CAPÍTULO 9

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And I don't try to hide my tears
My secrets or my deepest fears
Through it all nobody gets me like you do
I'm only me when i'm with you - Taylor Swift

Desperté sobresaltada, con el resquicio de una pesadilla sobre conejos que conquistaban el mundo rondando en mi cabeza. Una fuerte jaqueca me nubló la vista cuando intenté levantarme. Miré el reloj despertador, eran las ocho menos cuarto.

¿Cuándo fue la última vez que había dormido tanto?

Con una mueca de dolor me dejé caer sobre la cama otra vez, suspirando dramáticamente. Que asco de despertar, la verdad, y ni siquiera entendía porqué me encontraba tan mal, prácticamente no había bebido casi nada.

Olvidas el whisky y el vino.

¿Por qué demonios tuve que mezclar bebidas?

Es que tú no aprendes.

Decidí que era demasiado temprano y me dolía demasiado la cabeza —que quería morir, básicamente— para estar teniendo una conversación con mi conciencia. A medida que mi cerebro comenzó a trabajar y recuperó todas sus funciones los recuerdos de todo lo que había sucedido anoche llegaron a mí como un balde de agua fría en pleno invierno.

Oh, oh.

¿Yo... besé al señor Cross?

Efectivamente.

Oh, no.

Oh, sí.

Mierda, mierda, mierda.

¿Y ahora como lo iba a mirar a la cara?

Debería haberlo sabido. Desde aquel día en el ascensor debería haber sabido que tarde o temprano algo como lo de anoche pasaría.

Demasiados pensamientos, demasiadas cosas con las que tratar. Ahora sí que me quería estallar la cabeza.

Me levanté por fin y salí de mi habitación arrastrando los pies. Caminé hasta la cocina como un zombie, necesitando urgentemente un hibuproféno y un jugo de naranja lo más ácido posible. Cuando llegué a la nevera saqué el jugo de naranja, busqué la pastilla y me la tomé. El líquido frío refrescó mi garganta, aclarándome un poco la cabeza.

Decidí llamar al bufete y pedirle a mi asistente que pasara todas mis citas para mañana, no me creía capaz enfrentarme a un divorcio.

—Bufete James & Associates —responde con voz neutra—. ¿En qué puedo ayudarle?

—Anne, soy Lara, necesito que pases todas mis citas de hoy para mañana.

Apoyé la cadera en la encimera mientras me masajeaba la frente en un intento fallido de aliviar la presión que sentía en las sienes. Las resacas daban asco.

—Por supuesto, pero...  Señorita, hoy tiene cita con el señor Cross.

Con más razón, mi dignidad estaba por el subsuelo ahora mismo. Necesitaba un respiro antes de volver a ponerme la máscara de mujer fuerte que no le afecta nada y acabar con esta situación entre el señor Cross y yo de una vez por todas.

—He dicho que lo pases todo para mañana, Anne —le dije de forma severa—. No me importa con quien sea la cita, tendrá que ser mañana.

—Como usted diga —casi chilló.

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