—¿Se puede saber qué era eso? —bramó León. Sus ojos iban de uno a otro, exigiendo una explicación que ya estaba tardando mucho en llegar. Nos habíamos quedado helados, a la espera de recibir la bronca.—¿Un beso? —me atreví a responder.
Sven se removió incómodo a mi lado. Bueno, ahora estaba a más de medio metro de distancia.
—¡Eso ya lo he visto! —gritó mi hermano—. ¿Y por qué lo estabas besando? ¡Vamos, contesta!
No, por ahí no. Exigencias y gritos, no. La vergüenza que había sentido al principio se transformó en soberbia, en ira y en algún otro sentimiento despreciable más.
—Porque me gusta —admití en voz alta. Sentí los ojos de Sven puestos en mí justo en aquel instante—. ¿Por qué iba a besarlo si no?
León se indignaba más con cada una de mis respuestas. Como dándome por perdida, se acercó a su amigo y se dirigió solo a él.
—De ella, que es una niña inconsciente, podía esperarme algo así. Pero, ¿qué pasa contigo, Sven? ¿En qué estabas pensando?
—¿Una niña inconsciente? —intervine yo, antes de que el otro contestara. Algo me dijo que para él fue un alivio—. ¿De qué vas,Leon?
—No, de qué vas tú. De qué van los dos, en realidad —añadió—. O sea, que te pido que vigiles a Lars para que no se involucrara con ella, y vas y lo haces tú —acusó a Sven.
Mi mente comenzó a atar cabos, a encajar imágenes no muy lejanas. ¿Eso era lo que habían hablado el día de la piscina? ¿Por eso Sven se había acercado a mí, para tenerme vigilada? ¿Para apartarme de su gemelo malvado?
—Esto es increíble —mascullé—. ¿Quiénes se creen ustedes dos para decidir con quién puedo o no relacionarme?
Lars será un cabeza hueca, pero al menos es un chico legal que no finge que se preocupa por mí para cumplir órdenes.—Yo no he fingido nada —se defendió Sven.
Por fin abría la maldita boca.
—Mira... —comenzó a decir Leon otra vez mientras se pasaba la mano por el pelo, como si intentara tranquilizarse—, voy a fingir que no he visto nada de lo que acaba de pasar por el bien de nuestra amistad. Pero la has arruinado, y mucho. Voy a tardar en confiar en ti de nuevo.
¿Por qué hablaba como si aquello fuera un hecho aislado que no fuera a repetirse? ¿Y si Sven y yo queríamos meternos la lengua hasta la campanilla otra vez? Joder, no era su problema.
—Yo... —empezó a decir el gemelo con la mirada baja—. Lo siento, Leon. Lo siento mucho.
Me quedé de piedra. Abrí la boca, estupefacta.
—¿Qué? —solté sin poder evitarlo—. ¿Qué es lo que sientes exactamente? ¿Haberme besado?
Los ojos de Sven me miraban dolidos, su mandíbula estaba en tensión, sus labios pegados y, al parecer, sin intención de volver a abrirse. Tenía el rostro encendido, no sabía si por rabia o por vergüenza. Se le veía incómodo, desde luego, pero también parecía sufrir con todo aquello. Seguramente, no por el motivo que a mí me habría gustado, sino por haber decepcionado al idiota de mi hermano.
Tras una última mirada que me encendió por dentro, y no en el buen sentido, se marchó con el rabo entre las piernas y mi odio en su espalda.
—Basta, Hannia —intervino Leon cuando se hubo marchado—. Deja de hacer tonterías de una vez. ¿Qué es lo que intentas?Sven es un chico centrado y responsable, ¿qué narices pretendías?
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Todo apesta.... menos tú princesa (Sven Bender )
FanfictionSegunda parte de Todo apesta incluido tú