me levanté del suelo y busqué mi ropa, que no se veía por ningún lado.

¿Dónde demonios la había dejado anoche?

La busqué por todos lados, hasta que finalmente encontré el vestido hecho una bola de tela negra en la esquina contraria de la cama, las bragas colgando de una lámpara de techo preciosa —¿como llegaron ahí? Ni idea, la verdad— y los zapatos en la entrada de la habitación.

Muy sigilosamente, me vestí y cogí el mini bolso, que aún tenía las llaves y mi móvil en su interior. Le eché una última mirada a Jacob, que seguía durmiendo plácidamente, totalmente ajeno a mi plan de huída. Girándome, caminé hacia la puerta con los zapatos en la mano, lista para dejar todo esto en el pasado y seguir con mi vida.

Todo lo que somos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora