Veintiocho: Mejol me karmo um pokito... No 'toy bolacho 😜...

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- *sorprendido*...(Pero qué-...!? Siento el alma de Uboklos a punto de desaparecer...! Pero qué es esta fuerte esencia!? Siento que mis piernas comienzan a fallar de pronto.) #Gerfrib

- Q-qué diablos pasa!? (S-siento miedo!) #Egyt

- ... #Agho

- *calmado* (Qué es esta aura tan horrible que se aproxima? Siento una increíble sed sangre en esta dirección.) #Osgos

Se hizo silencio por unos segundos, segundos que se volvieron intensos para aquellos hombres. Parecía que todos tenían el mismo sentimiento, una sincronización perfecta sin sentido, el miedo. Una pared es destrozada estruendosamente desde la mitad de la altura (en el cap anterior modifiqué las dimensiones la sala otra vez, perdón por eso. Es de 100m² y 50m de altura). Se veía algo negro envuelto en llamas rojas caer acompañado acompañado de una criatura alada. Se escucha un fuerte ruido de estos dos nuevos intermediarios chocar contra el suelo. Agho y Egyt se apartan rápidamente de la trayectoria, evitando ser aplastados. Se levanta una cortina de humo polvorienta sacada del exterior. Todos prestaron atención al nuevo acontecimiento. El polvo se va disipando, dejando ver a un dragón undead en el suelo, arrastrándose lentamente e intentando levantarse. La esencia del dragón estaba casi gastada, vacía en otras palabras. Una garra oscura, negra por completo con bordes incandescentes hace una fuerte presión contra el suelo al cráneo de Uboklos. Era una criatura grande, con llamas rubí y azabache en todo su cuerpo. No llevaba rostro, salvo una boca unida a unos dientes largos y curvados hacia atrás y detrás de esta, en el interior se encontraba un abismo desconocido.

La criatura continúa ejerciendo fuerza en la cabeza del dragón con su garra derecha. Luego abre sus fauces apuntado a lo poco que quedaba de la esencia azul del undead, que se encontraba por el cráneo. El ser oscuro comienza a absorber aquella esencia, como si del agua se estuviera hablando. El dragón realiza sus últimos intentos de escape, siendo estos inefectivo. No se detuvo hasta que lo último de la esencia azul clara terminara en la fauces oscuras de Ekret. Uboklos dejó de moverse, derrumbándose en el suelo, mientras que el ser oscuro aún se mantenía encima de esta. Los presentes en la sala lo observaban todo como algo inimaginable. Ekret se queda "observando" a la criatura recién devorada por unos segundos, para luego hacerlo en sus alrededores. Su vista era oscura, pero podía ver las luces que emanaban del cuerpo de los cuatro hombres que tenía a su derecha. Habían dos que le llamaban la atención, por lo que se acercó a cuatro patas mientras se fijaba en cada color que presentaban los otros dos los ignoró. Uno poseía un alma grande, de color amarillo y el otro un alma menos grande que el primero de color azul.

El color azul le recordó al dragón, el dragón le recordó su pequeño hogar, su hogar le recordó las personas que atesoraba, las persona que atesoraba no estaban, sustituyéndolas por odio e ira hacia el color azul. Ekret, enojado, emite un temible rugido bestial que resuena en toda la extensa sala, incendiándose mucho más en la zona de la cabeza. Todos quedaron atemorizados ante la criatura incandescente. Agho y Egyt quedaron aturdidos por el rugido, cayendo ambos de rodillas mientras se sostenían con sus manos. Gerfrib retrocede rápidamente a causa de una gran garra que iba a aplastarlo. Sobrevivió al fugaz ataque, pero costándole más de la mitad de su brazo izquierdo. La fuerza ejercida hace que sea expulsado hacia atrás, rodando unos metros, sosteniendo y apretando su herida sin ningún grave gesto de dolor. Todos los demás mantuvieron distancia de Ekret.

Gerfrib se levanta sosteniendo con fuerza su herida que no paraba de desangrar. Mirando con furia a la criatura enfrente de él, le apunta con la mano abierta.

- [TIRHIL CHAINS]!!! #Gerfrib

Alrededor de Ekret, a unos metros cerca de él, comenzaron a formarse seis cuadrados con bordes morados y dentro de los bordes habían símbolos de maná. Después de esto, en el fondo de los cuadrados, salieron tres cadenas del mismo color en cada uno en dirección al ser oscuro. Cada tres cadenas se envolvieron y amarraron fuertemente los brazos, piernas, cuello y cola de este. Las llamas rojas y negras de todo su cuerpo comenzaban a apagarse. Ekret no hizo ningún movimiento.

El Guardián de Las TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora